Erkencikus: Escenas Canem

CAPITULO CONSOLACIÓN: GOFRES

¡Hola a tod@s! Espero que hayáis tenido un feliz domingo. 🥰

La verdad es que hoy no tenía previsto publicar pero tras los últimos acontecimientos que han pasado y viendo que el fandom estaba muy triste y necesitaba un empujoncito pues he dicho vamos a dárselo.

Sé que esto no nos devolverá a Can pero al menos os dejo un pedacito de él con nosotras para seguir soñando.

Espero que os saque una sonrisa y que lo disfrutéis mucho.

¡A leer y sentir! ¡Os quiero! 🍓🍫

Twitter: @AlexiaRB

Despacho de Can Divit
8.30 de la mañana

Emre entraba como cada mañana por la puerta principal del edificio con su indumentaria preferida: un traje chaqueta, en este caso de un color gris oscuro y su accesorio mejor valorado, su sonrisa. Normalmente fichaba más tarde pero como el viernes quiso marcharse antes a casa dejó pendiente unos contratos que no podían demorarse más.

Al pasar por delante del despacho de su hermano vio que él se le había adelantado, cualquier día le encontraba allí durmiendo en el sofá.

Abrió la puerta que les separaba pegando suavemente en la puerta de cristal.

-- ¿Ya estás aquí? ¿A qué hora has llegado?

Can levantó la vista de unos documentos que estaba ojeando y miró su reloj.

-- Hace como una media hora.

Emre se acercó a él sentándose en una de las sillas que había junto al escritorio principal.

-- ¿Has dormido algo?
-- Sí, pero acabé saliendo al jardín. Me agobiaba estar en la cama. - se reclinó en su sillón intentando descansar su espalda.
-- Ya...- Emre sonrió.- a ti lo que te agobiaba era que Sanem no estaba contigo en la cama.

Can sonrió tirándole lo primero que tuvo más a mano, afortunadamente no fue ninguno de los premios de oro macizo que conservaba con él.

-- Serás... aunque tengo que admitir que tienes razón. Cada vez me cuesta más estar sin ella.

Su hermano echó un vistazo rápido a la zona de las mesas para ver si la veía, desde que empezaron a salir como pareja solían llegar juntos a la oficina antes de que comenzara el caos para así rascar algunos minutos más de intimidad.

-- No veo a la reina de la casa. ¿Dónde está?
-- Ha ido a comprar algo para desayunar. Le apetecía comer gofres.
-- Y como buen novio, ¿no te has ofrecido a ir tú? - preguntó extrañado. Puede que los dos tuvieran caracteres diferentes pero si algo tenían en común era que los dos eran dos perfectos caballeros.

-- Lo he hecho pero ella ha insistido en que quería ir y por experiencia sé que cuando se pone así es mejor dejarla.- cogió el primer bolígrafo que tenía más cerca y empezó a jugar con él.
-- Te estás convirtiendo en un experto en mujeres Aydin. A este paso podrás hacer un documental sobre ellas.
-- Tiempo al tiempo. No te creas que no lo había pensado.

Emre esbozó una sonrisa, la verdad es que le gustaba mucho la relación que existía entre ellos actualmente. Atrás quedaban ya esos malos momentos de desconfianza, rabia y dolor. Ahora, gracias a Sanem, pudieron hacer las paces dándose la oportunidad de empezar desde cero.

No fue fácil para ninguno de los dos pero poco a poco, con paciencia y poniendo mucho de parte de cada uno, pasaron de ser extraños a buenos amigos hasta llegar a poder considerarse de nuevo hermanos.