Paolo camina con decisión hasta nosotros, Valentina sigue colgada de su brazo como si temiera a que él se le escape ¡Ridícula! Si ella supiera lo tonta que se ve, quizás, lo evitaría.
—Hermano querido. Cuánto me encanta verte —dice mientras estrecha a Patrick en sus brazos. Mi mirada y la de Valentina se encuentran. Sonrió falsamente.
—No puedo decir lo mismo, hermanito, pero bienvenidos. —Patrick coloca su mano sobre mi cintura y me acerca sutilmente hacia él—. Ella es Esmeralda, la mujer de quien te hablé —comenta, mirándome con ínfulas de rey.
—Eres más hermosa de lo que imaginé. —Paolo me guiña un ojo, y con delicadeza sujeta mi mano, dejando ver los vellos oscuros que envuelven la suya. Me realiza una mínima caricia y me hace girar con galantería—. Sí, eres preciosa, ahora entiendo a mi hermano.
Él, palmea el hombro de Patrick. Es increíble lo mucho que se parecen ellos dos, a excepción de ese cabello tan oscuro para sus ojos tan claros, que, por cierto, no inspiran temor como llegué a percibir de su hermano el día en que lo conocí, y su delgadez que lo hace ver, incluso más alto, pero es solo una pequeña ilusión óptica.
Valentina se limita a sonreír con una marioneta mientras ellos se internan en su mundo, en su conversación como si nosotras dos no existiéramos. Miro a todas partes intentando localizar a uno de los hombres que ya parece mi sombra y cuando lo tengo en la mira, hago un gesto con mi mano para que se acerque.
—¿Qué necesita, señorita? —pregunta, en cuanto llega al frente de mí.
—Cigarrillos.
Con rapidez, saca una caja de su bolsillo, un encendedor y me lo entrega. ¡Qué eficiente! No, no es eficiencia es manipulación, es estrategia, lo hacen para que yo no tenga una excusa para alejarme de Patrick. Río con sarcasmo y el joven se retira. Cuando estoy por encender uno, Patrick se voltea hacia mí, me mira inquietante y saca un encendedor, lo presiona y coloca la llama frente a mí, sin pensarlo me acerco e inhalo la nicotina que tengo entre mis dedos. Valentina da un paso atrás, parece que el humo proveniente de mi cigarro le ocasiona molestia, así que aprovecho para molestarla. Inhalo lo más que mis pulmones resisten y dejo salir el humo directo a su rostro, lo que provoca en ella una pequeña tos, más fingida que cualquier cosa.
—Esmeralda —dice Patrick entre dientes, apretando mi brazo.
—¿Qué pasa? —digo moviendo el brazo para que me suelte.
—Déjala, no abuses. —Me suelta bruscamente y lo miro con desprecio, pero él ni me toma en cuenta.
Sin ánimos de jugar su estúpido juego, me alejo caminando hacia la cocina interna del salón para buscar algo mejor que beber.
El bullicio dentro la cocina es abrumador y, parece ser, no una cocina de salón en una mansión, sino la cocina de un gran restaurante minimalista. Sus colores neutros y la luz baja hacen del espacio algo elegante, el mesón de mármol es muy amplio y los artefactos están todos perfectamente combinados. Yo continúo mirando desde la entrada acompañada de mi amigo, el cigarrillo; hasta que de pronto observo lo que busco, la zona de los licores. Me apresuro a entrar, miro hacia atrás y, por extraño que parezca, los guardias no me siguen, cuando fijo mi mirada hacia adelante golpeo con alguien que deja caer una bandeja en la cual llevaba unas copas y mi cigarrillo cae al piso quedando empapado por el líquido que se derrama por doquier. ¡Lo que faltaba!
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Riesgosa Seducción
عاطفية[BORRADOR] Libro I: Bilogía "La elegida del mafioso" Esmeralda, una joven estudiante de letras en una prestigiosa universidad de México, disfruta de una vida repleta de lujos y comodidades gracias a su padre, dueño de la principal empresa de bienes...