Capítulo 14 - Parte 2/2

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Solo en contadísimas ocasiones encontramos a alguien a quien podamos transmitir nuestro estado de ánimo con exactitud, alguien con quien podamos comunicarnos a la perfección. Es casi todo un milagro, o una suerte inesperada, hallar a esa persona. - Haruki Murakami.

***

En aquel instante, Brida volvió a su posición inicial, se incorporó sobre la piedra caliza y dirigió su impetuosa mano a la erección del hombre. Él gruñó ante el inesperado contacto, lo que llamó la atención de Melanie que intentaba recuperar la respiración acompasada que la acompañaba. La bailarina acopló su mano a la de la fémina y la instó a masturbar a su hombre con movimientos sutiles. Dorian aceptó la caricia camuflada bajo los dedos de su castaña que marcaba el ritmo a la rubia.

—Llévalo al límite, pero no dejes que se corra —ordenó con voz firme.

Dorian apretó los puños ante aquella orden que Brida estaba dispuesta a llevar a cabo, sin ningún impedimento. Notó como colocaba su miembro entre sus firmes tetas y comenzaba a frotarlo entre ellas. A continuación, Melanie se incorporó plantando las rodillas en la dura superficie y buscó su boca para premiarlo con un cadente beso que él aceptó sin problema. Ambas bocas se abrieron, buscando los labios del otro para mordisquearse y disfrutar de su sabor. Acto que, para Brida, la cual conocía las reticencias del hombre para besar, fue totalmente aclaratorio.

Brida no solo lo abocó al abismo en una ocasión, si no que interrumpió su orgasmo hasta en tres ocasiones, lo cual empezaba a exasperarlo. Cuando comenzaba a tensar el cuerpo y a temblar bajo las caricias de las mujeres, ambas se detenían para hacerlo sufrir, porque no, eso ya no era placentero. Dorian estaba sufriendo por la redención que jamás llegaba y que atacaba directamente a sus pelotas, llevándole a un limite infinito que le impedía explotar como quería. ¿A qué mierdas jugaban? Gruñó flagelado y con ímpetu tomó a su mujer de la cadera y la tumbó, dispuesto a terminar con aquello de una buena vez.

—Brida, sujétale las piernas y súbelas hasta que toquen sus pechos. Ofrécemela. Quiero tenerla completamente abierta y disponible para mí.

Ella obedeció. Se colocó detrás de la profesora de baile y tiró de sus piernas hacía atrás, dejándola completamente expuesta a aquel hombre que pensaba follarla sin ningún cuidado. Pensaba ser el salvaje que durante largos minutos ambas habían fraguado. En cuanto la tuvo en la posición requerida, relamió sus labios al contemplar la húmeda vagina a la que pensaba acceder y perderse hasta saciar todo su apetito. Ambos se miraron y con habilidad se enterró en su morbosa que jadeó de placer al recibirlo.

—¡Joder! —masculló al sentir la calidez que lo envolvió — Eres mi perdición.

Melanie, aunque quiso, fue incapaz de decir nada. Los fuertes envites llegaban azotándola y silenciándola, permitiendo que solamente pudiesen escapar de su garganta un conjunto de sonidos guturales. Dorian bombeó con intensidad, hundiéndose hasta el fondo en aquel sexo que Brida le ofrecía en bandeja de plata. Se movió a un ritmo devastador, penetrándola con rudeza, llevándola a ella y a él mismo, al paraíso. Cayó temblando sobre la fémina que lo acunó entre sus brazos, intentando calmar aquellos espasmos de placer causados por el orgasmo hasta ahora retenido.

—Espero que la próxima vez os unáis a mi grupo —dijo Brida cabeceando hacía las personas con las que estaba antes —. Estoy segura de que podemos pasarlo muy bien.

—Gracias Brida —dijo el abogado con voz ronca, todavía abrumado por los retazos del éxtasis —. Lo tendremos en cuenta para la próxima vez.

—Ha sido un placer —susurró mordisqueando la oreja de Melanie que aún yacía bajo el cuerpo masculino —. Disfrutad de la noche.

Bailando con el perdón | Erótica + 18 | Parte 2/4 Completa ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora