Capítulo 2 *

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AGNES

Después de llorar unas tres horas e intentar convencer a mis padres, cosa que no logré, de que no quería ni debía estar casada con el idiota de Steven. Estoy sentada en una butaca del avión privado de mi familia rumbo a Londres, lugar donde nací. 

Mis ojos están hinchados de tanto llorar, mamá me consuela acariciando mis cabellos dorados con sus manos.

Sigo sin apartar la vista de la ventana del avión. Solo hay agua de por medio. No quiero dejar ni a mis amigas, ni Chicago, ni mi trabajo, por venir a este país e intentar encajar en la alta sociedad, en la élite, cosa que nunca he podido hacer, recuerdo con claridad y como si fuera ayer mi cumpleaños número siete y el momento en el que lo conocí.

Hace 17 años...

Observo mi lindo traje de princesa, el mío es lila y el de Ángela es fucsia, nos visten iguales por ser gemelas, sin embargo,  no nos vemos iguales ya que estoy un poco gordita.

Mami me llama con una voz muy fuerte.

―Agnes.  Ven.  Vamos a arreglar tu cabello ―no me gusta que me peinen, me halan mucho el cabello y eso duele.

Voy a donde mamá a regañadientes, veo a Ángela y su cabello es más oscuro que el mío pero el de ella es liso, no como el mío que es amarillo y todo enrollado. Amanezco hecha un desastre todas las mañanas.

Cuando llego mamá me da un beso y me promete que lo hará con cuidado. Mientras me desenredan hablo con ella.

―Auch... Mami. Quiero pastel ―Me observa con dulzura y musita:

―Amor todavía no, falta que lleguen los invitados, ni siquiera ha empezado la fiesta princesa ―hago un puchero molesta porque yo quiero pastel―, Nena,comer tanto dulce te hace daño.

―Mentira.  Tú no me quieres dar pastel ―Refunfuño molesta.  Mami gira mi cuerpo, besa mi frente y me coloca la tiara de princesa.  Vuelve a girarme para que veamos, las dos, mi reflejo en el espejo.

―Te ves tan bella mi Agnes ―besa mi coronilla y me deja ir.

Salgo corriendo a la cocina, de repente mi nana me da algo de pastel.  Al llegar veo a Mary haciendo algo en la mesa que no sé que es.

―Mary ―voltea a mi llamado y me ve sonriente― Quiero pastel. Mami no me quiere dar, dice que hay que esperar ―Observo como abre la nevera, saca un poco de pastel y lo sirve en un platico el cual me ofrece. Mis ojos se abren muy grandes ante lo que veo, me encanta las cosas dulces. Me lo como rápidamente, es de chocolate y está divino.

Cuando termino, me lava la cara y mis manos para dejarme ir. La fiesta comienza y estoy aburrida, no me gustan los cumpleaños, los niños me ven raro y no juegan conmigo porque dicen que estoy gorda, prefieren jugar con mi hermana.  En cambio yo, juego con mis muñecas, ellas no hablan ni me molestan, al contrario, me quieren mucho al igual que yo a ellas.

Entro y escucho la voz fuerte de mi padre que me llama desde algún lugar de la casa.

―Agnes... Princesa Ven, tu padre tiene que hablar contigo ―corro en dirección a la voz, llego a la sala y está de pie hablando con otro señor que no sé quién es. Al lado de ese señor está parado otro niño grande, que unas pocas veces me molesta, papá se voltea y escucho de nuevo su llamado― Ven, muñeca ―Me acerco y me da un beso en la mejilla, me posiciona frente al niño y dice cerca de mi oído― Princesa... Te presento a Steven Truswell, Steve es tu Agapi ―miro al niño que le dice algo a su papá y luego observo al mío extrañada.

Extiendo mi mano para saludarlo.  El niño me ve raro, no me quiere dar la suya, su papá lo anima a hacerlo por lo que me la estrecha y con rapidez me suelta, le extiendo los brazos a mi papá y de inmediato me carga en ellos, no entiendo nada ¿Qué será un Agapi? Papá besa mi frente y escucho un "Te amo", sonrío y así salimos a la carpa para cantar el cumpleaños.

No me complace ser tu esposa ©  (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora