Capítulo 1

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Vale, esto no podía estar pasando. No íbamos a conseguirlo. Bueno, os pongo en contexto, ahora mismo estábamos Sandra y yo delante de todos, con una pared eléctrica defendiéndonos. Mario a unos metros delante de nosotras, con Julia en sus brazos. Detrás de mí y de Sandra estaban Leire y Alex hacían que soplara el viento y que cayeran rayos sobre ellas. Culebra y Lucas agarraban a los niños, para que no les pasara nada. Probablemente ahora no entendáis nada, para ello tengo que remontarme a un año atrás.

Todo empezó un 4 de enero. Me estaba despertando, si, aunque suene a película todo empezó así. Yo siempre he tenido una buena vida, mis padres tenían dinero y siempre he tenido el apoyo de mi madre y de mis hermanos.

Yo, tenía 16 años. Mi pelo, lo tenía bastante largo, y muy liso, me llegaba por la cintura, castaña clara, con ojos verdes, y mi piel no era ni muy oscura ni muy clara, algo intermedio. Era algo delgada, y no era de las muy altas. Tenía las pestañas bastante largas, la nariz pequeña y redondeada, y los labios un poco carnosos, el color natural de mis labios eran rosa fuerte. Mi hermano Alex, tiene un año más que yo, 17. Él era de cabello corto, algo más oscuro que el mío, ojos verde oscuros, siempre ha estado bastante fuerte para su edad, así que se le marcaban mucho los músculos, su piel era un poco más oscura que la mía. La nariz la tenía un poco respingona y los labios también los tenía carnosos. Leire, mi hermana de 14 años, tenía el pelo por los hombros, su pelo si era castaño oscuro, unos ojos verdes muy llamativos y de piel más o menos como la mía. Delgadita y alta. Y la pequeña de todos, Valeria, de 7 años, ella era la más diferente, pero porque es rubia. Pero rubia color oro, tenía un pelo muy bonito. Sus ojos eran verdes también, delgada y, no es porque fuera mi hermana, pero era muy guapa.

Bueno, ahora que ya sabéis como éramos, sigo con la historia. Me duché, me vestí con unos vaqueros de tiro alto, un top de tirantas finas blanco y unas converse. Bajé a desayunar, y allí estaban, en la gran mesa, porque sí, mi familia era muy unida, pero eso no quita que no tengas lujos innecesarios. Leire estaba hablando con mi madre. Alex estaba ayudando a Valeria a desayunar, y ese señor, al cual no quiero llamar papá estaba sentado sin decir nada. Yo me senté junto a mamá y Leire. Empecé a desayunar unas galletas, pero me di cuenta del detalle de que "mi padre" no paró de mirarme en todo el rato que llevaba allí. Le aparté la mirada y llamo a Ricardo, que es como su secretario. Le dijo algo al oído y luego se fueron los dos. Yo por si acaso estaba en alerta, no me fiaba de él. Terminamos de desayunar y Leire subió conmigo a mi cuarto, básicamente porque últimamente le habían pasado unas cosas bastante raras.

Nos sentamos en mi cama y se quitó los guantes que ya llevaba unos días con ellos puestos.


Yo: ¿Qué tal sigues?

Leire: Pues, no lo sé, lo bueno es que no me han preguntado porque llevo guantes, lo malo, pues que no sé qué es lo que me pasa.


Vale, a ver, ¿qué le pasó? Pues, como dije antes, era un 4 de enero, pues en año nuevo, no sé qué hizo que empezó a caer agua de sus manos, pero sin ella mojarse las manos ni nada. Y no poca agua, sino como un grifo. Y bueno, a veces le salían llamas de las manos, pero ella no se quemaba ni nada, todo era muy raro.


Yo: Y si lo que te pasa a ti, ¿me pasa a mí?

Leire: No creo, sino lo hubieras descubierto antes o le pasaría a Alex, ¿no?


Alguien llamó a la puerta. Y mamá detrás de ella habló.


Mamá: Chicas, bajad, hay alguien que quiere veros. Y traeros a Valeria que está en su cuarto.

Yo: Ya vamos.


Ambas salimos de la habitación y fuimos a por Valeria, la cogí en brazos y bajé junto con Leire al salón. Allí, de espaldas a la entrada estaban mamá, "papá" y Alex. Nos pusimos al lado de Alex. Y enfrente de nosotros había un señor con barba, vestido de negro sentado en el sillón.


Y varios hombres más jóvenes que él a su alrededor. ¿De qué iba todo esto? Me pregunté en ese momento.


Padre: Hola niños.

Alex: ¿Quién eres?

Padre: No tengáis miedo, solo venimos a ayudaros.

Yo: ¿Ayudarnos? ¿A qué? – dije desconcertada.

Padre: A controlar – Leire me miró, yo solo le miré un poco nerviosa.

Leire: A controlar ¿el que?

Padre: Venid.


Alex fue el primero en acercarse, luego lo seguí yo de la mano de Leire. Padre le dijo a Leire que se acercara, ella estaba asustada. Él trajo a una niña pequeña, rubia, llevaba también guantes. Ella tocó sin guantes un tenedor que trajo él, se congeló, luego le pidió a Leire que se quitara los guantes y que tocará el tenedor, de pronto el tenedor se empezó a descongelar. Ella se apartó rápidamente.


Padre: ¿Ves?

Leire: ¿Qué has hecho? – dice asustada.

Padre: Yo no lo he hecho. Has sido tú.


Leire se echó para atrás y se puso a mi lado, yo simplemente le pasé un brazo por encima de los hombros. Luego le cogió la mano a Valeria, que acababa de dejarla en el suelo, yo se la iba a quitar, pero Alex me apartó, yo lo miré extrañada y él parecía interesado en lo que estaba pasando, como si ya lo supiera.


Padre: Valeria, tócame.


Valeria le tocó el brazo y cerró los ojos.


Padre: ¿Qué ves?

Valeria: A ti, con muchos niños.


Padre asintió y sonrió, luego me llamó a mí, yo no me acerqué, pero mi padre me dio un empujoncito, yo solo lo miré con desprecio.


Padre: Toca a Nieves – dijo refiriéndose a la niña de antes.


Yo la toqué, y mi mano se empezó a congelar, así que la aparte rápidamente. Me dijo que tocara el tenedor, lo toque y se empezó a congelar. Me pidió lo mismo, pero con Leire, lo repetí, y al tocarle empezó a quemarme, la quité rápidamente. Volví a tocar el tenedor y se descongeló.


Padre: Alex, ven.


Él se acercó. Le dijo que se concentrara y que pensara en el arcoíris. Él lo miró extrañado, pero continuó, cerró los ojos. El hombre se levantó del sillón y fue a la ventana, nos dijo que nos acercáramos, y nosotros le seguimos. En el cielo había un gran arcoíris. Todos nos miramos extrañados.


Padre: Me llaman Padre, y os puedo ayudar a controlar vuestros poderes o vuestros dones, o como queráis llamarlo. Tú Alex, tienes el poder de controlar el tiempo meteorológico y todo lo que tenga que ver con él. Tu T/n, tienes el poder de controlar cualquier poder. Leire, el poder de controlar los cuatro elementos, y Valeria, el poder de ver el mayor deseo de todo el mundo. Si venís conmigo os enseñaré a controlar. Veniros por las buenas o por las malas.


Espera, ¿me estaban diciendo que tenía poderes? ¿Y que nos teníamos que ir con ellos? Esto tenía que ser una broma.


Alex: Chicas iros a la habitación de T/n a preparar las cosas.


O sea, de mi padre lo entendía, pero ¿de mi madre? No había dicho ni una palabra para impedirlo. Y ahora Alex con esto, ¿enserio?


Yo: Alex, pero ¿enserio vas a dejar que papá y mamá nos lleven con ellos?

Alex: Iros arriba.


A ver, era mayor que yo, por mucho que quisiera tenía que hacerle caso, esperaba que supiera lo que estaba haciendo. Nosotras asentimos. Todas subimos a mi habitación, yo solo intentaba tranquilizarlas, era la mayor, ¿qué más podía hacer? De pronto entró Alex corriendo cerrando la puerta con llave.




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1342 palabras.

Holaa. Este es el comienzo de la historia. Espero que no se os haga muy pesado el tener que leer todo hasta llegar al final, después de que haya cosas parecidas a la primera historia.

Si queréis podéis dejarme un comentario de que os a parecido la historia o alguna sugerencia. Si os a gustado podéis dejar una estrella. Gracias por leerme. ❤️

19/10/2022

Los protegidos y tú (Actualizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora