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Roxana continuaba dormida en sus brazos cuando por fin tomó la decisión que llevaba postergando demasiados años. Tenía que dejar el pasado atrás y construir un futuro adecuado para la próxima generación de Relish. Un futuro en el que ningún hombre violara o maltratara a mujeres o niños. Y para conseguir eso, necesitaba convencer a sus primos de que aquella era la mejor decisión. Y solo había uno de ellos capacitado para ocuparse de la familia, además de Tabitha.

Llamó al despacho de Drew cuando apenas eran las siete de la mañana. No había sido capaz de descansar después del juego en las mazmorras con Roxana. Su mente era un hervidero de actividad. Y hasta que no terminara aquella tarea, no podría relajarse de verdad.

Al entrar, encontró a su primo con un enorme cuaderno de cuentas. Sabía el exhaustivo control económico que llevaba. Anotaba hasta la más mínima compra. E incluso sabía en qué se gastaban el dinero el resto de ellos, aunque técnicamente eso no le incumbiera.

— ¿Qué quieres? – espetó sin alzar la vista de su cuaderno.

— Me gustaría hablar contigo de algo serio. Necesito toda tu atención.

— Entonces tendrás que esperar diez minutos.

— Muy bien.

Cuando se trataba de prioridades, las de Drew siempre estaban claras. Lo dejó repasar su interminable lista de apuntes, realizar sumas, meditar y todo lo que acostumbraba a hacer hasta que quedó satisfecho con el resultado de sus cálculos. Entonces, con la misma minuciosidad guardó sus notas, cerró el cuaderno, lo colocó en el lugar que le correspondía en la mesa, secó la pluma y dejó el tintero en el lado opuesto al cuaderno. De modo que pudo apoyar las manos entrelazadas en la despejada superficie de madera con comodidad.

— Tú dirás.

— Quiero matar al Patriarca y a todos sus esbirros.

Como correspondía al hermano mayor de un desequilibrado mental, como era Bryce, Drew ni se inmutó. Inclinó la cabeza en un vago asentimiento, mientras sus ojos continuaban fijos en su rostro, analizando cada detalle.

— No tengo un plan aún para llevar a cabo dicho objetivo. Pero cuento con el apoyo de Tabitha, que ha demostrado ser muy competente en lo que se refiere a mantener a raya a los viejos que nos controlan. Ha pasado muchos años ganándose la amistad de gran parte de los aliados de la familia. Estarán dispuestos a continuar con las confraternidades y alianzas en caso de que tú y ella asumáis el poder. Yo no sabría ocuparme de los negocios de la familia. La mayoría incluso los desconozco. He decidido que en cuanto nuestros padres estén muertos, te cederé el control absoluto de los Relish. Yo solo seré un ayudante poco útil que acabará en una modesta mansión con una asignación mensual. No os molestaré ni reclamaré nada.

Aguardó pacientemente que Drew asimilara toda aquella información. No había movido ni un músculo mientras lo observaba con una expresión de aparente aburrimiento. Pero sabía de sobra el riesgo que corría contándole todo el plan a uno de los grandes aliados de Anthony.

— Podría contarle todo esto al Patriarca, hacer que te maten y asumir el control de la familia con muchos menos riesgos.

— Aún faltan años hasta que el Patriarca muera, al igual que el resto de sus esbirros. Llevan una vida plagada de placeres y lujos. Y la enfermedad ni les ha acercado. Así que tendrías que continuar obedeciendo sus órdenes por mucho tiempo. Y para cuando lograras tener el control absoluto de las riquezas, estas habrán menguado por los grandes despilfarros que hacen.

Drew se reclinó aún más en la butaca sopesando sus palabras.

— Si el plan sale mal, me quedaré sin nada. Con suerte moriría en el intento por derrocarlos. En el peor de los casos, nos torturarían durante mucho tiempo antes de dejarnos morir.

Cuando el amor ciegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora