Capítulo Treinta y tres. Hacer Un Ciudadano De Ti.

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// Espero que les guste este capítulo, aviso que la semana que entra puede que no suba...pero por el lado positivo podré estar leyendo sus historias! Nada es seguro, pero yo aviso por si acaso :) 

Les dejo también el vídeo de una de mis canciones favoritas (tengo muchas canciones favoritas...no pregunten cuántas, no lo sé), yo no sé ustedes pero yo amo a MCR y está canción simplemente me encanta también...es que...¡GUITARRAS! 

Y para que contraste mucho el video con la imagen: les pongo una foto de un lindo bebé - pensemos que es Günther-.

Pero me desvié del tema... 

¡Disfrútenlo! //

Mientras mamá estuvo en casa fue fácil cuidar de Günther, quién, para sorpresa de nadie, tenía ojos café oscuros que se parecían en forma y tono a los de Tom. Decidí que ya que mi mamá había vuelto a ponerse en forma después de tener dos bebés yo también lo haría, así que en lugar de llamar al entrenador que me recomendó Dasha fui al gimnasio tan seguido como podía y me obligaba a trabajar de un modo que odiaba, pero las endorfinas eran muy geniales y deshacerme de la incómoda faja se sentía como un gran logro.

Pero una vez que mamá volvió a España estuvo claro cuánto Tom no me ayudaba. Siempre tenía a Günther en su pequeño portabebés a mi lado o lo pondría en el sofá dónde los perros lo verían como uno de los suyos y se acurrucaban a su lado, a pesar de todo, él era un bebé callado, muy distinto de lo que mamá siempre me dijo que yo había sido. No me preocupaba de que se cayera porque aún no podía darse la vuelta boca abajo, aún era tan pequeño y frágil que no podía sostener solo su propia cabeza.

Mi bebé Günther nunca era problemático, en los primeros días en casa sí tuvo problemas para ajustarse a la comida, su estómago debía comenzar a trabajar por sí mismo y le daban pequeños cólicos que lo ponían de mal humor y cada vez que lloraba su carita se ponía roja. Después de que eso terminó se convirtió en un bebito muy tranquilo; durante el día lo sacaba en la carriola mientras Tom caminaba más deprisa delante de nosotros con los perros, y durante la noche me costaba trabajo dormir un poco ya que él demandaba atención.

Dylan nos había enviado un regalo ridículo, pero muy amigable: tres brazaletes de oro. Uno muy grande para Tom, uno más fino para mí y uno muy pequeñito para Günther. Los tres llevaban grabados nuestros nombres y la fecha de nacimiento de Günther; a Tom no le había gustado mucho el brazalete pero se lo ponía igual que yo y Gün. Aquello explicaba por qué quería saber toda esa información en su carta.

A veces le pedía a Tom que se levantara en la noche para ver por qué Günther lloraba pero se volteaba hacia el otro lado y me ignoraba completamente, no parecía entenderlo: Günther no solo era mi hijo, juraba que había ayudado más cuando Lily vivía con nosotros que ahora. Y tan solo dos semanas después de que Tom no me ayudara yo ya estaba cansada.

Él actuaba tan natural, como si nada hubiese cambiado, excepto por como no podía hacer el tonto en la casa porque Günther era un dormilón con mal humor, si lo despertabas...despertabas a la bestia, y casi siempre estaba durmiendo.

- Tom necesito ayuda. Esto no es lo que pediste, pero anda. Estoy haciendo demasiado... - Le dije, estaba sentado con su guitarra frente a la computadora en la habitación de huéspedes y me miraba con una ceja alzada.

- Jo, ahora estoy trabajando. Lo siento; ¡cuando termine te ayudaré! – Estaba molesto. Tom miró la pantalla de su móvil y apagó la pantalla antes de volver a mirarme, alguien le estaba llamando pero no contestó.

- No, Tom... ¡Hasta Bill me ha ayudado! – Le dije. - ¡Georg y la esposa de Gustav! ¡Andreas vino aquí y jugó con Günther mientras yo terminaba la columna!

2. Are You Still Mine? *En Español*(Tokio Hotel/Tom Kaulitz fanfiction)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora