Capítulo 26: Chochín

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Chochín llegó al palacio antes del atardecer, que fue la idea de Medio Muerto. Él podía ser un poco tonoto acerca de la inteligencia humana, pero obviamente era un experto en el sigilo. Se acercó en una bajada gradual desde las nubes, evitó a todos los guardias y aterrizó en un patio desierto.

—De acuerdo —Chochín dijo, bajándose del cuello del dragón—, estoy impresionada.

—De nada —dijo él, pareciendo contento consigo mismo.

—Conmigo misma —dijo ella—, por elegir al dragón correcto para este trabajo.

Él bajó la mirada hacia ella—. Hmm. De nada de todos modos.

—De nada a tí también —dijo—. Por mi consejo excelente y por no apuñalarte con mi arma peligrosa.

—SÍ me apuñaló con tu arma peligrosa —objetó él.

—Apenas —dijo ella—. Imagina si lo hiciera a propósito.

Él se estremeció—. No, gracias. —Un rugido a lo lejos les llegó a través de la noche silenciosa, y él giró la cabeza hacia el sonido, entonces la miró otra vez—. ¿Estás segura de que quieres estar aquí?

—Definitivamente no —dijo ella—, pero tengo que encontrar a Cielo. Y probablemente apuñalar a todos los dragones que se lo llevaron. ¡Al OJO! ¡Arrepentirán haber secuestrado a mi amigo y haberme obligado a caminar por todo el desierto! Principalmente la primera cosa. —Sacó su espada y la agitó hacia las sombras—. ¡Cuidado, ojos de dragones malvados!

—Tres lunas —dijo él—. Creo que eres el sueño más violento que he tenido nunca, y teniendo en cuenta mi trabajo, eso dice algo.

—Tus ojos están a salvo conmigo —dijo ella, dándole una palmada tranquilizadora en las garras. La espada perdió el equilibrio en la mano de Chochín y volvió a apuñalarle la membrana entre sus garras, en un sitio diferente esta vez.

Él saltó para atrás con un siseo, sacudiendo las garras para quitar una nueva gota de sangre.

—Ok, tengo que admitir que eso fue terrible —Chochín dijo. Metió la espada en su vaina—. Esta vez lo siento de verdad.

Él soltó una risa incrédula—. Nadie me ha hecho sangrar durante años —dijo—. Y ahora una pequeña carroñera lo ha hecho dos veces. Tengo una idea genial. Nunca hablemos de esto con nadie.

«Sí que es una buena idea», Chochín se dio cuenta. No quería que los dragones chismearan del dulce dragón sin fuego que ella iba a robar de la reina del desierto.

—Sí —dijo ella—. No le cuentes a nadie sobre mí.

—Nadie me creería —observó él—. Ojalá encuentres a tu amigo, que ustedes dos sobrevivan a este lugar y que nunca vuelvas a acorralarme en un callejón oscuro.

—Gracias —dijo ella—. Ojalá decidas no matar a quienquiera que se supone que mates.

—¿Cómo - no, olvídalo, no quiero saberlo —dijo. Abrió las alas para salir y ella se le acercó un paso, deseando que él no tuviera que irse, aunque nunca lo diría en voz alta. Era su nueva persona segunda favorita, fácilmente venciendo al estúpido de Indomable.

—Digo en serio —dijo incómoda—. Gracias, Medio Muerto.

—Medio Muerto —farfulló él, meneando la cabeza. Le dio una sonrisa exasperada y alzó el vuelo tan silenciosamente como había llegado.

«Ahora sólo tengo que encontrar a Cielo —Chochín pensó—. En un gigantesco palacio dragón. ¿Qué tan difícil puede ser?».

Empezó con la primera cosa que hacía en todos los lugares nuevos: tomar nota de los puntos de referencia. En primer lugar, había una gran muralla que rodeaba el palacio que era diseñada específicamente para que los humanos no pudieran subirla, por lo que podía ver. Así que probablemente la única forma de salir de aquí iba a ser montar a Cielo. Además, descubrió al amanecer, estaba decorada con varias cabezas de dragones en estacas.

Alas de Fuego Leyendas #2: MatadragonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora