Los justicieros de dragones (mericcup)

Capítulo 14: Los justicieros.

Capítulo 14: Los justicieros.

Ya habían pasado dos semanas, el dragón de Mérida había mejorado mucho y ya podía volar un poco, pero no podía hacer mucho esfuerzo porque se lastimaría de nuevo. Valka había llamado a todos para hablar, se sentaron en una mesa redonda, ella tenía un rollo de papel en la mano.

—¿De qué quieres hablar? —preguntó Hipo mirando curioso el rollo de papel—. ¿Qué es ese rollo?

—Es un mapa de todas las islas en las que hay dragones capturados, ahora que somos más podemos liberarlos, yo sola no podía —dijo y extendió el gran mapa sobre la mesa, mostraba muchas islas donde había dragones y entre ellas estaba Berk.

—Son muchas —dijo Mérida mirando las islas.

—¿Por qué no empezamos con esta que es la más cerca? —sugirió Grum, señalando una isla pequeña pero que servía como cárcel de dragones.

—Apronten todo, en la tarde cayendo las noche nos vamos —dijo Valka.

—¿Y yo qué hago? —preguntó Mérida.

—Cuida el nido y a tu dragón —ordenó Valka.

—Pero yo quiero ayudar —insistió Mérida haciendo cara de perrito mojado, si en algo se destacaba, era en su terquedad.

—Bueno, ésta bien —se rindió Valka—. Irás con Hipo en Chimuelo, apronta tus cosas —ordenó y todos se fueron a buscar lo necesario para el viaje.

El carruaje en el que iba Bella estaba entrando al castillo, con muchos soldados rodeándolo, éste paró adelante del palacio, que parecía ser el de la familia real.

—Baje señorita —dijo un guardia tomándole la mano y Bella la sacó rápidamente.

—¡No me toque!, fuera, yo se bajar sola —aseguró Bella.

El rey miraba todo de la ventana de su cuarto, y se le dibujo una sonrisa en el rostro, esa era la chica que el quería, hermosa y con ese carácter odioso que a él tanto le gustaba.

—Muéstrele una habitación a la señorita —dijo Hans al criado, él asintió y se fue—. Tú serás mía —dijo con una radiante sonrisa.

En el nido todos estaban prontos para partir, el alfa se quedaría cuidando el nido con los demás dragones.

—Hora de partir —dijo Valka y todos remontaron vuelo, después de media hora divisaron la isla, y pararon en una zona sin vigilancia.

—Este es el plan —dijo Hipo comenzando a hablar—:  Grum los distraerá con Aplastado —el nombre del dragón de Grum— yo y Mérida entraremos a liberar a los dragones y Valka vigilará, cuando los dragones salgan, tendrán que guiarlos al nido, ¿entendido? —explicó el plan y todos asistieron afirmando lo último preguntado.

—Hola, guardias inútiles —se burló Grum haciendo gestos odiosos con las manos y la cara, sobre su dragón; los guardias quedaron en shock por ver a una persona montando un dragón y ni precisó llamar la atención. Hipo y Mérida pasaron por atrás de los guardias que solo miraban al dragón y a Grum, cuando entraron era una especie de cueva, agarraron una antorcha y a los lejos vieron jaulas pero también tres hombres custodiándolas con antorchas.

—Mérida, tú distráelos, yo iré por  detrás —dijo Hipo y ella se paró delante de los guardias.

—Hola, guapos —saludó Mérida con voz coqueta y los guardias la miraron embobados, Hipo llegó por detrás y noqueó a los tres.

—Con distraerlos no me refería a eso —dijo Hipo molesto.

—¿Estás celoso? —preguntó Mérida y lo besó—. No te pongas así, soy solo tuya y tú eres solo mío —aclaró y le dio otro corto beso.

—Vamos a liberar a los dragones de una vez —dijo Hipo y tomó las llaves del guardia, liberaron a todos y tacharon la isla del mapa.