Capítulo 48

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Yo: Sí.

Empezó a escucharse un ruido por fuera de la habitación. Ambos miramos a nuestro alrededor, mientras él quitaba su mano de mi cintura.

Yo: ¿Ese ruido no es del garaje?

Me acerqué a la puerta de metal y pegué mi oreja a ella. Escuché la puerta de un coche cerrarse.

Yo: Ya está Martín, ha venido alguien.

Empecé a dar golpes a la puerta para el que estuviera allí nos abriera la puerta.

Yo: ¡Oye! ¡Estamos aquí! ¡Por favor!

Martín puso una mano en m hombro y mis ojos empezaron a cerrarse.

***

"Abre los ojos" 

"T/n abre los ojos"

"¿T/n?"

Poco a poco abrí los ojos. Cuando aclaré la vista Michelle estaba delante de mi.

Michelle: ¿Estás bien?

Yo: ¿Qué ha pasado?

Michelle: Dice mi hermano que de haber estado tanto tiempo encerrados al final te desmayaste.

Yo: ¿Cómo que me desmaye? – miré a Martín.

Martín: Había poco aire y hacía mucha calor – explicó evitando mi mirada.

Michelle: Aunque, bueno, yo no creo que fuera por el encierro. Sino por haber pasado demasiado tiempo con mi hermano.

Ambos hermanos se miraron y se rieron, aunque Martín un poco más seco que Michelle. Yo aún seguía sin entender nada, pero bueno, supuse que sí habría sido por el calor. Sino, ¿qué más habría sido?

Michelle: Venga, que te llevo a casa.

Yo: No hombre, no te preocupes, me voy yo sola.

Michelle: ¿Cómo te vas a ir tu sola de noche? Que no, que te llevo yo.

¿De noche? ¿Cuanto tiempo había estado desmayada?

Decidí aceptar que me dejara en casa, así que me ayudó a levantarme y salí a la calle. Ella se quedó un momento más adentro y luego salió. Me llevó a casa en su moto, me despedí de ella, aún agradeciéndole que me trajera a casa. Me despedí de ella y entré en casa. Sandra y Alex vinieron disparados hacia mi.

Sandra: ¿Se puede saber dónde estás?

Alex: Que nos tenías muy preocupados.

Yo: Bueno, perdón pero no ha sido mi culpa.

Les expliqué lo que había pasado.

Alex: ¿Y los teléfonos para que están?

Yo: Que no había cobertura. Podéis dejar de reprocharme cosas, que yo no quería faltar. Por cierto, ¿y Culebra?

Se miraron un momento antes de que alguno de los dos hablara.

Sandra: Bueno, es que, tampoco ha venido.

Yo: ¿Y dónde está?

Alex: No nos lo ha dicho. Pero esta bien.

Yo: Bueno, pues nada. Me voy a tomar algo a la cocina.

Ellos no reprocharon y fui a la cocina, mientras me preparaba un chocolate caliente estaba escuchando música en mi mp3. Al terminar, me senté en el balancín del patio. Hacía calor para un chocolate caliente, pero se me antojó. Y mientras tarareaba la canción que estaba sonando en el mp3 me quedé pensando. Hasta que el chocolate se quedó frío. Me asomé para ver que no hubiese nadie y poder usar el poder de Sandra para calentar la taza. 

Los protegidos y tú (Actualizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora