Capítulo 55

84 11 0
                                    

SEHUN

Ya no tomaba el bus. No tenía por qué. Su mamá le dio el Impala cuando su papá le compró a ella un nuevo Taurus...
Ya no tomaba el bus porque hubiese tenido el asiento para él solo.
No es que el Impala no estuviese ya arruinado con recuerdos. Algunas mañanas, si Sehun se levantaba temprano, se sentaba en el estacionamiento con su cabeza en el volante y dejaba que lo que quedara de Luhan lo sobrepasara hasta que se quedaba sin aire. No es que la escuela fuese mucho mejor.
No estaba en su casillero. O en clases. El Sr. Stessman dijo que no tenía sentido leer Macbeth en voz alta sin Luhan.
-Qué pena, mi Señor, que pena -se lamentó.
No se quedaba para la cena. No se recostaba contra él mientras él veía TV.
Sehun pasaba casi todas las noches acostado en su cama porque era el único lugar en el que Luhan no había estado. Se acostaba en su cama y nunca encendía la radio.

LUHAN

Él ya no tomaba el bus. Iba a la escuela con su tío. Le hacía ir, incluso aunque quedaban solo cuatro semanas, todo el mundo ya estaba estudiando para los finales.
No había ningún chico asiático en la nueva escuela.
Cuando su tío fue a Omaha, le dijo que no tenía que ir. Se fue por tres días, y cuando volvió, trajo la bolsa negra del clóset de su cuarto. Luhan ya tenía nueva ropa. Y una nueva biblioteca y un estéreo portátil. Y media docena de cassettes en blanco.

SEHUN

Luhan no llamó esa primera noche.
No dijo que lo iba a hacer, ahora que pensaba sobre ello. No dijo tampoco que escribiría, pero Sehun pensó que iba a hacerlo sin decirlo. Pensó que estaba dado por hecho. Después de que Luhan salió de la camioneta, Sehun esperó en frente de la casa de su tío.
Se supone que tenía que alejarse justo cuando la puerta se abriera, tan pronto cómo estuviese claro que había alguien en casa. Pero no podía simplemente irse.
Él vio a la mujer que salió de la casa dándole a Luhan un gran abrazo, y luego la puerta se cerró. Y luego esperó, sólo en caso de que Luhan cambiara de parecer.
Sólo en caso de que él decidiera que después de todo él podía entrar.
La puerta se mantuvo cerrada. Sehun recordó su promesa y se alejó. Mientras más pronto llegue a casa -pensó- más pronto escucharé de él.
Le envió una postal a Luhan de su primera parada en la camioneta.
"Bienvenido a Minnesota, la tierra de los diez mil lagos".
Cuando llegó a casa, su mamá corrió a la puerta a abrazarlo.
-¿Todo bien? -preguntó su papá.
-Sí -dijo Sehun.
-¿Qué tal la camioneta?
-Bien.
Su padre salió para asegurarse.
-Tú -dijo su madre-. Estaba tan preocupada por ti.
-Estoy bien mamá, solo cansado.
-¿Cómo está Luhan? -preguntó ella-. ¿Está bien?
-Eso creo, ¿ha llamado?
-No. Nadie ha llamado.
Tan pronto como su madre lo dejó ir, Sehun fue a su cuarto y escribió una carta para Luhan

LUHAN

Cuando la tía Fei abrió la puerta, Luhan ya estaba llorando.
-Luhan -seguía diciendo la tía Fei-. Oh dios mío, Luhan. ¿Qué estás haciendo aquí?
Luhan trató de decirle que todo estaba bien. Lo cual no era verdad, no hubiese estado allí si todo estuviera bien. Pero nadie había muerto.
-Nadie ha muerto -dijo él.
-Oh dios mío. ¡Yuan! -llamó la tía Fei-. Espera aquí, corazón. Yuan...
Al quedarse solo, Luhan se dio cuenta que no debió haberle dicho a Sehun que se fuera de inmediato. No estaba listo para que él se fuera.
Abrió la puerta del frente. Sehun ya se había ido, miró arriba y abajo en la calle.
Cuando se volteó, su tía y tío estaban en el frente del porche observándolo.
Llamadas. Té de menta. Su tía y tío hablando en la cocina después de que ella se fue a la cama.
-Cinco de ellos.
-Tenemos que sacarlos de allí, Yuan...
-¿Y qué pasa si él no está diciendo la verdad?
Luhan tomó la foto de Sehun de su bolsillo de atrás y la alisó en el colchón. No lucía como él. Octubre estaba ya a toda una vida. Y esta tarde era otra vida. El mundo giraba tan rápido, que no sabía dónde estaba ya.
Su tío le prestó unos pijamas, usaban casi la misma talla, pero Luhan se puso de nuevo la camisa de Sehun tan pronto como salió de la ducha.
Olía como él. Como a su casa, como a popurrí. Como jabón, como a chico, como a felicidad.
Cayó de bruces sobre la cama, con un agujero en el estómago.
Nadie le creería.
Le escribió una carta a su mamá.
Le dijo todo lo que ella quería decir en los últimos seis meses.
Dijo que lo sentía.
Le imploró que pensara en Lian y Tao... y Mei Ling.
Amenazó con llamar a la policía.
Su Tía Fei le dio una estampilla.
-Están en el cajón de los trastos, Luhan, toma tantas como sean necesario.

SEHUN

Cuando se hartó de su cuarto, cuando ya no había nada más en su vida que oliera a vainilla, Sehun caminó a la casa de Luhan.
Algunas veces la camioneta estaba allí, a veces no, algunas veces el Rottwiler estaba dormido en el porche. Pero los juguetes rotos se habían ido, y no había chicos con cabello color rojo fresa jugando en el patio.
Hansol dijo que el hermano menor de Luhan había dejado de ir a la escuela.
-Todo el mundo dice que se fueron. Toda la familia.
-Esas son buenas noticias -dijo su madre-. Tal vez esa madre despertó de esa mala situación, ¿saben? Bien por Luhan.
Sehun solo asintió.
Él se preguntó si sus cartas siquiera habían llegado a donde estaba él.

LUHAN

Había un teléfono rojo en la habitación de invitados. Su dormitorio. Cada vez que sonaba, Luhan se sentía con ganas de contestar y decir: ¿Qué pasa, Comisionado Gordon?
Algunas veces cuando estaba sola en la casa, llevaba el teléfono a su cama y escuchaba el tono.
Practicaba el teléfono de Sehun, sus dedos rozándolos. Algunas veces, después de que el tono se paraba, pretendía que estaba susurrando en su oído.
-¿Alguna vez has tenido novio? -preguntó Dani. Dani estaba en el campamento de teatro, también. Comían el almuerzo juntos, sentándose en el borde del escenario con sus piernas colgando en el foso de la orquesta.
-No -dijo Luhan.
Sehun no era un novio, era un campeón.
Y ellos no iban a romper. O a aburrirse. O a distanciarse (No iban a convertirse en otro estúpido romanticismo de secundaria).
Sólo iban a parar.
Luhan lo había decidido en la parte trasera de la camioneta. Lo había decidido en Albert Lea, Minnesota.
Si no iban a casarse, si no era para siempre, era cuestión de tiempo nada más. Solo iban a parar.
Y no podía soportar la idea de que él le amara menos.

SEHUN

Cuando se enfermó de sí mismo, Sehun fue a su vieja casa. Algunas veces la camioneta estaba allí. Algunas veces no. Algunas veces, Sehun se paraba a la orilla de la acera y odiaba todo lo que la casa representaba.

Wichita Lineman
Glen Campbell

Y ahora llegamos a la mejor canción de amor escrita alguna vez.

Sehun, esperando por una carta. Por una llamada. Por algo.

"Y te necesito más que amarte.
y te quiero por toda la eternidad".

Luhan & Sehun [HunHan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora