2. Are You Still Mine? *En Español*(Tokio Hotel/Tom Kaulitz fanfiction)

Capítulo Treintaicuatro. Mente, Cuerpo y Alma.

// ¡Bien, ahora otro capítulo! //

Paseé a los perros, sosteniendo las correas en una mano con Günther en su carriola. Se veía cómodo mirando el cielo gris sobre nosotros mientras empujaba su carriola y los perros caminaban lentamente a mi ritmo. Le sonreí. Se parecía tanto a Tom, era raro: aún con menos de dos meses de edad y ya se parecía tanto a su papá.

Recordé a mi papá, no había visitado su tumba desde el entierro hacía más de un año antes; sabía que había gente que recordaba a sus seres queridos en el aniversario de sus muertes o en sus cumpleaños pero yo no quería hacer eso. Odiaba recordar que estaba muerto y no encontraba motivos para celebrar su cumpleaños ahora. Así que solo recordaba a mis seres queridos fallecidos cuando debía hacerlo. Decidí llevar a Günther a visitar a papá. Dejé a los perros en casa y conduje el auto hasta el cementerio con Günther sentado su silla especial en el asiento trasero.

Lo cargué y caminé entre las tumbas, me detuve frente a la de papá. Estaba junto a la de Jamin ya que la de Ulrike estaba a la orilla junto a la de su hija. Bajé la vista y le hablé a Günther.

- Ese era tu abuelo. Era increíble... la mayor parte del tiempo, pero no me di cuenta hasta hace unos años... - Sentí lágrimas en mis ojos; esas lágrimas cayeron fácilmente sobre mis mejillas. – Él te hubiera amado mucho. – Besé la nariz de Günther mientras él se reía. – Y Jazmin... - Me reí. - ¡Estaba loca! Nunca conocerás a nadie como ella... Habría sido como una hermana mayor para ti. Era adorable... - Cerré los ojos. – Murió demasiado rápido...

Estaba sosteniendo a Günther tan cerca de mí y tan alto que su manita fue capaz de tocar mi mejilla húmeda al estirarla con su guantecito tejido, se sintió casi tranquilizador.

- Ulrike te habría acogido tan bien... ella nos amaba a su modo. Era tan amable... - besé la mano de Günni sobre el guante. – Tienes un gran grupo de ángeles de la guarda, ¡tienes tanta suerte!

Después de que me calmé puse a Günther en su sillita y conduje de vuelta a casa. El camino estaba limpio hoy, pero sabía que en los próximos días volvería a empezar a nevar. Pensé que al niño le gustaría más estar en LA, donde estaba más soleado y el frío no era tan extremoso como lo era aquí.

Jugué con Günther por un rato cuando llegamos a casa, no tenía nada que hacer ahora, iba a revisar mis correos para leer el libro de Dasha. El asunto era que ella me había comentado que quería escribir un libro, pero no una "aburrida novela", así que en su lugar escribió un corto libro para niños y decidió que yo era la persona ideal para ilustrarlo. No estaba segura de que podría hacer tal trabajo, pero iba a intentarlo y para hacerlo tenía a un pequeño hombrecito para hacerme ver las cosas como lo haría un niño. Así que jugué con Günther tanto tiempo como le tomó sentirse cansado y lo puse en su cuna antes de ir a la sala con el monitor de bebé en la mesita del café y la portátil en mi regazo. Leí el libro corto rápidamente antes de escuchar movimiento en la habitación del bebé, fui a la cocina y preparé el biberón para Günther, cuando fui de vuelta a su habitación él estaba admirando el móvil que Dylan nos había enviado. Bajé la vista a la pequeña cadenita en mi muñeca y luego a los anillos en mi dedo.

Tom no había llamado y yo no le iba a llamar tampoco, tal vez los dos fuéramos demasiado orgullosos para decirnos nada el uno al otro, pero yo estaba muy cansada de la actitud de Tom... Esperaba que no tuviera idea de cómo cambiar un pañal pero ni siquiera intentó cargar a su hijo.

Veía como Tom miraba a Günther, no le importaba, y me lastimaba. Sabía que Tom no estaba listo para ser papá, yo no estaba lista para ser mamá, pero ¿tenía que hacerlo tan difícil para ambos? Su engaño no ayudaba tampoco, sentía que Tom se alejaba de mí lentamente, y prefería ser clara con él ahora. Terminar las cosas antes de que también lastimáramos a Günther.