Capítulo 18 - Parte 2/2

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La sonrisa cuesta menos que la electricidad y da más luz. - Proverbio escocés.

***

¿Vivir juntos? Su corazón martilleo desbocado contra su pecho y los miedos se alzaron de nuevo. Era un gran paso, un paso el cual no estaba segura de poder hacerle frente.

—¿Eso se debe al magnetismo de la luna? —preguntó para ganar unos segundos más.

—Llevo planteándome esta posibilidad varias semanas. Mel, dormimos juntos cada noche, con la única particularidad de que los lunes, miércoles y viernes lo hacemos en tu casa.

—Porque tú te empeñas en colarte cada noche en mi cama.

—Porque eres una testaruda. Porque según tú, debes ventilar, acondicionar la casa y limpiarla hasta que reluzca.

—¡Vamos! Pretendías que solamente pasase por mi casa un día a la semana...

—¿Y?

Dorian la miró expectante. Recordaba perfectamente aquella mañana que Melanie se vistió como alma que lleva al diablo porque según ella tenía que sacar la cena del congelador. Esa mañana, él le confesó que aquello era así porque ella quería, porque era ella la que se empeñaba en salir día sí y día no corriendo de su cama para según ella cumplir con sus obligaciones como inquilina.

—Que eso era imposible. En la nevera hay productos perecederos que...

—¡Sí! ¡Sí! Todo eso ya lo sé porque me lo has repetido como si fuera una lección del colegio. Melanie, quiero que te vengas a vivir conmigo. Quiero que compartamos cama, vestidor, baño y cada estancia de mi casa. Las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana, sin excepciones y días sueltos, en los que te veas en la obligación de huir para hacer lo que quiera que hagas.

Melanie lamió sus labios con nerviosismo. Jamás recordaba que la boca se le secara hasta tal extremo que necesitase intentar salivar de inmediato. Trató de desviar la mirada, pero Dorian atrapó su rostro entre sus manos, impidiendo que sus ojos marrones lo ignorasen.

—Yo... Me encanta estar contigo. Me encanta cuando en la cama pegas tu cuerpo al mío para abrazarme. Me encanta cuando me das un beso en el cuello para desearme las buenas noches o cuando me despiertas con tu boca en mi sexo porque consideras que es lo suficientemente tarde, aunque no lo sea.

—¿Pero...?

—Necesito tener mi espacio propio. Un espacio qué sepa que va a seguir estando ahí cuando lo nuestro no funcione.

—Funcionará. Está funcionando ahora —afirmó con rotundidad y un deje de tristeza.

Dorian quería entender la postura de su novia. Bien sabía Dios que lo intentaba, pero no. No había ningún motivo para que ella siguiese sin confiar en su relación.

—No es eso. Sabes mi situación. Esa casa me la conseguiste tú a un precio increíble y en unas condiciones que difícilmente hallaré de nuevo. Si lo dejo todo, si accedo a marcharme contigo...

Él colocó el índice en sus labios, callándola y comprendiendo finalmente a lo que ella se refería. Melanie se sentía entre la espada y la pared. Si perdía la casa, lo perdía todo.

—Hablaré con Román —sentenció refiriéndose al dueño de la vivienda —. Sabes que te la alquiló exclusivamente por hacerle un favor a mi familia. Estoy seguro de que si en un futuro volvieses a necesitarla él te la cedería en las mismas condiciones actuales. Es un buen tipo y además me consta que está encantado contigo.

—Hagamos un trato. Según me explicaste, él regresaría en fechas señaladas como la Navidad — Dorian asintió —. La competición es a primeros de diciembre, queda un mes y medio... Aguantemos así hasta entonces y si para esa fecha sigues convencido de que es lo que quieres, lo hablaremos, recogeré mis cosas y me marcharé contigo.

Bailando con el perdón | Erótica + 18 | Parte 2/4 Completa ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora