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Estaba dividido. Por un lado, su corazón le imploraba que agarrara a Roxana, tomara un caballo y se marcharan a algún lejano lugar. Podría olvidar el pasado en sus brazos. Vivir una vida tranquila que mereciera la pena junto a ella. Tendrían hijos a los que educarían con ternura y a los que nadie pondría una mano encima jamás. Eso era todo lo que deseaba, compartir el futuro con ella. Pero la realidad era mucho más cruel.

Si huían, estaba convencido de que los buscarían. Ni siquiera podría confiar en que sus primos lo cubrieran. El castigo que les impondrían sería demasiado alto. Y cuando les dieran caza, bueno, prefería no imaginarse lo que estarían dispuestos a hacerle a Roxana para así hacerle daño a él. Para cuando la destrozaran ante sus ojos, tendría que rezar a dioses en los que no creía, porque empezaría su propia tortura. Ni siquiera podría asegurar que lo matasen, les resultaría mucho más útil vivo.

Comprendía que Roxana llevaba la razón en todo aquello. Incluso sus primos la apoyaban. Pero cada vez que la imaginaba siendo follada o azotada por William se le revolvía el estómago y deseaba destrozarlo todo. Se pasó un día entero encerrado en su habitación buscando una alternativa. En todo ese tiempo, Roxana y Drew aprovecharon para perfilar el plan. Fue durante el desayuno del día siguiente cuando Drew le informó que las ideas de Roxana eran cada vez más sólidas. Aunque de nada serviría todo aquello si no colaboraba.

— Sigo buscando una alternativa al espectáculo – dijo tratando de no reflejar la ansiedad en su voz delante de sus primos.

— Piensa que está dispuesta a hacer ese sacrificio para liberarte – le recordó William -. Es cierto que desea vengarse por Beatrice, y que quiere lo mejor para el resto de las doncellas. Pero he visto cómo te mira. Está decidida a ayudarnos en gran parte por ti.

Sabía de sobra lo intensos que eran los sentimientos de Roxana por él, casi tan fuertes como los que él tenía por ella. Sin embargo, prefería recibir una horrible paliza a manos de su padre antes que dejar que la tocaran.

— Quizás podría ofrecerme para que Anthony y los demás jueguen conmigo.

— Desde luego sería digno de ver – bufó Bryce -, y despertaría grandes sospechas. Ya hemos pensado que yo mandaré la carta al Patriarca exigiéndole una orgía como pago por quitarme a una doncella. Casi todo está planificado y tú eres el idiota con más motivos para querer vengarte que está entorpeciendo todo el plan. Mientras tu querida hermana sigue a la espera.

Sus palabras fueron como una patada en las pelotas. Bien sabía lo arriesgado que era para Tabitha permanecer en aquel lugar. Y no es que no le preocupara, simplemente ahora le importaba mucho más Roxana.

— Necesito hablar con ella de nuevo. Tal vez entre los dos se nos ocurra una alternativa.

— Podríamos planificar el juego – sugirió William -. Así sabrías todo lo que va a ocurrir, y tendrías tiempo para mentalizarte.

Se mantuvo inexpresivo, aunque las fosas nasales se le dilataron ligeramente por la furia.

— Me lo pensaré.

— ¿Estás seguro de que confías en ella? – inquirió Drew recostado en su silla.

— Sí, completamente.

— Quiere que les demos a ella y a las demás doncellas las armas.

Patrick frunció el ceño.

— Eso ya lo sé.

— Y además pretende que sean las doncellas las que repartan el vino, con la promesa de que no seremos envenenados.

— Te repito que ya lo sé.

Cuando el amor ciegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora