Capítulo 53: El final.

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Capítulo 53: El final.

Después de que el monje dijera eso su collar empezó a brillar seguido de su cuerpo.

—¿Qué...? —inquirió Drago confundido cubriéndose con su brazo de la fuerte luz.

—¿Qué está haciendo? —pregunto Mérida sorprendida.

—No lo sé —contestó Catalina de igual forma, la luz se volvió más intensa provocando que todos cerraran los ojos y luego se expandió haciendo que todos cayeran al piso. Las sombras de arena negra se transformaron en arena dorada y cayeron al suelo, Drago fue lanzado contra una pared quedando inconsciente, su dragón lo agarró rápidamente y se lo llevó volando.

—¿Ganamos? —preguntó Mike levantándose—. ¡Ganamos! —gritó saltando de manera eufórica.

—Oigan —dijo Mérida interrumpiendo su festejo—, miren. —El monje se encontraba al lado de la piedra tirado en el suelo.

—No... —dijo Catalina acercándose corriendo y todos la imitaron—. No se preocupe, estará bien —le dijo al monje convenciéndose a sí misma.

—No, mi vida ya a llegado a su fin —dijo en un tono débil—. Catalina, tú serás la nueva jefa —anunció y ella asintió triste, luego hizo una seña para que Mérida se acercara.

—¿Qué pasa? —preguntó agachándose.

—Esto ahora te pertenece —dijo entregándole su collar—; es muy poderoso, no debe caer en las manos equivocadas.

—No puedo aceptarlo —dijo apenada—, seguro hay alguien mejor.

—Te equivocas —dijo con las pocas fuerzas que le quedaban—, está en tu destino ser la portadora de este collar.

—Está bien, lo cuidaré con mi vida —dijo dándole una sonrisa.

—Ahora tú, Hipo —dijo el monje—, debes saber que la piedra no sólo sirve para controlar dragones.

—¿Qué otras cosas hace? —preguntó curioso pero a la vez triste.

—Eso el tiempo te lo dirá —aseguró—. Nunca se olviden de la profecia, sólo los cuatro grandes podrán vencer a la oscuridad —dijo y lentamente fue cerrando sus ojos.

—Está muerto —informó Catalina triste.

—¡¿Cómo que los vencieron?! —gritó Pitch enojado a Drago y a una sombra.

—Sus sombras desaparecieron —dijo Drago—. No podía pelear solo.

—¡Como si tú hubieras hecho mucho! —dijo la sombra desafiándolo—. Quedaste inconsciente, estás vivo porque tu dragón te salvó —acusó.

—Sí, porque tus sombras fueron destruidas como si no fueran nada; en  realidad, no son nada —se defendió enojado.

—Si sabes, querido amigo —habló Pitch con furia—, ¡las sombras son mías! —gritó furioso.

—Perdón, no sabía —dijo sin un rastro de arrepentimiento, hasta se podría decir que fue sarcasmo—. ¡Ahora por qué rayos esas sombras fueron destruidas con tanta facilidad! —le gritó en la cara.

—¿Tú sabes con quien estas hablando? —dijo sonriendo con malicia—. Pues, estás hablando con el rey de la oscuridad y del miedo, ¡ten más respeto! —le gritó.

—¿Y sabes quién soy yo? —preguntó y Pitch asintió.

—¿Por qué crees que te traje? Pista, por tus modales no fue —dijo riendo—. Sé que traicionaste a los defensores, sé que conoces mucho de dragones, sé que odias a Hipo.

Los justicieros de dragones (mericcup)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora