Capítulo 10*

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AGNES

Estando en el ascensor, siento como una lágrima corre por mi mejilla, me la seco ya que no quiero que Ángela me vea así, ¿hasta cuándo iré a soportar las humillaciones de esta bendita sociedad? ¿Por qué seré tan débil y no les digo sus buenas cosas de una vez? Algunas personas son seres inhumanos, sin corazón, que no piensan un poco en que debe sentir el prójimo cuando te jactas y burlas de sus defectos.  Pienso por un segundo que esa mujer, esa arpía, debe ser la amante o novia de Steven y entonces, ¿yo cómo quedo? Sencillo, como la prometida, tonta, estúpida, que va a aguantar mas infidelidades mientras todos se burlan a mis espaldas. Que vergüenza, pienso.  No sé cuánto tiempo soportaré esto, no tengo ni un mes en Londres y ya quiero salir corriendo de aquí.  

Necesito ocupar mi mente así que lo próximo que haré será postularme para cualquier cargo de médico en los diferentes hospitales de la ciudad y de verdad me importa un bledo si a Steven le parece o no, en fin él hace con su vida lo que quiere así, que yo debo hacer lo mismo con la mía. No debo llorar más, no quiero llorar más.

Salgo del ascensor y veo a mi gemela que tararea algo de música, abro la puerta del automóvil y entro, me ajusto el cinturón tras emitir un intenso.  Sus ojos me observan expectantes, sé que comenzará a hablar, cosa que de verdad no deseo en estos momentos.

―¿Y bien?

―¿Y bien qué?―respondo molesta tras cerrar la puerta con fuerza. 

―Bueno, ¿qué cómo te fue? Estás roja y parece que hubieses llorado.

―Bien... Supongo, le entregué las llaves y no las quería aceptar.  Así que le insistí hasta que una rubia hermosísima, que asumo es su novia, salió y me dijo unas cuantas cosas, las cuales me causaron una ira tremenda, así que una vez mas lo insulté.  Punto y final.  Acabó la historia del maldito auto, Ángela.  ―Ahora se escuchan mis gritos en el interior del vehículo―.  Dije tres cosas mas, me metí en el ascensor y ya, ¿satisfecha?

―¿Y por qué no me llamaste? Hubiese arrastrado a esa oxigenada, ¿por qué supongo que es una rubia teñida? ―Encojo los hombros, de verdad no sé, ni me interesa la idiota esa.

―No se Ángela, de verdad no me importa si es rubia natural o teñida, me sabe a bosta su vida, así que arranca, vámonos de aquí, necesito hacer miles de cosas, no aguanto un minuto más de estadía aquí sin ocupar en tiendo en nada. ―Enciende el auto y nos vamos del sitio.

Llegamos a la casa, salgo y subo en dirección a mi habitación.  Al llegar enciendo mi portatil ya que necesito hablar con mi amiga Valery por Skype o por cualquier vídeollamada.  Después de varios segundos en que espero porque se conecte, aparece en la pantalla para darme un efusivo "hola". 

―¡Hola rubita! ¿Dime cómo estas? Y aclárame algo, ese rubio, alto, galán, espectacularmente bueno que salió contigo en una foto por la Web es ¿Steven? Porque si es así hasta yo me caso―sonrío y le respondo:

―Supongo que si, no he visto nada de farándula londinense y menos internet, además que la fiesta sólo tiene unas pocas horas de haber terminado ―Miro con detenimiento la pantalla de mi computador, ya que noto algo que llama mucho mi atención― ¿Vale, estás desnuda?―sonríe pícaramente a la par de que responde.

―Bueno rubita, solo un poco. ―Abro mucho los ojos, de ser así un día consigo una orgía en mi apartamento de Chicago.

―O sea, ¿qué tienes a alguien durmiendo a tu lado? ―asiente con emoción.  Quién será el pobre ser humano del genero masculino que cayó ante los encantos de la castaña, me pregunto.

No me complace ser tu esposa ©  (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora