Capítulo 35: Hoja

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El mundo alrededor de Hoja se había enfocado repentinamente, como si él hubiera estado bajo el agua hasta que Rosa dijo el nombre «Chochín» y lo empujó bruscamente en este nuevo lugar. Como si hubiera estado bajo el agua desde que tenía ocho años.

«Probablemente no es ella —intentó decirse—. No te hagas ilusiones. ¿Cómo podría ser ella?».

«¡Por qué soy YO! —Chochín gritó en su cabeza—. ¡POR SUPUESTO sobreviviría ser sacrificada! ¡YO probablemente devoré a los DRAGONES!».

Pero si fuera ella y estuviera viva de verdad, ¿qué él debería hacer? ¿Qué podía hacer? Sintió que debería estar corriendo, pero ¿adónde y cómo?

«Este es mi verdadero destino —pensó—. Encontrar a Chochín. Esto es lo que debería haber estado haciendo durante toda mi vida. Debería haber supuesto que ella sobrevivió; debería haberme ido de casa esa mismísima noche para intentar encontrarla. Ese era mi verdadero propósito. Lo es. Es solo que no lo sabía».

—¿Dijo que fue al este? —le dijo a Rosa—. ¿Hace cuánto tiempo se fue?

—Hace lo suficiente para que no podrás alcanzarle a pie —Rosa señaló.

—¿A caballo? —Hiedra sugirió—. Nuestros caballos están bastante agotados, pero... —Se calló al ver a Rosa negar con la cabeza.

—No, lo que necesitas —Rosa dijo bruscamente—, es otro dragón. Uno que es más rápido que Cielo, que significa la mayor parte de ellos, probablemente. O sea, él es dulce, pero es mucho más pequeño que Ardiente.

—Sí —Hiedra gritó—. ¡Tienes que seguirle en un dragón!

Las piernas de Hoja decidieron dejar de funcionar por un momento, y él se desplomó en una almohada verde brillante.

—Ustedes dos están viviendo en un mundo de fantasía —Piedra dijo, indicando a Hiedra y Rosa—. En el cual los dragones pueden ser tierno, dulce o amable. En el mundo real, los dragones son monstruos que devoran a la gente. Un dragón definitivamente devorará a este chico si intentas forzarlo a montar a uno.

—¡No son monstruos! —Rosa gritó indignada.

—Y tú lo hiciste —Hiedra añadió—. Tío Piedra, montaste a un dragón desde el desierto hasta Valentía, ¿recuerdas? Con su collar de invisibilidad puesta? Hoja puede hacer la misma cosa.

Él le frunció el ceño, moviendo la mandíbula de un lado al otro—. También le he apuñalado el ojo a una reina dragona —dijo—. No me consideraría un buen modelo.

—Pero ¡eso prueba que es posible! —Hiedra dijo—. Hoja, harías cualquier cosa para alcanzar a Chochín, ¿verdad? ¿Incluso montar a un dragón?

—Sí —él dijo, entonces se puso de pie y se repitió en una voz que podían oír—. Sí. Lo haré.

—Entonces conozco a la dragona perfecta —Rosa dijo, saltando de las almohadas—. Le llamo Dulcita. Está en una de las patrullas nocturnas, y creo que le gustan los humanos, así que incluso si se da cuenta de que haya un humano sobre su espalda, con suerte no te devorará.

—Le gustan los humanos —Piedra masculló mientras seguían a Rosa fuera de la habitación a través de una gatera de tamaño humano—. Tal vez para desayunar.

—Les ofrecería Ardiente —Rosa dijo, ignorando a Piedra—, pero él es MUY terco y un poco perezoso, y de ninguna manera volará en el desierto a la medianoche. —Cruzó la azotea y se bajó al patio de un salto.

—¿Por qué crees que a esta dragona le gustan los humanos? —Hiedra le preguntó. Todas las tres lunas estaban en lo alto mientras cruzaban más patios, dirigiéndose por el palacio hacia el muro exterior.

Alas de Fuego Leyendas #2: MatadragonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora