Capítulo 16*

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Naked by Avril Lavigne (Desnuda)

AGNES

Tengo unos cinco días encerrada en casa, hacinada prácticamente a mi habitación, me diagnosticaron un Esguince de tercer grado, algo complicado, por lo que sé, a veces es peor que una fractura.  Me colocaron un yeso que debe durar unas tres semanas, sí, tres insoportables e infinitas semanas.  Tan sólo llevo unos pocos días y creo que estoy comenzando a rayar en la locura.

Nunca me había pasado esto, y pensar que todo ocurrió por andar correteando a Steven.  Suspiro, ¿qué estará haciendo en este momento? Él se ha encargado de venir casi a diario a la mansión, habla conmigo, me cuenta de su día, de lo que ha hecho, que cosas nuevas ha aprendido en su futuro emporio y cada vez que me descuido, me roba besos de los cuales al verme indefensa y media discapacitada sabe que no puedo esquivar.

Mamá me dio el regaño del siglo tuve que crear una coartada con Ángela para que creyera que fue en su casa, después de una nueva borrachera que adquirimos el sábado por la noche y que al intentar llegar al dormitorio de mi hermana, pues tambaleando con mis tacones de aguja, perdí el equilibrio y caí, papá no me creyó del todo, lo leí en su mirada, él como verdadero cómplice me envió señales con su mirada, y al llegar a mi habitación se filtró en ella por lo que no pude seguir mintiendo y le conté todo.

Al principio, su rostro iba pasando de la diversión a la preocupación para finalizar en la molestia, probablemente creyó que entre Steven y yo ocurrió algo más que unos intensos besos, pero le juré y le perjuré por todos los santos y vírgenes que recordé en ese momento que entre él y yo no había pasado más nada. Después de varios minutos cedió y me creyó, me dio un voto de confianza y me hizo prometerle que esto no podía volver a ocurrir, y que muy a pesar de que voy a contraer nupcias con Steven es imposible y muy mal visto ante la sociedad y ante la élite el que yo duerma con Steven, así que acepté sin emitir ningún comentario.

Sigo en mi habitación, aburrida, cansada de la TV, la cuál detesto, con la cama llena de textos médicos, que en este momento no me interesa leer, cuándo escucho mi móvil.  Busco y rebusco en semejante desorden hasta que lo consigo, miro a la pantalla y veo que dice número privado, ruedo los ojos sino es Ángela tiene que ser Aarón, o Jack, no sé ellos todos, sumado a sus parejas tienen los números ocultos, semejante tontería.

Contesto y el saludo me lo devuelve una masculina voz

―Princesa, ¿cómo está ese pie pequeño?―medio sonrío para responderle

―Bien, Aarón, creo que físicamente bien.  La que está mal es mi cabeza, este encierro me está matando.

―Nena, pero es obligatorio que acates el reposo, ¿quieres que te lleve un helado? ―emito haciendo un sonido nasal afirmativo―.  Bien ¿Dime qué sigues comiendo chocolate y menta? ―me río algo fuerte por lo que mi hermano prosigue― Que bueno. Porque ya lo había comprado, voy en camino, espérame sentada ―su comentario es sarcástico, sin embargo no le presto atención, estoy más que acostumbrada a ellos, así y todo igual lo amo.

Corto la llamada y colocó el teléfono en la mesa de noche, miró mi mano izquierda y comienzo, no sé por qué a detallar el anillo de compromiso que Steven me regaló en mi cumpleaños, me quedo hipnotizada viendo la joya.  En este mes nunca lo había detallado, es un anillo de oro blanco, un infinito que entrelaza dos corazones de diamantes, es delicado y sencillo, nada llamativo, es más es muy parecido a mí, me lo quito y lo reviso por dentro, veo una bella inscripción, casi imperceptible que llama mi atención y que dice "seremos uno sólo 18-09", que raro, pienso.  Para ese momento, ni siquiera aceptaba que Steven se acercara tan siquiera a medio metro de mí, cosa que ha cambiado, con notoriedad, en los últimos días.

No me complace ser tu esposa ©  (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora