Capítulo 8*

53.7K 3.1K 71
                                    

AGNES

No puedo creer que Steven me haya besado, ¿y a la fuerza? Lo hizo de un forma ruda y salvaje, tanto que logró encender cada uno de mis cinco sentidos, más el de ira que cualquier otro.  De igual forma nunca nadie me había besado tan apasionadamente.  ¡Por dios! Qué estoy pensando, esto está mal, muy mal, se supone que debo hacerle la vida de cuadritos y que no debería agradarme nada que provenga de él.  Menos un tonto acercamiento neófito de su ser.

Niego ante mis pensamientos.  Me acerco a la mesa y Ángela me escruta de forma curiosa.  Tomo siento y escucho como habla muy bajito cerca de mi oído, parece más un susurro que cualquier cosa.  Eso no impide que oiga a la perfección todas y cada una de sus palabras.

―¿Dónde se supone estabas metida? ¿Por qué tienes la cara tan roja... y los labios? Los tienes, ¿hinchados? ―Abre la boca y lleva una de sus manos en sus labios ahogando un pequeño grito― ¡No puede ser! Ustedes dos vienen de la misma dirección, ¿dime qué ya lo besaste?―asiento un poco avergonzada― ¿Y qué tal? Afloja todo no me dejes sin ningún detalle  ―La observo con el ceño fruncido, de verdad está loca si piensa que le contaré lo que sucedido―, vamos, Ags, no me dejes así, cuéntame aunque sea un poquito, por fa ―Resoplo por su insistencia―¡Ey! Espera ¿Él tiene el labio roto? ¿Ags qué hiciste? ―Su rostro refleja una preocupación entera.

―No vayas ni a gritar, ni a pegar brincos, ni nada de nada, Ángela, ¿sí?―asiente― Steven me besó a la fuerza y mi reacción fue morderlo.  Te juro que no tenía intención de hacerlo sangrar ―Los ojos de Ángela denotan asombro― Me produjo mucha ira lo que hizo...―En el rostro de Ángela se comienza a formar una sonrisa pícara.  Puedo intuir lo que está pensando.  

―Si eso fue sólo un beso... ni siquiera quiero imaginar como serán Uds dos en la cama, los dos parecen unos volcanes en plena erupción ―Ruedo los ojos.  Ángela es imposible.  Hablar seriamente con ella es toda una odisea, nunca deja de lado su parte sexual―.  No me mires así chiquita, ya veras que tú gemela tiene mucha razón, o mejor dicho va a tener mucha razón ―Niego no quiero seguir hablando con ella...

Papá llega  y nos pide que nos acerquemos a picar el pastel de cumpleaños.  Nos acercamos a la mesa donde hay un gran pastel de unos 5 pisos, con una cubierta dorada y beige al igual que la decoración del salón y que en la punta tiene a dos niñas exactamente iguales con cabellos de distinto color y forma, algo que asemeja la imagen de nosotras dos.  El pastel tiene el numero veinticuatro dibujado en todo su esplendor de las miles y un caligrafías que la repostera debió elaborar.

Un fotógrafo se acerca, ni siquiera tengo la más mínima idea de donde salió y nos pide una foto a Ángela y a mí la cual le ofrecemos gustosa.  La loca de mi hermana sale posando en una besando mi mejilla y en la otra me da un beso sonoro en la curvatura de mi pecho izquierdo. Según ella le está dando un beso a mi corazón, esta última me hace reír a carcajadas.  Sinceramente, cosa que agradezco en esta larga y tortuosa noche.

Picamos el pastel y ella toma un poco para embarrarme, pero, salgo corriendo a refugiarme en los brazos de mi padre, éste me abraza y la frena.  Obedece a regañadientes. Se chupa los dedos de las manos como demostrándome que está exquisito, ¡asquerosa! Pronuncio en un susurro.  La muy desequilibrada sonríe y me saca la lengua.

El joven toma miles y miles de fotografías, con mis hermanos mayores Jack y Aarón, con mi pequeño hermano Joshua, con papa y mamá, en fin con todo el mundo porque hasta tuve que posar con Steven, que se aprovecho de el momento para meter su mano en mi vestido y acariciar la parte baja de mi espalda y una ultima foto con él y mis "suegritos", toda una belleza, me repito mentalmente con ironía.

Es de madrugada y la banda ha dejado de tocar para dar paso al Dj.  Las personas mayores se han comenzado a retirar, dejando a los más jóvenes libres, y de verdad creo que llegó el momento de seguir ese camino, me uniré a los mas viejos, así que me acerco a Ángela para despedirme e irme a la habitación sin embargo, me frena.

No me complace ser tu esposa ©  (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora