Capítulo 22

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La gente puede fingir durante unos días, pero no durante toda una vida. – Anónimo.

***

Ambos llevaban sin saber nada de Enzo y Kiara durante varios días. Varios días en la que los dos ignoraron sus llamadas. Kiara porque estaba demasiado enfadada y Enzo porque no sabía que explicación darle a Dorian. Los dos habían enviado un mensaje a sus respectivos amigos en el cual, ella aseguraba:

"Estoy bien, he regresado a New York. En unos días iré a verte.
Tenemos mucho de lo que hablar."

Y él relataba:

"He recibido la visita de tu hermana.
Con un poco de suerte me odiara para toda la vida.
Ha vuelto a New York. Vigílala."

"No me jodas Enzo. Dime que es lo que ha ocurrido."

"No le ha hecho gracia que metiese el hocico en sus asuntos.
Te llamo en unos días."

Con esa premisa ambos estaban aguardando a que se comunicaran con ellos, porque aunque Dorian había intentado por todos los medios presentarse en la empresa de su hermana, está no había permitido su entrada. Esa mañana, Priscila completamente avergonzada le dijo que debía abandonar la empresa porque Kiara no quería verlo. En ese momento, deseo saltarse su jodida orden, derribar la puerta de su despacho y plantarle cara, pero en su lugar claudico. Se marchó conteniendo la rabia que le envolvía, explotando en el Jaguar, donde golpeó en repetidas ocasiones el volante.

Cuando había transcurrido el plazo de una semana Dorian recibió la llamada de Enzo. Estaba en una reunión con sus empleados, pero poco le importó. Se excusó diciendo que era importante, que debía responder y se encerró en su despacho tras dar la orden de que nadie, absolutamente nadie, le interrumpiera. En ese momento, no había nada más valioso en el mundo que poder hablar con él.

—¡Joder Enzo! —graznó con malestar — ¿Una semana? ¿De verdad no has podido sacar cinco minutos para llamarme antes? ¡No te haces una idea de las horribles noches que estoy pasando! ¿Se puede saber que cojones ocurrió?

—Tranquilízate, Dorian. No te llame antes porque no lo he considerado importante.

—No me jodas. ¿Mi hermana se marcha de New York tras recibir la visita de tu compañero y no lo consideras importante?

—Oye Dorian, a mí tampoco me hizo gracia que tu hermana se presentase aquí a la una de la mañana, mucho menos en la actitud en la que lo hizo. Así que, tranquilízate si pretendes que te cuente algo.

—Vale, te escucho — bufó intentando calmar sus nervios.

—¿Por dónde quieres que empiece?

—Por el principio.

—¿También quieres que te detalle como interrumpió uno de mis mejores polvos o esa parte me la puedo saltar? —suspiró Enzo al otro lado — Mira Dorian, llegó como un miura, no estaba dispuesta a escuchar o tan siquiera entrar en razón. Soporte sus improperios, sus golpes y su desfachatez.

—Joder. ¿Te sacudió?

—No lo sabes tú bien, pero eso es lo de menos... —susurró mientras conmemoraba su dulce y electrizante sabor — Imagino que no has hablado con ella. Dorian, fui duro en mis palabras, le dije lo que jamás querría escuchar, pero esta obcecada en negar lo que creo es más que evidente. La pedí que tomase cartas en el asunto, pero parece ser que está dispuesta a esperar a que pase Navidad.

Dorian chasqueó la lengua con frustración. ¿Cómo podía ser tan terca? Simple y llanamente, era una Moore, para lo bueno y para lo malo. Ese era un defecto que muchos de la familia tenían, incluidos él.

Bailando con el perdón | Erótica + 18 | Parte 2/4 Completa ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora