Queridas/os lectoras/es:
Lo primero: Pido perdón por la tardanza. Sé que lo lleváis esperando mucho tiempo pero os prometo que os lo estoy dando en cuanto ha salido del horno calentito.
Lo segundo: Quiero confesaros que escribir esta parte ha sido todo un reto para mí, puesto que esto se sale de mi zona de confort. Es la 1 vez que lo hago y espero estar a la altura de vuestras expectativas.
He sudado sangre para terminarlo pero debo reconocer que he disfrutado mucho con Caperucita. He aprendido mucho con ella.
Espero que la disfrutéis tanto o más que yo así que sin mas preámbulos... ¡A leer! y ¡A sentir!
Me pongo súper feliz con vuestros comentarios. ¡Os espero allí!
Un abrazo muy grande.
@AlexiaRB Ragnar.
ASCENSIÓN
-- ¿Sabes qué me gustaría hacer ahora?
-- ¿El qué?
Su rostro dejó salir la ilusión de una niña ante una aventura nueva e increíble.
-- Tocar este maravilloso y perfecto cuerpo que tienes. - A medida que avanzaban sus palabras, iba trazando una línea recta con la punta de sus dedos. - Besarlo...- El estómago de Sanem se encogió de golpe. Sentir la respiración de Can en su cuello hacía que temblara sin control. - Morderlo...- Dejó un pequeño beso en él para después apretar los dientes con sutileza.
-- Can...- su respiración empezaba a ser errática.
-- ¿Quieres que pare?
Primera parada de seguridad.
Aquella pregunta embriagaba erotismo en cada sílaba.
Su cuerpo... ya tiempo enardecido, suplicaba por ella.
-- No... - expulsó sin filtrar ni sopesar la respuesta.
Can acudió a la altura de su rostro.
-- Relájate y disfruta. - Efímero, besó sus labios fijando su mirada ámbar sobre ella.- Quiero que mi nombre se quiebre en tus labios.
-- Sólo contigo.
Una sonrisa ingeniosa marcó el rostro de Can. ¡Cuánto sufrimiento iba a padecer deleitándose con tan exquisito bocado!
De hecho, desde su despertar sexual, había tenido el concepto de que los preliminares representaban una manera muy romántica, visceral y química de intimar con tu pareja.
Pero esto no se cumple en el cien por cien de los casos. La verdadera alquimia surge cuando se fusionan dos almas gemelas. Cuando has encontrado a esa persona que hace que hasta del día más lluvioso y gris, nazca un colorido arcoíris.
-- Túmbate boca arriba. - Suavizó su voz hasta convertirla en un almíbar que la envolviera.
Sanem se deslizó hacia abajo dejándose apoyar encima de aquel manto inmaculado.
A su lado, Can se alzaba reclinando la cabeza sobre su brazo flexionado.
Sin perder detalle de cómo la oscilación de aquella esbelta figura se asemejaba al cautivador vuelo de una mariposa, se detuvo en aquellos ojos rasgados que desprendían pudor y curiosidad al unísono.
Acercó su dedo índice a la comisura de esos labios que le arrancaban su lado más primario. Los delineó dándoles forma pausadamente. Sin prisas.
Sintió un cosquilleo en el estómago que fue derramándose por sus arterias traspasándose a su acompañante quien, sin poder resistirse, besó con apego la yema de su dedo.
Poco a poco fue bajando, sintiendo y memorizando cada trozo que pisaba. Cuando llegó a su pecho izquierdo, dibujó líneas imprecisas e inconexas con tal lenidad que casi era imperceptible. Lo suficiente para que a Sanem se le erizara cada partícula de su piel.
Un gemido intranquilo emergió permitiendo a Can idear un plan para sosegarla.
-- ¿Confías en mí? - Jugaba con los mechones que acompañaban su rostro.
-- Sí. - No titubeó.
Can se aproximó a su oído, acunándola.
-- Cierra los ojos.
Exhalando despacio el aire que inspiraba, obedeció.
-- ¿Recuerdas cuáles son las cosas que más me gusta hacer?
Beso en la frente.
-- ¿Aparte de besarme?
-- Sí. Aparte de eso. - Sonrió lacónico.
-- Adoras la fotografía.
-- ¿Y qué más?
Beso en la punta de la nariz.
-- Te encanta hacer deporte. - Tragó saliva mojando sus labios. - Boxear y escalar lo que más.
-- ¿Sabes cuáles son las tres montañas más difíciles de escalar?
Beso en la barbilla.
-- Sí. Annapurna, K2 y Nanga Parbat. Las tres pertenecen al continente asiático aunque se encuentran en países diferentes, salvo las dos últimas que están situadas en la misma cordillera.
-- Veo que has hecho los deberes. - Rozó su boca tentador para un segundo después hundirse templado en su cuello inhalando su aroma.
Un sollozo ahogado le alentó a continuar.
-- Me encanta oírte gemir. - Escueto, lamió discretamente la zona donde el perfume cobraba mayor magnitud.
Esa ínfima estocada produjo un hormigueo que ascendía desde sus pies devorándola hasta desaparecer por sus brazos.
Consecuente con sus actos y con el impacto que causarían en ella, sopló aire frío sobre el lugar que acababa de humedecer.
Un súbito calambre provocó que su espalda se separara del lecho sobre el que reposaba.
-- ¿Te ha gustado?
-- Mucho...
El afanado explorador prosiguió el sendero prohibido colándose por el canal que separaba ambos senos.
Avanzó prodigándola de besos. Algunos más húmedos, otros más apacibles que iban arrancando gemidos cada vez más sonoros.
-- Ahora voy a contarte algo que no sabes.
Fue reptando su mano derecha con sosiego, emprendiendo el viaje desde la clavícula hasta aquella oscilante rodilla, palpando cada sección como algo quebradizo, frágil.
Transitando por aquel pecho, apreció cierta dureza.
-- Durante una de mis escapadas necesitaba ponerme a prueba, conocer mis límites, aprender más de mí mismo.- Prosiguió narrando mientras apretaba el pezón contra su aureola.
Se mantuvo unos segundos mientras ejercía movimientos circulares.
Su chica fue reaccionando ante cada estímulo que recibía olvidando cualquier sentimiento negativo.
-- A lo largo de casi doce meses me propuse enfrentarme a uno de los mayores retos que existen. Encumbrar a ese gigante que presumía de ser imbatible. - Apretando y aflojando sus dedos, repasó su costado, su cadera... su muslo... hasta llegar a masajear la parte más interna de ellos.
Los músculos de Sanem mutaron en piedra al percibirle tan cercano de su lugar más íntimo.
-- ¿Y... lo conseguiste? - Preguntó atropelladamente.
Una sensación calorífica desmedida estaba poseyéndola. No se reconocía. Sus piernas no podían quedarse quietas.
Can arrimó su rostro a ella sentenciando enardecedor:
-- Dame tu lengua. - Ya no podía ocultar sus ganas de ella, del clamor causado por sus caricias.
Buscar la estimulación de su pareja había disparado su libido hasta un grado que no había experimentado nunca rebasando fronteras que suponían una grata sorpresa para él.
Esa frase, tan simple y sin embargo albergaba tanto poder...
Un tórrido escalofrío convulsionó su columna.
Ganando terreno a aquello que la paralizaba, fue exponiendo la punta poco a poco por fuera de su boca hasta dejarla completamente expuesta.
Can sonrió abiertamente antes de tomar posesión de su objeto de entretenimiento más travieso.
Regocijándose en lo que se disponía a hacer, sus pulsaciones se aceleraron.
Encerró aquella lengua entre sus labios desplazándose lentamente hacia afuera. No se detuvo hasta que el vacío se interpuso entre ellos extrayendo de ambos un sentido gemido.
Su siguiente movimiento fue demoledor.
Invadió aquella boca con frenesí explorando cada rincón, instigándola a seguir luchando contra él, enredándose en un beso visceral y desenfrenado.
-- Eso lo descubrirás a su debido tiempo. - Manifestó con respiración irregular apoyando su frente contra ella.
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Erkencikus: Escenas Canem
FanfictionMi última obsesión se llama Erkenci kus o Pájaro Soñador si eres de España. Quiero compartir con vosotros algunas escenas de nuestra pareja protagonista favorita. Can & Sanem. Son momentos que nos hubiera gustado ver en la serie tal como siempre l...