Epílogo

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Narrado por Mafer...

Luego de esa noche de bodas tan especial en la que Agnes y Steven se amaron con infinita vehemencia, amor y locura, al día siguiente Steven llevó a Agnes por cada uno de los rincones  de la casa, ella decidió que hacer en cada espacio,  como la Sra de la casa , que ahora esa era su posición, escogió un sitio para que Steven pudiese dibujar , quedó sorprendida ante el cuadro  que su esposo tenía en medio de lo que ahora iba a ser su despacho, la foto de Agnes que dibujó con carboncillo esa primera noche que se reencontraron estaba ahí, enmarcada,  en el medio del lugar, decorando la habitación que  sería el lugar de trabajo de su esposo, eso hizo que el corazón de Agnes se llenará de emoción...

Los días fueron pasando, Steven se adaptó a su nuevo hogar con su esposa, Agnes retomó su vida como médico, él contrató un grupo de personas que ayudarían con el trabajo y mantenimiento de su hogar... Agnes tenía días buenos y otros de verdadera mierda, esos días en los que se sentía pesadamente mal y que no había forma ni manera que se levantara de la cama, Steven llegaba temprano, antes de lo previsto y se quedaba a su lado.

La vida de pareja no es fácil, se debe tolerar caracteres distintos, compaginar gustos e ideas, ceder y aceptar desiciones del cónyuge, pero ellos dos iban aprendiendo conforme el transcurrir de los días, es que así es la vida debes aprender con el día a día, de todo lo bueno o lo malo hay que aprovechar la enseñanza que te deja, experiencia que sirve para no cometer los mismos errores...

Una de esas noches en que Agnes, ya casi de siete meses de gestación, estaba en su habitación perdida en un libro, su esposo le llegó con un ramo de flores, ella al observarlo le sonrió y apartó de sí aquello que la mantuvo concentrada un par de horas para ahora deleitarse con los brazos y las caricias de su esposo, hicieron el amor tranquilamente, deleitándose de forma exquisita, Steven la tomó desde atrás, abrazados, con ella descansado su abultado vientre en la cama, al llegar al inminente orgasmo, ella le tomó la mano y la llevo a su crecido abdomen, luego le dijo

-¡Ves! Se está moviendo... ¿Lo sientes?

Steven quedó algo atónito, su bebé se movía con fuerza y era la primera vez que él lo sentía de esa manera, era cómo si estuviese agitado, feliz, emocionado, Agnes reía ya que su esposo no podía creer como se veían las ondulaciones que se formaban en la barriga de ella, un verdadero milagro de Dios y la naturaleza...

Ella disfrutaba un montón esa sensación única de sentir a un hijo moverse, ver como su barriga crecía con el día a día, a Agnes no le importó mucho ni su peso, ni las pocas estrías que se comenzaron a formar, ni los cambios que su cuerpo pudo experimentar en el transcurso de ese período de tiempo, al contrario, cada día amaba más el hecho de que estaba embarazada y que era de Steven, eso era lo primordial para ella...

La madrugada del nacimiento de su bebé, Steven despertó de golpe ya que se sintió un poco mojado, pensó que Agnes podía haberse orinado, ya que frecuentemente ella se levantaba muchas veces en la noche para hacerlo, pero no fue así, Agnes había reventado fuente y comenzaba a perder líquido, líquido que el sabía era vital para la vida de su hijo, así que de forma urgente la llevó a la sala de emergencia de uno de los hospitales privados de Londres.

Ella aguantó el dolor de forma impresionante, como sólo saben hacerlo las mujeres, ya que él pensó que si le ocurría moriría de sólo intentarlo, toda su familia y la de Agnes fue llegando poco a poco y llenaban el lugar, la alentaban, le hablaban un poco y algunas veces la dejaban sola con él para darles un poco de privacidad.  El trabajo de parto no tardó mucho y  antes de que saliera el sol, de un 15 de agosto,  y a tan sólo 5 días del cumpleaños número 29 de Steven, Agnes dió a luz a una niña que le puso por nombre Anne Lyse Elizabeth Truswell Sharman, una niña blanca como la nieve,  de cabellos algo rojizos y con los ojos iguales a los de su padre, color de ojos que descubrieron con el pasar de los días...

El mundo de Steven volvió a girar de forma sorprendente cuando tomó a su hija en brazos, el sentir su calor, su pequeño cuerpo, su olor particular y único de bebé.  Nadie te puede preparar para el momento en que sostienes por primera vez a un hijo, el sentimiento de protección hacía ese ser indefenso se pone en evidencia, allí comprendes todo lo que tus padres han hecho por ti y entiendes el porque ellos tomaron ciertas decisiones, es como aclarar completamente tus pensamientos, pensó Steven.

El simplemente hablarle un poco a su bebita hizo que ella abriera los ojos y con ese acto derritió completamente su corazón, la emoción fue tan grande para Steven que derramó una lágrima ante la atenta mirada de Agnes, su esposa, ella al verlo le dijo

-¡Amor no llores!- Él observó fijamente a su esposa y le respondió

-Es que es demasiado bella Agnes... es perfecta... y es mi hija, nuestra hija- Él besó los labios de su esposa mientras sostenía a su pequeña, era casi como enamorarse de nuevo...

La adaptación a la crianza de los primeros días de Anne Lyse fue toda una locura, no aceptaba ningún biberón, ni chupón, ni nada de nada, sólo los pechos de su madre la mantenían en calma, por tal motivo Agnes se mostraba más fatigada que en el primer trimestre del embarazo, su hija podía durar días y noches pegada a ella y Steven no podía ayudar en mucho... Gracias a Dios y al cielo que en el transcurso de las semanas  las cosas menguaron un poco y la bebé comenzó a comer cada tres horas, así que entre el personal de la casa y Steven, ayudaban a Agnes de día y de noche para el cambio de pañales y el cuidado que Anne requería...

Un largo día de trabajo, lleno de miles de papeles, de constantes reuniones, Steven llegó muy tarde a casa, estaba cansado y algo malhumorado, el lugar se encontraba a oscuras y en completo silencio, sólo tomó un poco de agua y subió a su habitación, al abrir la puerta quedó prendado de la imagen que observó, su esposa y su hija estaban dormidas en la cama, Agnes tenía uno de sus pechos afuera, probablemente quedó rendida dándole de comer a su bebé, se acercó lentamente y miró más de cerca la escena, su hija todavía hacía leves movimientos de succión con su pequeña boca, la tomó con mucho cuidado, se sentó con ella en el sofá y así, dormida  como estaba le dijo

-¡Anne! Debes dejar descansar un poco a mamá... Vas a secar a mami de tanto que succionas sus pechos... y mira que yo amo esos senos...

La niña se removió un poco pero no se despertó así que la llevó hasta su habitación, le dió un beso y la dejó en la cuna, luego se devolvió, se quitó la ropa y se acostó al lado de su esposa, al abrazarla ella se despertó de golpe y lo primero que preguntó fue por su hija, él le aclaró que estaba profundamente dormida y en su cuna, cosa que la calmó...

Steven Besó su cabello y le dijo

-¿Sabes? Pensaba en algo...

-¿En qué mi amor?

-¿Cuándo se supone que mi nombre esté aquí?- Y en eso tocó su tatuaje, ella comenzó a reír suavemente y le dijo

-¿De verdad crees qué sea necesario que lo haga? Igual soy toda tuya

-Tienes razón, si lo colocas o no es irrelevante... igual tengo un papel que lo certifica- Eso hizo que Agnes riera a carcajadas...

-¡Te amo amor!- Le dijo ella ahora más calmada y serena

-¡Yo también te amo princesa!- Besó su cabello y así se quedaron dormidos, juntos, abrazados como uno sólo... Hoy no era necesario hacer el amor, sólo bastaba con sentirlo de esa manera...

La fuerza del amor es así, cuando te enamoras, aceptas a la persona amada con sus fallas y sus cualidades, defiendes tus derechos y los suyos, concilias en las cosas que no estás muy de acuerdo, discutes con criterio, vives cada día a plenitud e integras a esa persona a tu vida, creces como ser humano y lo haces a su lado, en fin de eso se trata la vida y Agnes y Steven aprendieron que más allá de todo, lo que más los hizo fuertes fue su amor y la determinación con la cual ambos enfrentaron su mundo, su sociedad y la élite...

No me complace ser tu esposa ©  (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora