Capítulo 25

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Esto no pinta bien, Paolo se encuentra más muerto que vivo, lo vemos apagarse frente a nuestros ojos

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Esto no pinta bien, Paolo se encuentra más muerto que vivo, lo vemos apagarse frente a nuestros ojos...

—Es cuestión de minutos. ¡Lo siento mucho! —dice el doctor mientras palmea el hombro de Patrick quien me aprieta la mano fuertemente al escuchar aquello.

El doctor comienza a alejarse hacia la puerta, pero el Puma lo detiene antes de que pueda salir.

—Si él muere, tú también morirás por no hacer bien tu trabajo —lo amenaza con su arma en la mano.

—Él no va a morir —el grito estremecedor de Valentina hace que los vellos de mis brazos se pongan como erizo.

—Cálmense, no sé dan cuenta de que Paolo los oye. ¡Hey, Puma! —Fija su mirada en el mencionado—. Esto no es culpa de ese doctor, no es culpa de nadie. Deja que se vaya —ordena, y el Puma abre paso para que el doctor pueda salir, con una cara de furia que no intenta ni siquiera evitar.

La tensión en el ambiente es cada vez más pesada. Cada uno con sus opiniones y pensamientos distintos, yo solo trato de mantenerme al margen de todo esto. Aunque solo una cosa me sigue perturbando... Por qué Paolo tenía el relicario de mi hermana, no podía sacar ese pensamiento de mi cabeza y me consumía el temor de que Paolo nos abandonara sin decirme una palabra acerca de eso.

Por otra parte, lo que más anhelaba era salir de aquí, la presencia del Puma me incomodaba, me repugnaba, él desprendía hostilidad. Había algo en él que me asqueaba.

Las horas pasaban y el llanto de Valentina aumentaba, Patrick estaba casi mudo, era como un funeral, sí, estamos velando a quien aún no fallecía, pero vamos... Parecía estar muerto en vida.

Me acerco muy lento a Patrick, él se encuentra de espaldas hacia mí con la mirada fija en su hermano. Me posiciono detrás de él y con mis brazos lo envuelvo desde atrás.

—¿Podemos hablar un momento? —susurro mientras acaricio su abdomen.

—No es el mejor momento, Esmeralda. —Lo suelto de inmediato y ruedo los ojos, aunque él ni me está mirando.

—Para mí si lo es, Damasco, debemos hablar ahora —respondo con hostilidad.

Patrick se da media vuelva y me mira enfurecido, se acerca lleva su mano a mi antebrazo para presionarlo, más fuerte de lo quiero admitir y tirando de mí, me obliga a caminar a un rincón alejado de los demás.

—Que fue lo que no entendiste de lo que he dicho. No es el mejor momento, ¿comprendes? Mi hermano se está muriendo frente a mis ojos.

La gota que derramó el vaso, entonces su hermano y su familia si son importantes, pero las mías que se vayan a la chingada, pues no... No lo acepto, no me da la gana de aceptarlo.

—Yo tengo una hermana muerta y él tenía su relicario. ¡Yo debo saber porqué lo tenía y debo saberlo antes que el hijo de la chingada de Paolo se muera!, ¿me comprendes tú? —grito sin importarme nada porque la furia se apodera de mí y recorre todo mi ser.

Riesgosa SeducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora