Hiedra y la dragona dorada se miraron la una a la otra. Después de un largo momento, la dragona dijo algo que le sonaba a Hiedra muy cortés... bueno, tan cortés como una colección de rugidos y gruñidos podía sonar.
—Yo también te encuentro muy interesante —Hiedra dijo—. Deseo saber qué estás diciendo. Y deseo que pudieras decirme dónde está mi tía Rosa.
—Ror ror grr ror ror —dijo la dragona con el mismo tono conversacional.
—¡Tía ROSA! —Hiedra intentó gritar. Tal vez la clave era ser ruidoso como un dragón—. ¿Dónde está la PERSONA que estaba en tu HOMBRO en mi VISIÓN? —Señaló donde Rosa había estado sentada—. ¡ROOOOOOOOOOSA! ¿Dónde está?
La dragona se ladeó la cabeza, como si la entendiera por fin—. ¿Ror? ¿Ror rorgrr ror?
—Sí —Hiedra dijo con firmeza—. ¡Estoy buscando a Rosa!
—Rorbl rorbl —dijo la dragona, encogiéndose de hombros, entonces de repente se agarró a Hiedra. Hiedra gritó por instinto y la dragona se sobresaltó, casi dejándola caer, y la echó una mirada descontenta.
Para el completo asombro para siempre de Hiedra, la dragona la levantó y la colocó sobre su hombro. Había una hondonada entre la columna y las alas que era del tamaño perfecto para que un humano se arrodille allí con los brazos alrededor del cuello de la dragona.
—Qué está pasando ahoraaAAAAAAAAAAAAA —Hiedra chilló mientras la dragona se lanzaba en el aire.
Estaban volando. ¡Estaban VOLANDO! ¡Hiedra estaba volando en un dragón!
Hiedra le abrazó el cuello a la dragona, abrumada por el asombro. Estaban en lo alto, rodeadas por estrellas. Las montañas continuaban para siempre, y allí al oeste estaba el desierto, y eso continuaba para siempre también. El mundo era mucho, mucho más grande de lo que ella había imaginado.
Estaba helado en el cielo nocturno, y el viento sopló el pelo de Hiedra en círculos alrededor de su cara, pero las escamas de la dragona dorada estaban calentitas, como si Hiedra estuviera acostada en piedras bajo el sol del mediodía en el verano.
—Creo que te quiero —Hiedra dijo, apoyando su mejilla sobre el cuello de la dragona. Planeaban sobre el bosque, sobre la colina que ocultaba todas las entradas a Valentía. La dragona voló en un gran círculo, como si esto fuera sólo un relajante paseo nocturno para ella. Como si estuviera caminando por el pasillo para visitar la cueva de Hiedra, cuando en realidad la estaba llevando tres veces más lejos que Hiedra había viajado en toda su vida.
«Valentía es sólo una ciudad en este enorme mundo —Hiedra pensó—. Somos sólo un pequeño grupo de personas». Todos sus problemas aterradores e insuperables eran como las semillas de un diente de león aquí arriba; Hiedra sentía como si pudiera volarlas de sólo un soplo.
Hiedra no sabía cuánto tiempo pasaron volando; después, este momento se sentía como un sueño. Pero eventualmente, la dragona inclinó las alas y cayó en picado hacia el agujero chamuscado en el bosque; las ruinas se acercaron cada vez más, entonces la dragona aterrizó con gracia al lado de Hoja.
Él saltó para atrás con un grito—. ¡Hiedra! Pensé que ella se te había llevado y - ¡HIEDRA! ¡ESTÁS EN UN DRAGÓN! ¡ESTÁS SENTADA SOBRE LA DRAGONA, HIEDRA, CREO QUE VA A NOTARTE!
—¡Ella me colocó allí! —Hiedra dijo, deslizándose por el ala de la dragona al suelo. Las escamas calentitas se alejaron y ella sentía las piernas inestables—. ¡Fue su idea! Hoja, ¡se me llevó a volar! ¡No tengo ni idea de por qué!
—¡Eso suena muy peligroso! —él gritó—. No sé por qué estoy gritando. Pero fue muy alarmante regresar y ver que te había ido. ¡No puedo creer que montaste en un dragón!
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Alas de Fuego Leyendas #2: Matadragones
FantasyUna traducción de "Wings of Fire Legends #2: Dragonslayer", lanzado en inglés en 2020 por Tui T. Sutherland. Bajo la sombra de alas, humanos luchan para sobrevivir. Hiedra no confía en el Matadragones. Puede que sea su padre y el amado gobernante de...