Cuando la confianza es alta, la comunicación es fácil, instantánea y efectiva. - Stephen R. Covey.
***
Melanie se extrañó cuando entraron en la calle principal donde tenían sus viviendas para instantes después, estacionar el Jaguar en la misma puerta del garaje. Rápidamente lucubró. Ella se había duchado y cambiado de ropa en el centro, pero Dorian aún portaba esas mallas, que lejos de disimular hacia que se le marcase cada musculo del cuerpo, por lo que, seguramente querría asearse y cambiarse de ropa, pensó. Ambos salieron y él inmediatamente la cogió de la mano. Algo que, aunque era usual cuando se veían, ahora tomaba otro significado.
—Si quieres puedo esperarte en mi casa —murmuró ella viendo que la dirigía a la suya.
—No. No tardaré mucho, lo prometo.
Dorian accedió al interior y rápidamente se dirigió al panel que tenía a escasos metros para apagar la alarma y evitar que de un momento a otro comenzase a sonar. Soltó las llaves en el mueble más cercano y se perdió observando a Melanie. Ella había vuelto a detenerse en el cuadro que había llamado su atención la primera vez que entró, el de Los Lagos de Plitvice, en Croacia Se aproximó a ella en silencio y evitó abrazarla.
—Apesto, me voy a dar una ducha rápida. Estás en tu casa...
Él guiñó el ojo a la bailarina y trotó a la planta de arriba dispuesto a tardar lo indispensable, pero definitivamente lo que iba a ser una ducha de cinco minutos, se convirtió en una de quince. Pensó en Melanie, en que estaba esperándolo abajo y su pene se alzó reclamando atención.
—¡Joder! Ahora no —jadeó esperando a que volviese a la normalidad, pero no sólo no lo hizo, si no que se puso mucho más duro.
Dorian bufó molesto y enfadado con aquella parte de su anatomía que no parecía darle tregua y finalmente tuvo que optar por la manera más factible para remitir el calentón que le abrasaba. Cerró la mano derecha contra su pene y comenzó a masturbarse a conciencia. Para nada quería que Melanie pensara que la había llevado a su casa para tener sexo. La había llevado para cenar y tener una agradable conversación, bueno y quizá darse unos cuantos arrumacos antes de que se marchase. Su hermana Kiara, había sido clara; "Menos follar y más pensar".
Melanie avanzó hasta el salón y se sentó en el sofá. Miró a su alrededor y le llamó la atención la puerta del despacho. Está siempre solía estar cerrada, de hecho tenía sistema de huella, pero hoy estaba abierta de par en par. Tragó saliva al recordar que por su despacho se accedía al sótano y se removió inquieta, expectante... ¡No! Dorian bajaría y se irían a cenar fuera, maquinó. Encendió la televisión, molesta por esa necesidad extraña de entrar en su espacio y entonces se quedó boquiabierta. El sistema entró directamente en la última aplicación abierta, plataforma de visionado en streaming, pero eso no era lo impactante, sino que junto al rótulo de continuar viendo, aparecía su película favorita y una extensa línea roja que llegaba casi al final. La seleccionó, pensando que debía tratarse de otra, pero no. En cuestión de segundos comenzó a emitirse un pequeño tráiler que la llevó a la Antártida con su amado Paul Walker. Anonadada apagó el televisor. ¿Casualidad o no?
Cruzó los brazos y la pierna, mientras movía el pie con nerviosismo. Ya habían pasado diez minutos y Dorian seguía sin aparecer. ¿Cuánto tardaba en ducharse aquel hombre? De pronto, lo imaginó, completamente desnudo, bajo el chorro de la ducha, tocando su cuerpo, enjabonándose y ese pensamiento la hizo emitir un sonido gutural que la hizo reaccionar y brincar del sofá. Se levantó con el único deseo de irrumpir en aquella ducha, pero al pasar por la puerta del despacho, vislumbró la puerta que daba acceso al sótano y se detuvo. Quería echar un vistazo, pero recordaba que quizá eso a Dorian no le hacía gracia, no obstante sus piernas hicieron caso omiso a la razón y cuando quiso darse cuenta estaba frente a la puerta metálica que la llevaba a la planta baja. Intentó empujar pero estaba cerrada. ¡Mierda!
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Bailando con el perdón | Erótica + 18 | Parte 2/4 Completa ✅
RomanceMelanie decide reconducir su vida y olvidarse de Dorian Moore que ha huido tras confesarle su amor. Sin embargo, el abogado se encuentra en una encrucijada difícil de aceptar... Semanas sin verse, semanas evitando el fortuito encuentro hasta que i...