LUHAN
El día siguiente fue un borrón.
Su papá se quejó de que se hubiera comido todo el yogur.
—Yo no me lo comí, se lo di a Matt.
Su papá sólo tenía siete dólares en su billetera, así que eso es lo que le dio. Cuando estuvo listo para llevarlo a casa, él dijo que tenía que ir al baño. Subió al armario del pasillo, encontró tres cepillos de dientes nuevos de marca y los metió en el frente de sus pantalones, junto con un jabón. Donna podría haberlo visto (estaba justo allí en el dormitorio), pero no dijo nada.
Luhan sintió pena por Donna. Su papá nunca se reía de las bromas de nadie excepto las suyas propias.
Cuando su papá lo dejó en su casa, todos los niños pequeños corrieron afuera para verlo.
Él les dio paseos por el barrio en su auto nuevo.
Luhan deseó tener un teléfono para llamar a la policía. "Hay un tipo manejando en torno a Los Flats con un montón de niños pasando el rato en un convertible. Estoy bastante segura de que ninguno de ellos tiene cinturones de seguridad puestos y que él ha estado bebiendo whisky escocés toda la mañana. Oh, y mientras están aquí, hay otro tipo en el patio trasero fumando hachís. En una zona escolar"
Cuando su padre finalmente se fue, Tao no podía dejar de hablar sobre él. Después de unas horas, Ricky les dijo a todos que se pusieran sus abrigos.
—Vamos a ver una película —dijo, mirando directo a Luhan—. Todos.
Luhan y los niños pequeños se subieron a la parte trasera de la camioneta y se acurrucaron contra la cabina, haciéndole muecas al bebé, quien tenía que sentarse adentro. Ricky condujo por la calle de Sehun en la salida del barrio, pero él no estaba fuera, gracias a Dios. Por supuesto, HaYi y su novio neandertal estaban fuera. Luhan ni siquiera trató de agacharse. ¿Cuál era el punto? Kris le silbó.
Estaba nevando en el camino a casa de la película. (Cortocircuito) Ricky condujo lento lo que significó que aún más nieve cayó sobre ellos, pero al menos nadie salió volando de la camioneta.
Oh, pensó Luhan, no estoy fantaseando con ser lanzado de un vehículo en movimiento.
Raro.
Cuando conducían por la casa de Sehun de nuevo en la oscuridad, se preguntó cuál ventana era la suya.
SEHUN
Lamentaba decirlo. No porque no fuera cierto. Lo amaba. Por supuesto que lo hacía. No había otra manera de explicar... todo lo que sentía.
Pero no había tenido intención de decírselo así. Tan pronto. Y por teléfono. Especialmente sabiendo cómo se sentía él sobre Romeo y Julieta.
Estaba esperando que su hermano pequeño se cambiara de ropa. Todos los domingos, se vestían con bonitos pantalones y suéteres, y tenían una cena con sus abuelos. Pero Hansol estaba jugando Súper Mario y no lo apagaría. (Estaba a punto de llegar a la tortuga infinita por primera vez).
—Me voy a adelantar —le gritó Sehun a sus padres—. Nos vemos allí.
Corrió a través del patio porque no tenía ganas de ponerse un abrigo.
La casa de sus abuelos olía a pollo empanizado frito. Su abuela sólo tenía cuatro cenas dominicales en su repertorio —pollo empanizado frito, bistec empanizado frito, carne a la cacerola y picadillo de carne—, pero todas eran buenas.
Su abuelo estaba viendo la televisión en la sala de estar. Sehun se detuvo para darle un medio abrazo, luego fue a la cocina y abrazó a su abuela. Ella era tan pequeña, incluso él se alzaba sobre ella. Todas las mujeres en su familia eran pequeñas, y todos los hombres eran enormes. Sólo su ADN se había perdido el memo. Tal vez los genes coreanos mezclaron todo.
Sin embargo, eso no explicaba la enormidad de Hansol. Se veía como si los genes coreanos lo hubieran saltado por completo. Sus ojos eran marrones y apenas almendrados, con sabor a almendras. Y su cabello era oscuro, pero ni siquiera cerca a negro. Se veía como un gran niño alemán o polaco, cuyos ojos se arrugaban un poco cuando sonreía.
Su abuela se vía nada más que irlandesa. O tal vez él sólo pensaba eso porque todos en la familia de su padre hacían una gran cosa sobre ser irlandés. Recibía una camiseta "Bésame, soy irlandés" cada año por Navidad.
Puso la mesa de sus abuelos sin ser pedido, porque siempre había sido su trabajo. Cuando su mamá llegó, él pasó el rato en la cocina con ella y su abuela, y las escuchó chismosear sobre los vecinos.
—Escuché de Jamie que Sehun va en serio con una de esos niños que vive con Ricky Trout —dijo su abuela.
No debería sorprenderle que su padre ya le hubiera dicho a su abuela. Nunca podía mantener un secreto.
—Todo el mundo habla de su novio —dijo su mamá—, a excepción de él.
—Oí que es un pelirrojo —dijo su abuela.
Fingió leer el periódico.
—No deberías escuchar chismes, abuela.
—Bueno, no tendría que hacerlo —dijo su abuela—, si tú sólo nos lo presentaras.
Él puso los ojos en blanco, lo que le hizo pensar en Luhan. Lo que casi le hizo tener ganas de hablarles de él, sólo para que tuviera una razón para decir su nombre.
—Bueno, mi corazón está con cualquier niño viviendo en esa casa —dijo su abuela—. Ese chico Trout nunca ha sido bueno. Destrozó nuestro buzón de correo mientras tu padre estaba en el servicio. Sé que fue él porque era el único en el vecindario con una camioneta
El Camino. Se crió en esa pequeña casa, ya sabes, hasta que sus padres se mudaron a algún lugar aún más provinciano que aquí. Wyoming, creo que fue. Probablemente se mudaron para alejarse de él.
—Shhhh —dijo su mamá. La abuela era un poco mordaz para el gusto de su madre a veces.
—Pensamos que él también se había mudado al oeste —dijo ella—, pero ahora está de vuelva con una esposa mayor que parece una estrella de cine y una casa llena de hijastros pelirrojos. Gil le dijo a tu abuelo que también tienen un gran perro viejo viviendo allí. Yo nunca...
Sehun sintió que debería defender a Luhan. Pero no estaba seguro de cómo hacerlo.
—No me sorprende que tengas una cosa por los pelirrojos —dijo su abuela—. Tu abuelo estaba enamorado de una pelirroja. Por suerte para mí, ella no tendría nada que ver con él.
¿Qué diría su abuela si le presentaba a Luhan? ¿Qué dirían los vecinos?
¿Y qué diría su madre?
Observó a su madre machacando patatas con un pisa-puré tan grande como su brazo. Llevaba unos vaqueros desteñidos y un suéter rosa con cuello en V, y botas de cuero con flecos. Había un dije de un ángel de oro colgando de su cuello, y cruces de oro colgaban de sus orejas. Ella sería la chica más popular en el autobús. No podía imaginársela viviendo en cualquier lugar excepto aquí.
LUHAN
Nunca le había mentido a su madre. No sobre algo importante, de todos modos. Pero la noche del domingo, mientras Ricky estaba en el bar, Luhan le dijo a su mamá que podía ir a la casa de una amiga después de la escuela al día siguiente.
—¿Quién es? —preguntó su mamá.
—HaYi —dijo Luhan. Fue el primer nombre en el que pensó—. Vive en el vecindario.
Su madre estaba distraída. Ricky estaba tarde, y su bistec estaba resecándose en el horno.
Si lo sacaba, él estaría enojado de que estuviera frío. Pero si lo dejaba dentro, estaría enojado de que estuviera duro.
—De acuerdo —dijo—. Me alegro de que finalmente estés haciendo amigos.