Era lunes, día de jornada y de mucho calor. Para poder cuidar a Sanem y en contra de los deseos de Deren, Can decidió trabajar en la campaña desde casa. De esa manera no descuidaba a ninguna de las dos partes.
Se encontraba en el salón sentado en la mesa principal clasificando las imágenes que adornarían las vallas publicitarias, cuando sintió que su compañera de convivencia refunfuñaba dejando caer el libro que sostenía contra sus piernas.
Apartó momentáneamente la vista de la pantalla para centrarse en su chica.
‐- ¿Qué te ocurre? ¿Te duele el estómago de nuevo?
‐- No, no es eso. Es que me aburro como una ostra. Me duele hasta la cabeza de tanto leer. - Pinzó ligeramente el puente de su nariz.
Can miró su reloj de pulsera.
‐- Te traeré el analgésico. Ya te toca. - Estaba levantándose de su asiento cuando Sanem se incorporó a toda prisa frenando su avance.
‐- Puedo ir yo tranquilo. No te levantes.
Aunque claro, no calculó la velocidad de reacción de su cuerpo estando en recuperación por lo que se tambaleó.
Can acudió enseguida en su rescate sosteniéndola por los brazos.
‐- ¿Seguro que puedes? A mí no me cuesta traértelo.
‐- Quizá me he sobreestimado más de la cuenta. Voy a sentarme.
Con ayuda de su muleta particular, logró recuperar la estabilidad externa e interna.
‐- Quédate aquí un segundo. No tardo.
Cuando Can se hubo marchado hacia la cocina, se recriminó así misma el ser tan tonta e imprudente.
‐- ¡Tienes que ir más despacio! ¡Es que no ves que aún estamos convalecientes!
‐- Lo intento. Pero a veces eres muy cabezota y sé que debo dejarte que lo descubras por ti misma.
Sanem enmudeció sorprendida porque Can la hubiera escuchado adjudicándose la crítica hacia él.
‐- No pasa nada. Estoy bien en serio. Me cuidas muy bien. - Cogió de su mano la pastilla y el vaso de agua.
‐- Tómatelo. Te hará sentir mejor. - Colocó su mano sobre la frente de Sanem para tomarle la temperatura.
‐- La fiebre parece haber remitido. Es una buena noticia. - Se acuclilló sonriente a su lado.
‐- Sí... eso creo yo también...- Su mente no pudo expresar nada más elaborado porque estaba absorta observando los rasgos faciales tan masculinos y bellos que tenía ante ella.
"Su barba tiene esa tonalidad rojiza que me engancha... además no pincha, hace cosquillas". - Una sonrisa tonta se dibujó en sus mejillas.
"Mira qué labios tan gorditos... dan ganas de comérselos por dios". - Instintivamente tragó saliva mientras humedecía su boca.
"¿Y qué me dices de esos ojos tan bonitos y expresivos? Estaría horas mirándole. Ahora que me fijo... parecen casi dorados, como si unas abejas los hubiesen cubierto de miel. Oh, es que es tan perfecto".
‐- Sanem, ¿te encuentras bien? Tienes la cara roja. - Alargó su mano hasta tocar su mejilla, gesto que la devolvió a la realidad más nerviosa de lo habitual.
‐- Sí, sí, sí. Estoy bien. Creo que voy a darme ducha a ver si me refresco un poco.
La mirada de Can reflejó preocupación.
‐- ¿Estás segura?
Se puso en pie a su lado para intentar disuadirla.
‐- Sí. Tranquilo. Estoy bien. De verdad.
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Erkencikus: Escenas Canem
Hayran KurguMi última obsesión se llama Erkenci kus o Pájaro Soñador si eres de España. Quiero compartir con vosotros algunas escenas de nuestra pareja protagonista favorita. Can & Sanem. Son momentos que nos hubiera gustado ver en la serie tal como siempre l...