Capítulo 15: Cada vez más cerca.

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Capítulo 15: Cada vez más cerca.

Bocón llevaba dos semanas navegando con Patapez y aún no encontraba ni pistas del paradero de Hipo, pero sí había llegado la noticia de la caída de Dumbroch, de igual manera no le tomaron ni la más mínima importancia.

—¿Sabes dónde estamos? —preguntó Bocón a Patapez, el que miraba un mapa de todo el archipiélago.

—Por mis cálculos estamos aquí —dijo Patapez señalando un punto en el mapa.

—¿Qué es esta isla? —volvió a preguntar, ya que patapez se había estudiado todo el archipiélago de pies a cabeza.

—Una cárcel para dragones —contestó Patapez—, pero también tiene un pequeño pueblo —agregó.

—Ahí podríamos abastecernos de provisiones —dijo Bocón pensando— y tal vez haya algún rumor sobre Hipo. —Salieron rumbo a la isla. Después de una hora de viaje llegaron, y vieron un gran alboroto de gente. Bajaron del barco y se acercaron a la zona, donde había una persona sobre un escenario tratando de calmar a la gente que estaba toda alborotada.

—¡Cálmense! —gritó un hombre muy fuerte—. No hay que alarmarse, solo son jinetes de dragones, los buscaremos y los mataremos —dijo él, pero la gente no se tranquilizaba.

—¿Y si se les da por atacar la ciudad? —se quejó una mujer.

—No, ellos solo buscan liberar dragones —dijo el robusto hombre—, y, además, es la primera ves que lo hacen; tal vez no lo vuelvan a hacer.

—Pero ahora eran cuatro personas y tres dragones —dijo un hombre de los que miraban, y se pusieron a discutir entre todos.

—¿De que están hablando? —preguntó Bocón a un espectador de la discusión.

—Parece ser que unos jinetes de dragones liberaron a todos los dragones —contestó, y a Bocón se le dibujó una sonrisa y corrió a buscar a Patapez que había ido a buscar comida y provisiones—. ¡Patapez! —le gritó mientras corría hacia él.

—¿Qué pasa? ¿Conseguiste información de Hipo? —preguntó al ver la felicidad en el rostro del vikingo.

—No exactamente de Hipo —aclaró Bocón—, pero cuatro jinetes y tres dragones atacaron la isla —informó muy feliz.

—¿Estás diciendo que hay más jinetes? —Bocón asintió— ¡Eso es asombroso!, Hipo puede ser uno de ellos —dijo Patapez entusiasmado.

—Pero no sé cómo encontrarlos —dijo Bocón desanimado.

—¿Dijiste que atacaron la isla? —preguntó y Bocón asintió—. ¿Para qué?

—¡Claro!, tenemos que buscar otra isla con dragones enjaulados —inquirió Bocón sonriendo—. ¿Cuál es la isla con dragones encarcelados más cerca? —preguntó.

—Los Bog-Burlands, están a un día de viaje —contestó Patapez.

—Hay que ir, y llegar antes que ellos —dijo Bocón, compraron provisiones y salieron rumbo a Bog-Burlands.

En el nido todo estaba tranquilo, se habían puesto a cuidar a los dragones ya que algunos estaban heridos, y Mérida practicaba vuelo con su dragón llamado Drangus —nombre puesto en honor a su caballo que había quedado en Dumbroch—. Y Grum había descubierto un nuevo material jugando con su dragón llamado Hornito, al material lo había llamado "hierro de gronkle" y ya había hecho unas especies de armaduras para los dragones que eran muy livianas y resistentes, pero no estaban terminadas, también había fabricado espadas, dagas y otras cosas para intercambiar con el mercader Johan, ya que Valka le había dicho que iba a pasar por ahí.

—Hipo, ven, ayúdame a cargar esto —pidió Grum cargando una pila de cosas de metal.

—¿Para qué quieres todo eso? —preguntó Hipo.

—Para intercambiar con el mercader Johan —contestó Grum—, ¿quieres venir?

—Sí, yo también debo comprar algunas cosas —dijo Hipo—. ¿Mérida, necesitas algo? —preguntó a la pelirroja.

—Si tiene flechas, compra todas —dijo Mérida desde lo lejos.

—Bueno, nos vamos —dijo Hipo, subió a Chimuelo, se puso su casco y ambos partieron.

Después de una hora buscando vieron a el barco del mercader Johan navegando, los dos se acercaron y descendieron al frente de un asustado Johan.

—No me hagan nada —dijo Johan alzando las manos—. Pueden llevarse todo. —Grum e Hipo rieron.

—Venimos a comerciar, Johan —dijo Hipo bajando de Chimuelo.

—Uff... Espera, esa voz yo la conozco... —dijo Johan pensando—. ¡Eres Hipo! —exclamó sorprendido.

—Sí —afirmó Hipo luego de unos minutos, a la vez que se sacaba el casco—, traemos un nuevo material —dijo y le tiró una espada, Johan la agarró y la movió cortando el aire.

—Es muy liviana, no creo que aguante mucho —dijo Johan y Grum rió.

—Pruébala —desafió Grum con una mirada segura, Johan le pegó a un maniquí de madera que había y lo cortó en dos de manera impecable.

—¿Tienen más de esto? —preguntó Johan impresionado.

—Dos espadas más y algunas dagas y otros utensilios —dijo Hipo.

—Pueden llevarse todo lo que quieran —dijo Johan sonriendo. Hipo y Grum se pusieron a agarrar cosas como metal, cuero y otras materias primas; Hipo fue a una zona donde había joyas y compró un lindo collar de oro para Mérida. Les dejaron todo el hierro de gronkle y se fueron con miles de cosas.

Los justicieros de dragones (mericcup)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora