LUHAN
Cuando Luhan llegó a su asiento a la mañana siguiente, Sehun no se levantó para dejarlo entrar. Él sólo se hizo a un lado. Parecía como si no quisiera mirarlo; le entrego algunos cómics, y luego se alejó.
Kris estaba siendo realmente ruidoso. Tal vez siempre fue así de ruidoso.
Cuando Sehun estaba sosteniendo su mano, Luhan ni siquiera podía oír sus propios pensamientos.
Todos en el fondo del autobús estaban cantando el himno de batalla de Nebraska. Había algún gran juego por venir este fin de semana, contra Oklahoma, Oregón o algo así. El Sr. Stessman les estaba dando crédito adicional durante toda la semana por ir vestidos de rojo. No pensarías que el Sr. Stessman estaría propenso a toda esta basura del Husker pero parecía que nadie era inmune.
Excepto Sehun.
Sehun hoy lleva una camiseta de U2 con la foto de un pequeño niño en el pecho. Luhan había estado despierto toda la noche pensando en cómo probablemente había terminado con él, y ahora sólo quería sacarse a sí mismo de la miseria.
Luhan le haló el borde de la manga.
—¿Sí? —dijo Sehun en voz baja.
—¿Ya no estás interesado en mí? —preguntó. Esto no salió como una broma. Porque no lo era.
Él negó con la cabeza, pero miró por la ventana.
—¿Estás enojado conmigo? —preguntó.
Los dedos de Sehun estaban cruzados débilmente en su regazo, como si estuviera pensando en rezar.
—Algo así
—Lo siento —dijo él.
—Ni siquiera sabes por qué estoy molesto.
—Aun así lo siento.
Él lo miró y sonrió un poco.
—¿Quieres saberlo? —preguntó.
—No
—¿Por qué no?
—Porque probablemente sea por algo que no puedo evitar.
—¿Cómo qué? —preguntó él.
—Como ser extraño —dijo—. O... por hiperventilar en tu sala de estar.
—Siento como que en parte eso fue mi culpa.
—Lo siento —dijo él.
—Luhan, detente, escucha, estoy enojado porque siento como que decidiste salir de mi casa tan pronto como entraste, tal vez incluso antes de eso.
—Sentí como que no debería estar allí —le dijo.
Él no lo dijo lo suficientemente fuerte como para ser escuchado por encima de los bichos raros en la parte de atrás. (En serio. Sus cantos eran aún peor que los gritos).
—Sentí como que no me querías allí —dijo Luhan, un poco más alto.
Por la forma en que Sehun lo miró y después se mordió el labio inferior, él supo que por lo menos estaba un poquito en lo cierto.
Había querido estar equivocado.
Había querido que él le dijera que sí lo quería en su casa, que lo deseaba de regreso y que volverían a intentarlo.
Sehun dijo algo, pero no podía oírlo, porque ahora los niños en la parte trasera estaban cantando. Kris estaba de pie en la parte trasera del pasillo, ondeando sus brazos de gorila como un director de orquesta.
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