2. Are You Still Mine? *En Español*(Tokio Hotel/Tom Kaulitz fanfiction)

Capítulo Uno. Nada nos puede separar.

¡Hola! Muchas gracias a quienes han decidido seguir la historia de Tom y Jo y no sé si tal vez haya alguién que se saltó la primera parte... de cualquier modo, ¡gracias!

Estos capítlos son muy largos y estoy trabajando en otra historia al mismo tiempo... (es en inglés y es otra secuela, por si les interesa leerla...no creo traducirla) así que solo subiré de ésta traducción los Lunes, Miércoles y los fines de semana.

¡DISFRUTENLO!

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- ¡Tom! - Busqué debajo del sofá ¡no había nada!

Había tomado una siesta antes de irme a una sesión de fotos, sabía que Bill estaba en una cita - de lo que Tom y yo no podríamos estar más contentos, él de verdad merecía que alguien lo quisiera de la manera en que él podía querer a alguien -, y desperté justo a tiempo para coger mis cosas y arreglar mi maquillaje para irme. Fui a nuestra habitación y tampoco allí pude ver mi teléfono, pero el cuaderno en el que Tom tenía sus canciones ya no estaba sobre el escritorio así que pude unir las piezas: Tom estaba en el pequeño estudio de al lado.

Cuando los chicos terminaron su gira Tom y yo ya íbamos muy en serio con nuestra relación, de camino a ello no mucho cambió más que el hecho de que ya no salíamos con otras personas y que nos poníamos íntimos, así que seguíamos fastidiándonos mutuamente, haciendo bromas, jugando al tonto y haciendo la misma clase de cosas que siempre habíamos hecho como mejores amigos por los últimos nueve años.

Tan solo un par de meses antes habíamos decidido mudarnos a vivir juntos y ya que no tuve el corazón de alejar al mejor amigo de Bill y hermano gemelo de él encontramos la manera de irnos a vivir a la casa que estaba al lado de la que los dos hermanos compartían, había sido difícil pero en el final valió la pena, pasábamos la mayor parte del tiempo yendo de una casa a la otra.

Recogí mi pesada maleta llena de cosméticos y dejé que las pequeñas ruedas me ayudaran a llevarla mientras Bora, mi pequeño bulldog francés saltaba sobre ésta.

- ¡Lo siento pequeña, debo irme! - Odiaba dejar a mi pequeña bora, pero no podía ir conmigo a todas partes como Pumba lo hacía con los chicos. - ¡Se buena! - le dije al abrir las puertas de cristal que llevaban al gran jardín para que pudiera salir con el perro de Tom.

Yo sólo quería que mi Bora tuviera perritos una vez para poder esterilizarla; eso era lo único que envidiaba de los chicos, ellos lo tenían tan fácil... ambos: perros y humanos.

Salí de la casa y cerré la puerta; puse mis cosas en la cajuela de mi auto y fui a la casa de Bill. Entré hasta el estudio por el pasillo y noté que la luz roja no estaba encendida, así que abrí la puerta silenciosamente y me encontré a Tom en la computadora con el teclado a su lado, probablemente estaba haciendo un demo. Intenté captar su mirada sin asustarlo, pero de verdad que estaba concentrado.

-¿Tom? - No me escuchó, debería haberme dado cuenta antes pero con esos grandes audífonos no escuchaba nada. Me incliné frente a él en el escritorio y esperé a que me mirara, lo cual le tomó como cinco segundos, me vio a mí y luego al reloj en su muñeca y luego de nuevo a mí antes

de hacer clic a algo y quitarse los audífonos. - ¿Has visto mi móvil? - Tenía un hábito de cambiar las cosas de lugar, nunca lo noté - desafortunadamente - hasta que nos fuimos a vivir juntos.

- Lo puse en tu...ah...Tasche (bolso), pensé que lo olvidarías en la mesa. - Se estiró en la silla.

- Gracias. - Saqué el teléfono móvil del fondo de mi bolso, no lo había buscado allí antes. - Disculpa que te interrumpiera, sigue. - Tom encogió los hombros y me dijo que no me preocupara.