// ¡Es largo, es tierno y les dará pistas para lo que pasa después!
¡Disfrútenlo! //
Esa noche tendríamos una pequeña fiesta para celebrar el aniversario de una de las marcas para las que estaba trabajando, afortunadamente la fiesta era en LA y no en Nueva York, aunque Tom no iría conmigo, muy a mi pesar él estaba revisando los avances con el disco y simplemente no podía ir.
- ¡Tú eres mi diablito favorito, oh sí lo eres! - Jugué con los perros de Bill en el piso de la cocina, Pumba recibía siempre más atención mientras Timón saltaba a nuestro alrededor. Mi casa se había convertido rápidamente en una casa de locos, miré al perro de Tom correr por doquier; siempre me rehusé a llamarlo por su nombre porque de hacerlo él se quedaba pegado a mí lado, así que intenté ignorarlo al jugar con Rize, Bora seguía al par en un modo que a mí me parecía maternal y tierno. Cinco perros en mi casa. Cinco. - ¡SCOTTY! - El perro se apareció frente a mí y se sentó como lo habían entrenado a hacerlo. Me observó mientras yo esperaba a que los otros dos perros fueran corriendo también, pero eran mucho más lentos. El perro más grande se acercó a mí de manera sigilosa hasta que pudo descansar la cabeza en mi regazo. - Pequeño desgraciado... - Jugué con sus orejas, el perro pareció sonreír. Ya sabía que no me dejaría sola hasta que Tom llegara a casa, pero de verdad necesitaba que los perros dejaran de hacer desorden en mi casa.
Bora y Rize se aliaron para molestar a Timón mientras Pumba intentaba meterse entre el perro de Tom y yo, pidiendo mi atención.
- ¡Ven aquí! - Acaricié la cabeza de Pumba y me volteé para ver a los otros tres pequeños perros locos. - ¡Deténganse chicos!
Sonó el timbre y cada perro excepto por el de Tom corrió a la puerta, no ladraron pero se sentaron ante la entrada. Empujé suavemente al perro, él me siguió.
- ¡Ya voy! - Grité hacia la puerta mientras hacía que los perros se movieran, todos estaban curiosos de saber quién estaba en la puerta. - Ten cuidado, me he convertido en la loca de los perros.
- ¡Joder, pero si son como un ejército! - Allison entró. - No creo que me vallas a pedir que los cuide, ¿verdad?
- No, los chicos estarán aquí más tarde. - Hice que todos los perros se fueran al jardín de atrás, claro con una excepción. - ¡Afuera! ¡Por favor, chico, afuera! - Le rogué.
- ¿Qué pasa con eso? - Allison me preguntó. - ¡Afuera, tío! - Ella iba a jalar de la correa del perro, pero no podía dejarla.
- Déjalo, se comportara. - Rasqué la parte de atrás de las orejas del perro y fui al baño a lavarme las manos. Estaba llena de amor canino hasta los codos. - ¿Qué tal te fue hoy en el trabajo?
- Bueno, ¿antes que ahora? - Ella se lavó las manos después de mí. - Bien, hoy hice toda clase de peinados... ¿qué estuviste haciendo todo el día?
- Bueno, fui al gimnasio. - Una sonrisa de lado apareció en su rostro, ella sabía de lo mala que era para cualquier cosa relacionada a los deportes. - Mis piernas están matándome.
- Qué sorpresa. - Me sentó frente al espejo de cuerpo completo en mi habitación. - ¿Qué debería hacerte hoy?
- Después del último corte, deberías dejarlo lacio. - Ella sonrió y estuvo de acuerdo.
- Éste chico es muy callado. - Allison apuntó hacia el perro.
- Sí... ¿Qué hiciste con la pequeña Cleo?
- Esta en casa, ¡esa perra está loca! El otro día fue al baño y sacó el papel higiénico, desperté con un desorden por todo el apartamento. - Me reí. - Pero es linda, y no me puedo enojar con ella por mucho tiempo. Esas orejitas puntiagudas me derriten el corazón... - Murmuró casi enojada. - De todas maneras... ¿sabes de Lily?
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2. Are You Still Mine? *En Español*(Tokio Hotel/Tom Kaulitz fanfiction)
FanfictionTom ha sido amigo de Jo por tanto tiempo que parece una vida entera, pero ¿Cómo pueden un par de amigos convertirse en algo más? Tom parece estar listo para el siguiente paso, aunque ésta vez quizás sea Jo la que tiene dudas... Toma mucho trabajo du...