🌱Capitulo 45|Tomando el Control🌱

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✴️POV CHRISTIAN✴️

Tras ducharnos, nos fuimos para casa. La noche se había vuelto rara, y el ánimo entre nosotros también. Ana me había rogado que me calmara y no actuase apresuradamente, y accedí a regañadientes. Cuando llegamos, pasamos por el dormitorio de Phoe para arroparla; encontramos a Tobby durmiendo junto a su cama. Ana le dio un beso en la frente, luego acarició al perro y se fue directamente a nuestra habitación; cuando regresé, la encontré cambiada, con ropa de cama, y la insté a que se acostara.

—Trabajaré un rato desde mi despacho; duerme, no tardaré.

—Christian, lamento haber arruinado la noche tan perfecta que habías creado; no era mi
intención hacerlo.

—Shh... tú no has arruinado nada. -La besé. —Descansa, cariño, tengo trabajo.

—No tardes.

Cuando estaba saliendo del dormitorio, mi teléfono vibró, era una llamada de Taylor.

—Lo tenemos, tenemos a la rata del fracking. Hemos encontrado, entre los archivos encriptados, los algoritmos de las transacciones.

—Yaaaa, dime ya quién es, deja la intriga de una vez.

—Lo lamento, pero... es tu hermano, y el de Pennsylvania no es el único pozo que está operando; te lo enviaré todo a tu correo electrónico.

Salí desbocado de mi casa tras leer lo que me había enviado mi jefe de seguridad; quería arrancarle las entrañas a Jack. Sin importarme la hora que fuese, llegué a su apartamento y empecé a golpear la puerta de forma frenética.

—Christian, ¿qué pasa? —preguntó mi cuñada al abrirme.

La hice a un lado y entré buscando a la hiena. Juro por Dios que en ese momento estaba tan encolerizado que no me importaba que él fuese de mi familia. Lo busqué en todas las habitaciones, pero el muy hijo de puta no estaba.

—Christian, por favor, ¿qué es lo que pasa? Despertarás a Mathew. —La voz de Sarah salió como un ruego y entonces comprendí lo inapropiado de mi comportamiento; mi sobrino y ella no tenían nada que ver. En ese instante miré el rostro de mi cuñada y advertí un moratón en su mandíbula.

—¿Qué te ha ocurrido? -le pregunté al tiempo que la sujetaba por el mentón para observarla con más detenimiento.

—Ah, no es nada: Mathew, jugando, me dio con la cabeza. -Entrecerré los ojos y la miré persistentemente.

—¿Estás segura?

—Sí, por supuesto. -Su nerviosismo era imposible de ocultar.

En aquel instante el gozne de la puerta me advirtió de que alguien llegaba. Miré hacia la entrada y vi que él acababa de entrar. El estupor en su rostro al verme fue imposible de disimular; me acerqué con paso firme.

—¿Te invité a mi casa? No lo creo. -Sus ojos estaban rojos e irritados, y creía saber el porqué: estaba seguro de que había consumido alguna droga, ya que sus pupilas, además, se veían dilatadas.

—¿Qué mierda te estás metiendo?

—Vete al carajo.

—Te quiero bien lejos de mi casa, pedazo de basura -le advertí sabiendo que él entendía muy bien a qué me refería-, —y te quiero lejos de la empresa también. -Estampé contra su pecho las pruebas que lo incriminaban en la estafa del fracking. —A ver cómo haces para sacarme de la compañía.

—Lee lo que acabo de darte y te enterarás. -Pegué mi rostro al suyo. Mi sobrino, en aquel momento, comenzó a llorar y Sarah nos dejó solos.

—Si te vuelves a acercar a Anastasia, te juro por Dios que te arrancaré la cabeza del cuerpo. —También ¡lo giuro per il ricordo di nostro padre!. —Y lo mismo te digo si intentas acercarte a Eloise, aunque no creo que, en verdad, te interese nada de esa niña que dejaste tirada hace tiempo.

¿Tú? - Lo que nunca imaginé《Christian y Ana》Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora