Quien tiene paciencia, obtendrá lo que desea. - Benjamin Franklin.
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Melanie repasaba su atuendo frente al espejo de la academia. Quedaba quince minutos para que iniciase la primera clase de la temporada y pararse frente a sus alumnos la animaba de sobremanera. Elevó unos centímetros el dobladillo de su camiseta de tirantes y observó la pequeña marca que aún se marcaba, un poco más abajo del ombligo. Irremediablemente memoró el encuentro con el desconocido y como de manera rastrera se había robado sus bragas. Gruñó enfadada, volviendo a cubrir la pequeña marca para a continuación, revisar el pequeño pañuelo que había anudado a su cuello para cubrir aquel otro bocado que el hombre la había dado. Tal y como Dorian hubiese hecho. Es más, seguía pensando y estaba casi convencida de que había sido él. Pero eso era imposible... ¿O no?
Jhonny accedió a la sala y sonrió al ver como su amiga y compañera, hacía un profundo escrutinio sobre su imagen. En este último mes la había conocido tanto que era capaz de imaginar la batalla mental en la que en aquellos mismos momentos se debatía. Pasó tras ella como un ángel, en total y absoluto silencio. Al llegar al final de la sala, rebuscó el CD de música que iba a necesitar para su clase, la cual se iba a desarrollar en una sala contigua y lo agarró con decisión. Ella se posicionó a su lado, le quitó el disco de las manos y le dio la vuelta para ver el listado de canciones.
—¿Se puede saber dónde te metiste la otra noche? —preguntó resultona.
—Estuve allí. Te marchaste antes que yo —afirmó sereno.
—Lo sé. Vi tu moto cuando me marchaba — Él ignoró la mirada intimidatoria a la que estaba expuesto y ella prosiguió —. Te estuve buscando antes de irme. ¿Dónde estabas?
Jhonny recuperó el CD, evitando responder su pregunta. ¿Cómo le explicaba lo que había pasado sin que lo tomara por loco? Era imposible. Se movió nervioso por la sala y Melanie correteó a su lado, con mirada inquisidora.
—¡Vamos Jhonny! ¿Qué fue lo que paso?
—Es mejor que no lo sepas... —admitió sacudiendo la cabeza para eliminar las imágenes que se agolpaban de nuevo en su cabeza.
—Me conoces, no parare hasta que me lo cuentes. ¿Qué hiciste tan malo para querer ocultarlo? ¿Te emborrachaste? —preguntó divertida — ¿Te pillaron robando? ¿Viendo algo que no debías?
—¡No! ¿Robar? ¡No me jodas, Melanie!
—Esta bien, si no me lo cuentas tú, tendré que hablar con Kiara...
—Tuve sexo en el almacén —gruñó entre dientes para hacerla callar.
—¡¿Qué?! —preguntó absorta.
—Hice uso del arco y la flecha, en el lugar que no debía —puntualizó haciendo referencia al alias con el que le llamaban en repetidas ocasiones Kiara y ella —. Fueron los treinta minutos más intensos de mi vida.
—Vale, debo admitir que me esperaba cualquier cosa menos esa. Tú, el gran Jhonny, el que nunca rompe las reglas, tuviste tu mejor sesión de sexo en el evento de mi mejor amiga. ¡Vaya! —exclamó con evidente ilusión — ¡Qué descubrimiento!
—No te regodees, Melanie.
—¿Y con quién? — Jhonny negó molesto — ¿La conozco?
—No. No creo.
—¿Entonces por qué no me lo quieres contar?
—¡Joder! Porque ni yo mismo lo sé. Me embaucó. Nos enrollamos en el almacén y cada vez que la pregunté su nombre, ella se limitó a sonreír. En esa media hora, no me lo indicó y... ¡Fui un imbécil! Permití que se marchara sin decírmelo. Quise salir tras ella para obtener algún dato o la manera de volver a localizarla, pero cuando me adecenté y salí, ella se había esfumado. Había desaparecido como un maldito fantasma. La busqué, me metí entre toda esa gente, aún con la ansiedad que eso me generaba y no la encontré.
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Bailando con el perdón | Erótica + 18 | Parte 2/4 Completa ✅
Roman d'amourMelanie decide reconducir su vida y olvidarse de Dorian Moore que ha huido tras confesarle su amor. Sin embargo, el abogado se encuentra en una encrucijada difícil de aceptar... Semanas sin verse, semanas evitando el fortuito encuentro hasta que i...