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¿Adiós...?

Perdió la conciencia después de escuchar a su mejor amigo, quería moverse pero le era imposible.

Parece que se volvió costumbre estar así.
No podía ver, ni escuchar.
Y a diferencia de otras veces, en ésta ocasión se sentía tranquilo, no tenía nada en mente, estaba en blanco, simplemente estaba ahí.
Todo estaba bien, Mikey está fuera de peligro, si es así, entonces todos sus amigos estarán felices y bien.

Aunque sintió un poco de pena por su compañero, pensó que podría soportar un poco más, pero al parecer su cuerpo quería otra cosa.

Quería darse por vencido, pero el pensamiento de querer ver con sus propios ojos a su comandante, cerciorarse de que está bien, sonreirle y disculparse, lo impulsa a no hacerlo.

Quizás sea una excusa para no morir, pero quiere creer que su compañero también quiere verlo, y él desea abrazarlo y consolarlo.

Quiere creer que su compañero lo apoya, tiene esperanzas después de escucharlo gritar. Está bien, aún sigue sintiéndose culpable, aún sigue queriendo llorar. Pero no importa, él no importa, nunca importó, entonces todo está bien.

Sabe que no ha muerto, no está seguro del todo, pero eso tampoco importa. Solo simplemente lo sabe.

Inhala y exhala, disfruta de esta tranquilidad mientras puedas Hanagaki, porque puede que no dure mucho.

Respira hondo, no ve, no siente, no escucha, cree saber, pero no sabe nada.

La oscuridad en ese agujero se desvanece, está listo.

Un rayo de sol percute en su rostro, sus largas y cedosas pestañas se mueven al compás de la brisa y un ligero aroma antiséptico e higiénico se presenta de una manera molesta que comenzaba a hostigar su sensible nariz

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Un rayo de sol percute en su rostro, sus largas y cedosas pestañas se mueven al compás de la brisa y un ligero aroma antiséptico e higiénico se presenta de una manera molesta que comenzaba a hostigar su sensible nariz.

Sus ojos moviéndose con curiosidad por el lugar, parecían no encontrar un lugar exacto en el cual centrarse.
Su labio inferior, con una herida aún sin cicatrizar por completo, temblaba levemente.

Su brazo derecho intentaba moverse, fracasando en el intento, pues le era doloroso cualquier pequeño movimiento que hiciera.

Una mueca de dolor hizo aparición en su rostro cuando intentó mover su brazo izquierdo, notando un peso extra en este.

Sus iris azules se dirijieron en dirección a su brazo izquierdo, encontrándose con el cuerpo dormido de un pequeño bicolor, sonrió levemente al verlo descansar tranquilo.

Quizo mover su brazo, pero dolía demasiado y aún más con alguien dormido encima de este.

Con cierto eje de molestia y dolor intentó con todas sus fuerzas dejar en libertad su brazo izquierdo, no tenía intenciones de despertar a su compañero así que al inicio procuro hacerlo despacio y con cuidado, pero el dolor incrementaba y se volvía menos soportable.

Mírame solo a mí  | Mitake [Pausada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora