1 Mini escena: LAVADORA
Can se encontraba sentado en el sofá con las piernas estiradas encima de la mesa sosteniendo el portátil sobre ellas. Como aquella mañana habían llegado muy pronto a la oficina Sanem le propuso que salieran antes y aprovechar más tiempo en casa, relajados... lejos de miradas indiscretas.
Al llegar lo primero que hicieron fue desvestirse y ponerse ropa cómoda, siendo este uno de los momentos favoritos de Sanem: Desabrocharse el apretado sujetador o quitarse esos ajustados zapatos nuevos. ¡Qué placer sentir la frialdad del suelo calmando el cansancio acumulado! Es una sensación de alivio única que solamente otra mujer puede entender.
Ella no lo sabía pero ese era también uno de los momentos preferidos de Can, ¿razón?... Escuchar gemir a su chica de placer de dos a tres veces diarias y casi siempre a la misma hora. Era su regalo de bienvenida cada tarde.
Sanem le observaba desde la distancia, algo angustiada y nerviosa. No sabía cómo iba a reaccionar ante lo que había hecho. Seguramente se enfadaría... mucho....
Se acercó a él intentando aparentar normalidad.
-- Hola amor mío. ¿Quieres que te prepare una taza de té con esas galletas que tanto te gustan? O quizá prefieres que te dé un masaje en la espalda y así te relajas. Uff qué de tensión... estás duro como una piedra... - sus manos apretaban con toda la fuerza que podían la zona de sus hombros para ver si eso ayudaba a aplacarle.
Can la miró de reojo, sabía que estaba ocultando algo pero prefirió seguirle el juego.
-- Podrías darme un masaje desnudo en la cama. Se te da muy bien y... de esa manera podría disfrutar yo también de las vistas.
Teniendo ante sí una propuesta de semejante envergadura, el trabajo, las campañas o cualquier cosa que se le planteara perdían su valor por lo que el ordenador pasó a estar en un discreto segundo plano en el sillón de al lado.
Una sonrisa tímida y algo vergonzosa hizo acto de presencia en Sanem. Normalmente cuando se dan masajes o están desnudos los dos o en ropa interior.
-- ¿Quieres ese tipo de masaje? Niño travieso...
-- Por qué no. Emre no está en casa y creo que he hecho méritos para merecerlo - Echó la cabeza hacia atrás apoyándose en el respaldo del sofá para que su chica le besara en la boca.
-- Vale... entonces... te espero en la habitación. Voy a ir preparándolo todo. - la mente de Sanem olvidó totalmente la razón por la que había ido hasta allí pasando a estar en una nube.
Al verla corretear por delante suya Can se mordió ligeramente el labio inferior.
Sanem por su parte entró bastante eufórica al baño principal que era el que pertenecía al dormitorio de ambos, y sí he dicho a ambos. Allí guardaban los geles de baño, los aceites de masaje... los geles de placer... más alguna que otra adquisición reciente.
Sostenía entre sus manos los dos sabores que más le gustaban fresa y chocolate. Nunca podía decidir por cual decantarse.
-- Cariño, ¿pusiste la lavadora esta mañana? - se oyó a lo lejos.
Su subconsciente la traicionó y simplemente respondió.
-- ¡Sí! - gritó alto para que la escuchara. Le bastó medio segundo para darse cuenta del lío tan enorme en que estaba a punto de adentrarse. Una señal de alarma empezó a sonar dentro de su cabeza como una sirena de policía.
"Piensa algo creíble, piensa algo creíble." - se repetía así misma mientras intentaba no entrar en pánico.
-- ¡Sanem! ¡Ven aquí por favor!

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Erkencikus: Escenas Canem
FanfictionMi última obsesión se llama Erkenci kus o Pájaro Soñador si eres de España. Quiero compartir con vosotros algunas escenas de nuestra pareja protagonista favorita. Can & Sanem. Son momentos que nos hubiera gustado ver en la serie tal como siempre l...