2. Are You Still Mine? *En Español*(Tokio Hotel/Tom Kaulitz fanfiction)

Capítulo Veintisiete. Con Miedo De Que Alguien Más Me Escuche.

//Mis largas NA al final,

¡Disfrútenlo! //

Abrí los ojos es el hospital sintiéndome mucho mejor; había habido un gran peso en mis hombros que de pronto fue alzado de mis hombros cuando el médico anunció que todo estaba bien. Tom estaba sentado en lo que parecía ser una silla terriblemente incomoda junto a mi cama, él estaba cogiendo mi mano y no la soltó mientras estuve allí.

Todavía tenía que quedarme en el hospital por un par de días, porque de ahora en adelante no habría modo de que subiera a un avión o que fuera demasiado lejos de casa, oficialmente estaba atada un sitio por el bien del bebé. Tom estaba sorprendido, lo podía ver, y lo sabía. Teníamos una conversación sin terminar pero por el momento no la tendríamos.

Los padres de los chicos estuvieron allí esa mañana; Tom había llamado a mi madre con preocupación antes de dejar a su hermano saber de la situación. Los chicos habían llegado al hospital pronto, tuvieron que hacer algunas entrevistas antes de ir a casa a Hamburgo y sin la necesidad de que el guitarrista tocara él decidió ir a casa en un intento de poner las cosas en orden, ahora todos sabíamos cómo había salido eso.

- Es ridículo, hasta Scotty lo sabía... - Tom me dijo. Su madre estaba esperando afuera; él solo quería hablar conmigo antes de que habláramos con ella. - ¿Por eso estuviste tan misteriosa con tu resfriado?

- Fuiste muy claro cuando dijiste que no querías hijos, no encontré el momento de decírtelo. – Observé la intravenosa, no recordaba que me la hubieran puesto en la mano, recordaba estar en el casa en el baño y luego despertar en la cama en el hospital.

- ...eso es mierda. – Susurró. – No estoy diciendo que cambié de opinión, pero... - Asentí, él se veía cansado y preocupado.

- Lo sé. Pero no te estoy atando a esto...

- Hablas de ello como si fuera una especie de enfermedad o algo. – Tom me interrumpió. – No es como que te haya ayudado a evitarlo. Yo lo sé y tú lo sabes.

- Yo estaba tomando la píldora. – Le dije. – Sigue siendo mi culpa, yo soy quién está aquí. – Señalé hacia la cama.

- No, no lo es. – Me dijo fastidiado. – Yo también estuve allí. Vamos cincuenta-cincuenta en esto. – Intentó ser gracioso al respecto.

- ¿Estás molesto? – Miré hacia nuestros dedos entrelazados. Tom puso los ojos en blanco y negó con la cabeza. – Eso se ve un poco mal. – Apunté a su mejilla un poco oscurecida. Él la tocó con su mano libre.

- Sí, para una chica baja de peso eres algo fuerte. – Abrí la boca en forma de O mientras el doctor entraba.

- Buenos días, ¿cómo nos sentimos? – Era una mujer de rizos rubios. Ella me sonrió y luego esperó por mi respuesta.

- No siento nada especial. – Le dije. Ella asintió.