Todo estaba preparado. Habían repasado el plan meticulosamente tal cantidad de veces que casi parecía verlo en su cabeza como un horario. Llegarían a la mansión a las siete de la tarde, puntuales para la cena. Ellos saludarían a los invitados, mientras Leonor, Sarah y Diane llevaban las botellas a la cocina. Estaban marcadas con un poco de pintura en las bases para diferenciarlas del resto de Ambrosías. Se sentarían a comer a las nueve, ahí tendrían que relajarse y disimular que estaban ansiosos por el espectáculo. Sobre las nueve, cuando por fin diera comienzo la orgía, aguardarían a que todos entraran en calor por la bebida y no estuvieran excesivamente pendientes de lo que otros les servían. Calculaban que sería sobre las once cuando por fin les exigieran dar el gran espectáculo. Entonces, Evelyn, Leonor y Sarah tomarían las botellas y comenzarían a servir. En cuanto comenzara la distracción, se iniciaría su venganza. El resto, sería la parte sanguinaria que tanto ansiaba, rematar a los que continuaran vivos con las armas.
— Todo saldrá bien – le susurró Roxana a su lado en el carro.
Iba ataviada con una larga túnica con capucha que ocultaba una escasa indumentaria debajo. Un corsé por debajo de los pechos que acentuaba exageradamente su cintura y que ocultaba la pequeña daga. Unas medias con ligueros terminaban de adornar el conjunto. Normalmente las doncellas usaban unas braguitas de algodón. Pero sabía que Roxana no se las había puesto. Sus senos y sexo quedarían expuestos en cuanto la hicieran desprenderse de la túnica negra.
Apretó los puños, visiblemente tenso.
— Mas te vale contener tu mal genio y desprecio hacia todos los asistentes si quieres que sigamos vivos – espetó Drew junto a una silenciosa Evelyn.
Se habían dividido en dos coches de caballo. Por precaución, habían evitado que él y William coincidieran en el mismo. Ya estaba bastante irascible con su primo desde que se sentaron a charlar para montar el espectáculo. De no haber sido por la rápida intervención de las tres doncellas, le habría dado un puñetazo.
— Lo hará perfectamente – dijo Roxana apartándose un largo mechón castaño del rostro -. Si no demuestra una mínima aversión hacia todos ellos no le creerán – se volvió para mirarlo -. Solo tienes que ser tú mismo, aunque un poco contenido.
A pesar del enorme peso que sentía sobre sus hombros y las punzadas que recibía a cada instante del corazón, sonrió. A su guerrera y a la futura madre de sus hijos. Se habían pasado las últimas semanas haciendo el amor, desesperados porque fuera la última vez. Incluso le había pedido que dejara de tomar el asqueroso brebaje que evitaba que su semilla diera fruto. Con suerte, cuando terminaran con el Patriarca, podría disfrutar junto a Roxana cómo su hijo o hija crecía poco a poco en su interior.
— Trata de hablar lo menos posible por el bien de todos – sugirió Drew tomando una profunda bocanada de aire -. Al fin y al cabo, es lo que sueles hacer.
— Resulta enternecedor comprobar lo bien que me conocéis.
Guardaron silencio el resto del trayecto hasta vislumbrar a lo lejos la enorme mansión donde se había criado. A pesar de los años, Patrick seguía teniendo que admitir que era espléndida. Estaba elevada en una colina por encima de sus hermosos jardines. El castillo contaba con seis torres y más de cuarenta habitaciones. Eso sin mencionar los tres comedores y los cinco salones. Pero los jardines eran un espectáculo todavía mayor. Los setos cortados a la perfección formando pasillos por los que dar interminables paseos. Seis fuentes colocadas formando un círculo alrededor de toda la mansión. Había una enorme cantidad de plantas, un amplio huerto y el famoso laberinto sin salida que, por petición de Tabitha, habían ampliado y añadido una gran variedad de flores.
Ansiaba poder llevar a Roxana y a su hijo allí en primavera. Podrían pasar largas tardes jugando, o descansando en el mullido césped mientras él los dibujaba. Solo con pensarlo se le hinchó el corazón de expectación. Desgraciadamente, lo que tenían por delante iba a ser mucho más lúgubre.

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Cuando el amor ciega
General FictionADVERTENCIA: Esta no es una historia de amor tóxico. Es un relato cruel donde abunda la violencia, el sexo rudo y las mentes perturbadas. Si eres una persona sensible o eres menor de edad, te ruego que pases de largo y busques otra novela. Pero si...