🌱Capítulo 16|Siento exactamente lo mismo que tú🌱

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18+🔥

✴️POV ANASTASIA✴️

Christian no era de ese tipo de hombres que decían cosas que no sentían sólo por el hecho de conseguir echar un polvo; él podía tener a quien quisiera. Su frenesí, su miedo, su sinceridad, me conmovieron; incluso me observó con una intensidad tan ardiente que el corazón se me detuvo. Sentí una oleada de placer ascender por mi pecho y una de abrazarlo incontrolable.

—Yo siento exactamente lo mismo, me tienes atrapada. —No sé cómo lo has hecho, pero te has metido dentro de mí de un modo inexplicable.

Supe entonces, cuando hablé, que él estaba tratando de procesar mis palabras y las suyas, y que, al igual que yo, no sabía qué hacer con lo que
sentíamos. Empezamos a desvestirnos descontrolados, en una carrera por apaciguar nuestras ansias. Cuando estuvimos desnudos, admiré su perfecto cuerpo resiguiendo con la vista toda su fornida musculatura; se veía ancho y varonil en toda su extensión, indestructible. Me mordí los labios, deseándolo.

Christian era de una belleza sorprendente... sus ojos grisáceos refulgían tormentosos; su pelo, peinado hacia atrás, lo hacía parecer soberbio y sombrío; su aspecto me había cautivado desde la primera vez que lo vi, aunque había querido disimular mi atracción tras mi cólera, pero lo cierto era que ese día mi cerebro había dejado de funcionar al verlo.

Mi pecho vibró con una larga y profunda inhalación

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Mi pecho vibró con una larga y profunda inhalación. Cielo santo, me volvía loca su vigor.

—¿Quieres esto?

Agarró su polla y se la acarició como había hecho la primera vez que estuvimos juntos, enseñándomela; era tan sexy verlo hacer alarde de sus atributos que mi sexo pulsó ansioso por tenerlo dentro de mí.

—Dios, Christian.

Sus férreos abdominales se tensaron cuando se movió para acercarse; cada músculo de su cuerpo estaba repujado de forma ornamental. Las crestas ilíacas descollaron en una uve señalando su voluminosa polla y destacando lo terriblemente excitado que estaba; su verga, hinchada y venosa, se acentuó, derramando una gota de su morbo, que brilló en la punta. Aquella visión provocó en mí una lujuria casi animal, que pulsaba entre ambos.

—Joder, qué duro me pones.

Sostuvo su pene con una de sus vastas manos y con la otra me elevó hasta situarme sobre su lanza; sin dejar de mirarme a los ojos, me enterró en él, bien profundo, hasta que mi carne abrazó por completo toda su longitud.

—Eres hermosa -me dijo al tiempo que empezaba a caminar conmigo a cuestas-,—voy a follarte como te lo mereces; -hurgó con la lengua en mi boca sin dejar de tenerme atravesada con su sexo. Finalmente se apartó y, tirando de mi labio inferior, me informó-: —en tu cama.

* * *

Me había follado incansablemente y, tras el orgasmo, me sentía extenuada, pero Christian parecía no tener fin. Me movió a su antojo, acomodándome boca abajo; yo no poseía la suficiente fuerza como para moverme por mí misma; no me podía creer que aún estuviera tan entero cuando yo estaba hecha una babosa inconsciente. Sentí entonces cómo deslizaba la punta de su polla una y otra vez entre mi coño, esparciendo su esperma.

¿Tú? - Lo que nunca imaginé《Christian y Ana》Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora