Capítulo Veintiocho. Sé Que No Me Iré De Aquí.

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//Escuchen la canción, aunque puede que como es usual, no tenga mucho que ver con el capítulo... //


Cuando se terminaron las galletas y estaba oscuro afuera, los chicos se fueron de vuelta a casa y solo nos quedamos mamá, Fernando, Lily, Tom y yo. Fui forzada a sentarme con Lily en la sala a jugar con ella por unas horas; ella tenía consigo unas cuantas muñecas de su colección y aprovechaba cada oportunidad que tenía para hacer que alguien jugara con ella.

No sabía cómo podríamos arreglárnoslas para comer más tarde porque estábamos llenos de galletas, mi mamá tenía unas maravillosas habilidades para cocinar, tal vez esa era la razón por la que amaba tanto hornear, los pasteles, las galletas, los pies, esa clase de cosas estaban siempre en la cocina cuando yo era niña. Después de todo, sí comimos más. Para mi deleite, Lily alzó la voz, diciendo exactamente lo que sentía.

- ¡Hoy viví para comer! – Me reí y mi mamá soltó unas risitas.

- Solo por hoy, Lily. – Le dije a mi hermana. Ella cumpliría seis la semana siguiente y no podía verse mejor, recordaba que estaba un poco más bajita la última vez que la ví pero ahora me hacía pensar en lo rápido que el tiempo pasa.

- ¿Puedo llevarme a Bora? – Preguntó cuándo terminó.

- No, los perros no duermen en la cama. Lo sabes, Lily. – Fernando explicó con severidad. Ella hizo un puchero y me miró. Encogí los hombros.

- Es cierto. – Me sentí mal; yo amaba dormir con los perros en la cama.

- No nos importa. – Tom dijo; él estaba sentado frente a mí, al lado de Lily. – Pero no dejes que te muerda. – Se inclinó y le dijo a la niña.

Ella se puso de pie poco después e hizo que Bora la siguiente hasta el dormitorio arriba. Me dijeron que seguía haciéndose más y más buena para tocar el piano y hablamos de eso por un rato antes de que fuera forzada por Tom a irme a la cama temprano.

Él estaba siendo extremadamente cuidadoso, ni siquiera se atrevía a hablarme demasiado alto. Me imaginaba desde que estuvimos en el hospital que las cosas serían un poco como eso pero esto era más que "un poco"; así que estaba leyendo un libro con el pijama puesto, pero no me podía concentrar muy bien en las palabras que estaba leyendo.

Cogí mi pequeño cuaderno de bocetos de la mesita de noche y busqué mi pluma, comencé a dibujar y no alcé la vista de mi pequeña flor hasta que Tom se metió en la cama a mi lado.

Se sentía extraño, era muy extraño pero debía soportarlo, porque las cosas nunca habían sido así entre nosotros, nunca había querido con tantas ganas romper el silencio entre nosotros. Esto no era natural; se sentía mal y me hacía creer que las cosas nunca volverían a estar bien de nuevo.

- Y ¿qué haces? – Me sonrió, sentándose cerca de mí.

- Yo solo... dibujo una flor, creo. – Le expliqué y baje el cuaderno de dibujos. Tom lo observó por unos segundos.

2. Are You Still Mine? *En Español*(Tokio Hotel/Tom Kaulitz fanfiction)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora