Capítulo 2

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Apenas y pude llegar con bien a casa, pero ¿Quién puede manejar en calma después de una situación tan extraña e incómoda como la que viví? Todo en mi mente resulta confuso

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Apenas y pude llegar con bien a casa, pero ¿Quién puede manejar en calma después de una situación tan extraña e incómoda como la que viví? Todo en mi mente resulta confuso. Sus ojos aparecen como una película en mi mente y me ocasiona gran disgusto, ladeo la cabeza para deshacerme de ese recuerdo, suspiro intentando controlarme y voy escaleras arribas para buscar mi vaper, ya que dentro de casa no puedo fumar.

Me dejo caer de espaldas sobre mi cama y estiro mi brazo para agarrar el vapeador que se encuentra en mi mesa de noche, presiono el botón rojo e inhalo la esencia de uva que tanto me encanta y expulso el humo hacia el techo.

En ese momento tocan a mi puerta...

—Esmeralda, ¿estás allí? —Escucho la voz de Jade desde afuera.

Jade es mi hermana menor, mi consentida y mi confidente ella tiene tres años menos que yo, pero a sus dieciocho años es bastante madura y centrada. Recién terminó la secundaria y ahora mismo debate por su decisión de estudios. Siempre hemos sido muy unidas, ella lo es todo para mí.

—Pasa, acá estoy —digo con la mirada puesta en la puerta de entrada.

Ella pasa como un huracán y se avienta de golpe a mi cama como una niña pequeña para luego dar un beso a mi mejilla.

—¿Qué tal tu día? —pregunto acomodándome de lado y ella hace lo mismo para quedar frente a mí.

—Creo que voy a estudiar contaduría, ¿tú qué opinas? —Entrelaza sus dedos demostrando nerviosismo.

—Opino que serás muy buena en lo que desees estudiar, solo debes echarle ganas y todo va a estar bien, chiquita. —Separo sus manos nerviosas y acaricio una de ellas.

Nos quedamos en silencio y tomadas de las manos por unos minutos, hasta que ella decide romper el silencio.

—¿Te ocurre algo? —Me observa con suspicacia.

Quiero decirle que no para no abrumarla con mis paranoias, pero me conoce tanto que es imposible mentirle u ocultarle algo.

—Hoy conocí a alguien que...

—¿Te gustó un hombre que no es Alessandro? —Interrumpe lo que estaba por decirle.

—¡No! Para nada, no se trata de eso.

—¿Entonces? —Frunce el ceño esperando mi respuesta.

—Antes de llegar a casa fui a la inmobiliaria, allí conocí a un hombre tan extraño y misterioso que me generó cierta desconfianza.

Ella se sienta sobre la cama, toma un cojín y se recuesta del tapizado.

—¿Un cliente de papá?, pero extraño ¿Por qué?

—Un nuevo socio, Jade, que me resultó tan intimidante

—Alguien impresionó a la gran Esmeralda —dijo burlona-. Ya sabes como son de raros los empresarios, no ves a papá. —Ambas reímos.

Riesgosa SeducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora