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Kim Namjoon...

Años atrás


Todo había cambiado, ya no era el niño sucio de la calle, el pequeño niño de 7 años que no tenía familia. Ahora era Kim Namjoon, sobrino del Mafioso más poderoso del país.

Le costó demasiado entender el trabajo de su tío y de su padre, al principio le aterraba ver como personas entraban a la mansión acompañados de su padre, luego de varios minutos de silencio gritos desesperados retumbaban por la casa y al final veía salír a su padre se su oficina o del sótano bañado en sangre.

Pero después de todo se acostumbró.

Ya era todo un adolescente, a pesar de sólo tener 14 años aparentaba tener más, por lo general las personas creía que tenía 17 años incluso 18 años, lo que le permitía entrar a lugar prohibidos para menores de edad.

Ya no era aquel niño desnutrido y sucio, su cuerpo cambió, ahora era alto y con buena musculatura gracias al ejercicio que hacía junto a su padre.

Era perfecto, excepto por algo, su punto débil, su perdición y su verdugo.

"Kim Tae-hee"

Esa mujer a la cuál llamaba madre, aunque desde hace un par años ya no la veía de esa manera.

Estaba completamente enamorado de ella, y ¿como no? Tae-hee era la mujer perfecta, su cabello era largo y lacio, de un tono castaño natural, en su rostro abundaba la belleza, sus ojos eran pequeños y color avellana, podría ignotizarte con sólo una mirada. A pesar de tener 33 años aparentaba ser menor, era la mujer perfecta para él, era bondadosa con los demás y siempre se preocupaba por los demás, aunque nadie es perfecto ¿cierto?.

Namjoon al ser alguien que nunca recibió amor, cuando alguien le mostraba un poco de afecto caía rendido a sus pies, ese fué el caso de Tae-hee.

—oh!! Joonie ¿acabas de llegar? — preguntó la mayor mientras besaba ambas mejillas del menor, haciendo que se sonrojará.

Namjoon sintió su cara arder y sus ojitos brillaron al ver el hermoso rostro de Tae-hee, amaba ver esos lindos ojos. Siempre que llegaba de la escuela lo recibía con varios besos en sus mejillas, aunque desde hace algunos semanas algo había cambiado, cuando llegaba sin compañía de su hermano o estaban solos en la mansión, Tae-hee besaba sus labios, era apenas un pequeño roce, pero hacía que su estómago cosquillara.

— mami!! Yo también llegué — la voz de Taehyung lo sacó de su trance, mientras veía como Tae-hee besaba la frente de Su hermano.

— ya lo sé cariño —sonrió mientras acariciaba las mejillas de Taehyung.
— ahora vayan a cambiarse, la comida está servida.

El menor de los tres corrió hacia su habitación, moría de hambre así que debía darse prisa.

Namjoon se quedó junto a Tae-hee, quien veía como Taehyung desaparecía por el pasillo.

– Jonnie ¿conseguiste lo que te
pedí? — preguntó con una sonrisa.

— si, los tengo aquí — tocó su mochila
— pero no entiendo ¿porqué quieres esos papeles? Papá dijo que son importantes y que nadie podía tocarlos ¿nos meteremos en problemas?

Tae-hee se acercó a él y dejó un rápido beso en sus labios, haciendo que Namjoon olvidara hasta donde estaba parado.

— es un secreto de adultos, quizás luego de cuente, recuerda nadie puede saber que me los entregaste, si tú padre pregunta por ellos le dirás que no lo visite ¿de acuerdo? — Namjoon asintió torpemente — buen niño, está noche quiero que llegues a mi habitación, tu padre volverá tarde, aprovecharemos ese tiempo a solas para darte tu recompensa, ahora ve, que la comida se enfría.

Hasta Que La Mafia Nos Separe <NamJin>.  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora