Los justicieros de dragones (mericcup)

Capítulo 13: Traición.

Capítulo 13: Traición.

El ejército romano se había instalado en el gran castillo, los clanes ya se habían enterado de la caída de Dumbroch, pero no podían hacer nada, la fortaleza era impenetrable a pesar de que estuviera debilitada y menos con el clan de Jorge, que era el más poderoso después de Dumbroch, defendiendolo. El clan de Jorge ya estaba en las puertas de la muralla esperando para entrar, las puertas se abrieron y entraron los más importantes, el ejército quedó afuera. Jorge y Bella fueron a palacio.

—¡Bienvenidos! —los recibió Fernando alzando una copa y con un enorme manjar delante de él—. Pasen, coman —dijo y Bella y Jorge se sentaron a comer.

—Tienes que darnos el castillo —exigió Jorge.

—Se los daré, pero ustedes van a hospedar a todo el ejército hasta que se conquiste el resto de los clanes —aclaró Fernando girando una manzana en su mano.

—¿Y el príncipe y la princesa? —consultó Bella.

—Huyeron antes que los atrapáramos —dijo Fernando sin ningún problema.

—¡Entonces no hay trato! —gritó Bella y Jorge y Fernando comenzaron a reír a carcajadas.

—Ah, Jorge, el rey de roma me había pedido que le mandara a la princesa Mérida; pero ya que escapó, Bella es muy linda, puede servir —dijo Fernando—; y además las mujeres fue el motivo por atacar Dumbroch.

—Sí, se la pueden llevar —dijo Jorge—, pero que sea un regalo de mi parte.

—¿Qué? —dijo Bella sorprendida por las palabras de su padre.

—¡Guardias!, llévenla al calabozo —dijo Fernando.

—¡No me pueden hacer esto! —dijo mientras peleaba por salir de las manos de los guardias—. ¡Eres mi padre! —protestó.

—Ahora nuestro objetivo es el resto de los clanes —dijo Jorge brindando con Fernando.

—Espero que el rey se conforme con Bella, porque si no va a retirar los ejércitos —dijo Fernando—; y sin ejército, no hay conquista.

En el calabozo.

—¡Me vengaré! ¡Juro que lo ha...! —Justo en ese momento se dio cuenta de algo—. ¿Y si conquisto al rey?, puaj, espero que sea alguien joven, si lo enamoro podría convertirme en la reina —pensó Bella.

Ya habían visto todos lo dragones, pero no se decidían por ninguno. Valka seguía tranquila como siempre era ella, cualquier otra persona ya se hubiera fastidiado. Iban pasando por debajo de un arco donde colgaban muchos gronkols, los que roncaban mucho.

—¿Te gustan ellos? —preguntó Valka, ya que Grum los veía fijamente, el negó con la cabeza—. ¿Entonces por qué los miras?

—No miro a los dragones —dijo Grum con tono preocupado—. Miro la grieta que se está haciendo en la piedra —agregó y señaló al techo, todos miraron y vieron una enorme rajadura que se agrandaba.

—¡Corran! —gritó Hipo y todos, menos Grum, salieron corriendo—. ¡Grum, corre! —volvió a gritar pero Grum no le hizo caso, se quedó inmovilizado, y en eso la piedra no aguantó más y se rompió cayendo un enorme gronkle sobre Grum.

—¡Grum! ¿estás bien? —preguntó Hipo entrando a la enorme nube de polvo que se había formado. El polvo se fue dispersando y apareció Grum con un enorme gronkle aplastándolo.

—Creo... que ya... elegí... mi dragón —dijo de forma cortada por la falta de aire, el dragón se levantó y le lamió la cara, y todos, menos Grum, se rieron—. No es gracio... —No pudo terminar porque lo lamió de nuevo.

—Solo faltas tú, Mérida —dijo Hipo abrazándola por los hombros—. ¿Te gusta alguno? —preguntó.

—Por ahora ninguno —dijo Mérida triste, y se escuchó un rugido del alfa alertando algo, Valka corrió rápido hacia afuera; y en eso entraron cinco dragones, algunos heridos. Uno era muy parecido a brincanubes, pero negro con rojo y sus ojos eran de un rojo profundo pero en ese momento expresaban dolor y miedo. El dragón se acercó a Mérida y cayó desmayado en el suelo por el cansancio y el dolor. Mérida se acercó rápidamente junto con Valka.

—¿Se recuperara? —preguntó Mérida mientras le acariciaba el hocico y Valka lo revisaba.

—Con muchos cuidados sí —dijo Valka y Mérida se puso contenta. Valka se acercó a Hipo y le susurró en el oído:— Creo que encontró a su dragón.

—¿Sabes que especie es? —preguntó Hipo en un susurro.

—No, solo sé que es parecida al stormcutter —dijo Valka de igual manera.