Carta de Beatrice a Agnes

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STEVE

Deben ser las dos o tres de la madrugada, no lo sé muy bien, lo cierto es que me ha invadido el insomnio...

Bajo mi vista y Agnes sigue profundamente dormida en mi pecho, sólo la cubre una sabana blanca, no es que esté desnuda, pero si tiene diminuta prendas, cosa que me fascina... respiro profundo y beso su frente, ella se remueve un poco pero no hace la más mínima intención de despertarse, algo que no quiero, además que no hay cosa que más me guste en este mundo que verla dormir, así, profunda, rendida y en mi pecho... Es algo que podría repetir todos los días de mi vida sin cansarme uno de ellos.

Divago por mis pensamientos, en poco tiempo estaremos casados, en menos de un año Agnes me dará un hijo, formaré una familia algo rápido, pero que decir, nuestra relación nunca fue sencilla, convencional o normal, fue convenida y algo complicada, jamás pensé que esa niñita rubia que me presentaron de 7 años, sería capaz de robarme el corazón 17 años después, que cambiaría mi actitud y mi forma de pensar como persona, que me haría crecer como ser humano y todo en tan sólo ¿Tres meses? Increíble pero cierto, a Agnes sólo le bastó tres meses para modificar completamente mi mundo ¿Y cómo lo hizo? Sencillo, siendo ella misma, sin tapujos, caretas, ni presunciones, esa pose natural pero a la vez dura, esa imagen fuerte pero en el fondo muy sensible, sencillamente alguien que no tiene nada de élite sino un apellido, eso fue lo que me atrajo de Agnes, todo lo opuesto a mi persona, por eso la amo, porque ella pasó a ser todo mi complemento...

Como está dormida, abro cuidadosamente la gaveta de la mesa de noche, saco el sobre blanco que me entregó el detective, enciendo la lampara que está sobre la mesa y espero a ver si mi princesa se despierta, pero como no lo hace, saco la carta e inmediatamente reconozco la caligrafía limpia y pulcra de Bea... Así que procedo a leer...

"Agnes... Te pido disculpas por tu hermano, contra él no tengo nada, es sólo un chiquillo, un niño que estuvo en el lugar, el momento y la hora equivocada...

Cuando te llegue ésta carta mi existencia en este mundo ya se habrá extinguido... Me arrepiento de haber atentado contra Steven, creí que con mis actos te lastimaría a ti, pero que equivocada estaba, el saber que se encontraba herido y por mi culpa, por mis acciones precipitadas, sólo aumentaron mis sentimientos contradictorios en relación al mayor delito que cometí, dañar al hombre que amo... Porque aunque no lo creas yo sí amé y amaré toda la vida a Steven...

Pensé, y que equivocada estuve, que Steven pudiese llegar a ser mi Agapí... Muy a pesar de que los comprometieron de niños, creí mil veces que mis oportunidades de formar una familia estaban en manos de él. Pero no fue así, él se enamoró de ti, de alguien a quien prácticamente no conocía, de alguien que apareció 17 años después de la nada transformando el mundo del ser humano que tenía por amigo y por amante... Para mí, uno de los mejores seres humanos que quedan en está putrefacta élite...

A pesar de ser mujeriego, un poco infantil, terco hasta el cansancio y un poco impulsivo, Steven es un hombre maravilloso, un hombre que siempre te tratará con el mayor tacto del mundo, que si bien podrás ser la número equis de ese momento, mientras estés con él te hará sentir como la primera, un caballero atento, dedicado, complaciente, con sus defectos y virtudes como todo ser humano.

El amor es ciego, sombrío e inequívoco, o por lo menos el mío fue así, me enamoré sola, cosa de la que me di cuenta algo tarde, ya que llegaste y lo atrapaste, quedándote con lo mejor que tenía en mi vida...

Probablemente no entiendas mis razones y ¿De verdad? No es algo que me importe, lo único cierto es que perdí y como no puedo vivir mi vida sin él, decidí que lo mejor era irme, dejar de ser una sombra, una mancha que ensucie su destino.

No sé si te dejo el camino libre porque, en resumidas cuentas, no sé si formé parte de su camino pero si te pido que no lo juzgues, escúchalo, no te precipites, bríndale paciencia, no lo odies, ámalo profundamente, no lo culpes, perdónalo, no te ciegues, déjalo expresarse...

En fin ganaste y ante eso no puedo, ni pude hacer absolutamente nada...

Atentamente,

Beatrice Rigtman"

Termino de leer la carta, arrugo el papel y lo lanzo al cajón de la mesa de noche, no sé que pensar, nunca creí que Bea estuviese enamorada de mí, es que nunca me lo dijo, y mucho menos que llegara a imaginar que podía ser mi Agapí, lo que sí es cierto es que no podré perdonarle el que haya atentado contra la integridad física, contra la vida de Joshua y la mía, gracias a Dios que ninguno de los dos murió porque no sé que habría sido de Agnes...

Ella comienza a removerse en mi pecho y abre los ojos, su mirada es somnolienta pero eso no le impide preguntarme

-¿Qué haces despierto?

-Tengo insomnio... Creo que he dormido mucho...- Agnes se restriega suavemente los ojos y me dice

-¿Necesitas algo?- Niego y le digo

-Lo que necesito está aquí a mi lado...- Ella besa mi pecho y se voltea quedando de espaldas a mi cuerpo, apoya su cabeza de la almohada y luego con voz somnolienta acompañada de un bostezo me dice

-Pues tu necesidad tiene un bebé adentro que le roba un montón de energía y hace que tenga sueño a toda hora... así que voy a dormir...

Sonrío, apago la luz de la lampara y procedo a abrazar a mi nena, ella al sentir mi abrazo se acopla a mi cuerpo y toma una de mis manos entrelazando sus dedos con los míos... Siento que a los pocos minutos cae rendida, ya que su respiración se torna profunda, yo en cambio tardo quién sabe cuánto en retomar mi obstinado y ya cansado sueño.

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Esa es la carta de Bea... El capítulo 35 será para el fin de semana, si mi gripe y mi cuerpo me lo permiten...
El viernes creo que actualizaré "Tan Sólo Tú"...
Muchas gracias!
Saludos...
Mafer...

No me complace ser tu esposa ©  (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora