5. CHARCO DE SANGRE

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Tomé las llaves del BMW negro y conduje hasta el prostíbulo del señor Jones

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Tomé las llaves del BMW negro y conduje hasta el prostíbulo del señor Jones.
   Taehyung mantuvo su mirada fija en su navaja, se aseguró de tenerla bien afilada.
Estacioné a una cuadra de distancia. Saddie se colocó los tacos mientras protestaba.
   — ¿Por qué Juana no vino? Odio usar tacos. Esto debía hacerlo ella.
   —Ya deja de chillar. Apresúrate —bufó Taehyung encendiendo su cigarro.
Caminamos hacia la entrada trasera. Dos mujeres vestidas con una tanga dorada y billetes amarrados, bebían ron.
   —Buenas noches, guapos —habló una. Procedió a acercarse a Taehyung.
   —Buenas noches. Buscamos a Sarah.
   —Ella está ocupada, pero yo puedo tomar su lugar —acarició el pelo de mi amigo. Taehyung se echó hacía atrás.
   —Dudo que puedas.
   —Tenemos prisa —me apresuré a decir antes de que ella responda de mala forma—. ¿Podrían decirle que la buscamos?
   —Como quieran —di un último vistazo a Taehyung y se retiró.
   —Ridícula —masculló Tae.
   —No seas así. Ya sabes cómo son tratadas aquí.
   —Buenas noches —Sarah apareció con aquella mujer atrás—. Vete, Magnolia. Esto es un asunto íntimo —la morena rodó los ojos y se retiró—. Jones está adentro. Ya he preparado todo. ¿Ella es? —observó a Saddie.
   —Si.
   —No aceptará que le baile. No parece prostituta. Parece una psicópata que quiere matarlo.
   —A eso he venido —respondió la rubia con una sonrisa torcida.
   —Ven, te ayudaré a que tu papel sea más creíble. Ustedes entren por delante y pidan la mesa número cuatro. Detrás de la mesa hay una cortina que dirige a la habitación donde estará ella con Jones —comentó—. Cuando Magnolia y Carla comiencen a bailar, ustedes ingresen a la habitación. Saddie estará apoyando su culo en la cara de Jones —soltó una pequeña risa.
No me agradaba la puta idea de que Saddie lo haga, pero así lo había decidido Jungkook.
   —Ven, rubia.
   —No hagas estupideces Saddie. Sigue el plan —advirtió Tae.
   —Sí, señor —respondió en un tono burlesco.
   —Tranquila —me acerqué—. No te pasará nada extraño. Ingresaremos a tiempo.
   —Si me hace algo, clavaré esto en su asqueroso pene —levantó la falda mostrando una navaja debajo.
   Sonreí ante su respuesta. Saddie me dedico una última mirada y entro luego de Sarah.

   Tae y yo nos sentamos en la mesa que nos había sido indicada. El lugar era asqueroso.
Repleto de cerdos necesitados por un buen polvo. Intenté retener mi cara de asco.
   Pedimos un poco de whisky. Taehyung terminó su tercer cigarro. Se mostraba relajado. Era un profesional.
   De pronto Magnolia y Carla aparecieron en acción. Podía entender porque sería sencillo escapar sin que nadie nos vea. Magnolia y Carla tenían un buen cuerpo. Sabían esconder el dolor que vivían detrás de una impecable sonrisa.
   Me coloqué mis guantes negros. Cargue mi pistola y atravesamos la cortina.
   Entramos a la habitación. Vimos a Saddie a lo lejos. Vestía una minifalda de cuero que dejaba ver parte de sus glúteos. Por arriba una bikini a juego que solo cubría sus pezones.
   Saddie movía sus caderas como nunca antes lo había imaginado.
El maldito cerdo mantenía su mano dentro de su pantalón, tocándose al ver a la rubia bailarle.
   Él la tomó por la cintura. Ella fingió una sonrisa, ocultando sus ganas de vomitar. Bajó su mano acariciándole el culo y las piernas.
   Saddie subió su mano a su cintura. Él zafó su agarré y subió hasta tomarle un pecho. Saddie frunció el ceño, Jones largó una carcajada.
   La tomó por la fuerza e hizo subirla encima de él. Bajó el cierre de su cremallera intentando liberar su maldita erección.
   —Lo mataré ya mismo —musité. Taehyung me frenó.
   —Aun no.
   Jones comenzó a besarla. Saddie intentó detenerlo pero él inmovilizó sus brazos. Bajó con su lengua por su cuello hasta llegar a sus pechos donde intentó descubrir uno de ellos.
   —Suficiente —resoplé.
Taehyung corrió silenciosamente hasta tomarlo por el cuello. Lo trasladamos a una habitación donde Sarah nos esperaba. Alejada de todo el show. Yo ayudé a Saddie colocarle una bata
   —Con que te gusta abusar de tus bailarinas. Maldito cerdo —Taehyung jaló de su cabello.
   — ¿Qué te parece si hiciéramos lo mismo contigo? Cubre su boca, Saddie.
   —Con gusto —la rubia se acercó y colocó cinta para silenciarlo—. A ver, que tienes aquí —metió su mano dentro de su pantalón y liberó la pequeña erección. Saddie puso cara de asco—. Que divertido sería... amputarlo —levantó su navaja. Jones negó desesperado.
   —Dinos donde están las demás chicas secuestradas y te dejaremos libre —Jones continuó negando—. Tae...
   Taehyung procedió a cortar uno de sus dedos. Jones cerró los ojos ante el dolor.
   —Dinos donde están las chicas —repetí. Quité la cinta de su boca.
   —No lo sé —negó. Tae cortó otro dedo—. ¡Hijo de puta!
   —Ya no tengo paciencia. Dinos donde están las chicas o conocerás a nuestra amiga.
   —Ya te lo he dicho —sollozó—. No sé dónde están.
Saddie se acercó. Se inclinó ante él. Besó su frente y tomó su pene.
   — ¡No, por favor! ¡Te lo ruego! ¡No lo hagas! —Saddie dibujó una sonrisa diabólica y acercó la navaja para cortarle su miembro—. ¡Están en el hotel abandonado! ¡Todas ellas! ¡Están ahí! Bajo la guardia de cinco hombres —Saddie se alejó. Él respiró aliviado.
   —Bien, gracias Jones.
   —Ahora sáquenme de aqu... —Le di la señal a Tae. El castaño rebanó su cuello. Un charco de sangre decoró el piso.
   Escapamos de allí antes de que nos pudieron ver. Sarah se encargaría de liberar a todas las chicas del lugar.
   Nos subimos al auto rumbo al maldito hotel. 

El Hotel [+18] - Jeon JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora