18. SALA AZUL

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   Las puertas de la inmensa mansión de ese tal M

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   Las puertas de la inmensa mansión de ese tal M.Y. se abrieron. Un mayordomo con un impecable traje nos recibió.
   Jungkook me quitó el tapado de piel que robó del placar de Juana y se lo entregó al hombre de edad avanzada. También le alcanzó su gabardina negra.
   Caminamos hacía las escaleras de mármol, adornadas con una sofisticada alfombra dorada.
   —La Sala Azul está en el segundo piso —Jungkook caminó delante de mí.
   Los tacones, incomodos, que llevaba resonaban en el piso. El corazón me latía a mil.
Jungkook se detuvo ante unas puertas amplias de roble. A su lado un cartel dorado con letras negras anunciaba que esa era la famosa Sala Azul.
   El pelinegro volteó para observarme. Acomodé el cuello de su camisa oscura. Él sonrió mostrando sus dientes. Parecía más cálido de lo que acostumbraba. Quizá estaba nervioso. No tenía esa impotencia que reveló los primeros días que estuve en el hotel. Este Jeon Jungkook era totalmente diferente. Algo había cambiado.
   — ¿Lista? —asentí ante su pregunta. Golpeó la puerta y esta fue abierta. Una joven nos abrió. Dibujo una sonrisa en su rostro, aunque sus ojos gritaban por ayuda. Me recorrió un escalofrió al verla.
   Las paredes daban honor al nombre de la sala. Esculturas de mármol, cuadros sofisticados. Adornos de gran valor. Una mesa larga al final de la sala, con un total de diez sillas con cojines índigo con detalles dorados.
   En la esquina se encontraba sentado un hombre con un traje azul marino. Su cabellera plateada resaltaba aún más el color pálido de su piel.
   Levanto la mirada al vernos y ladeó una sonrisa. Se puso de pie para recibirnos.
   —Jeon Jungkook. Qué bueno volverte a ver.
   —Min Yoongi. Lo mismo —estrechó su mano.
   — ¿Quién es esta hermosura? —recorrió mi cuerpo con sus ojos. El vómito subió hasta mi garganta y bajó a mi estomago nuevamente.
   —Mi novia —Jungkook me tomó de la cintura y me acercó a él.
   — ¿Novia? ¿Quién lo diría Jeon Jungkook? Siempre te he visto con puras putas —se echó a reír   —. Un placer...
   —Angela —respondí. Él tomó mi mano y la humedeció con un beso.
   —Angela —repitió en un suspiro.
Erguí mi espalda. Jungkook acarició sutilmente mi espalda, notando mi incomodidad.
   —Por favor, tomen asiento. La cena estará lista en breve —Yoongi caminó hacia la mesa. Seguimos sus pasos.
   Jungkook acomodo mi asiento y se ubicó a mi lado.
La comida no tardó en llegar. Diferentes platos especiales. Frutas. Vino, el más caro. Todo parecía salir de la realeza.
   Yoongi no apartó su mirada de mí. Bajaba hacia mi escote y subía.
   —Cuéntame, Angela. ¿Cómo soportas a un niño como él? —Volvió a reír—. Tienes pinta de salir con hombres de mayor rango, como yo.
   —Creo que es algo personal, hemos venido para hablar de los arch...
   —A ti no te pregunte, Jeon —lanzó una mirada llena de odio hacia mi compañero. Relajó su rostro y volvió a dirigirse a mí—. Responde, Angela.
   —No es un niño. Te sorprendería el hombre que él es —observé a Jungkook, se notaba ansioso.
   — ¿Ya han tenido sexo? —dio una bocanada a su comida.
   — ¿Disculpa? Eso es muy personal —fruncí el ceño.
   — ¿Acaso te avergüenza hablar de sexo? Ya no eres una niña. Responde.
   —No lo haré.
   —Pues tu novio ha estado con muchas mujeres de aquí. Supongo que tiene la experiencia suficiente al coger con putas.
   —Ya... —Jungkook bufó molesto.
   —No digas que te enojarás porque digo la verdad —amenazó Yoongi—. Por cierto, bonito collar. ¿Puedo verlo de cerca?
   El platinado se levantó y avanzó hacía mí. Coloqué mi mano en la pierna de Jungkook y la apreté con fuerza, él sostuvo mi mano e intentó ponerse de pie para frenar a Yoongi, pero volvió a sentarse al recibir una mirada desafiante.
   Min acarició mi mentón con su índice, bajando hacia mi escote. La respiración se entrecortó al sentir su asqueroso tacto. Se detuvo en mi escote, haciendo círculos hasta llegar al dije de corazón. Lo observó con atención. Subió su vista a mis ojos, estaba más cerca de lo que deseaba.
   —Oro. Bonito.
   — ¿Podemos hablar de los archivos? —Jungkook inquirió sin paciencia. Yoongi llevó su mirada hacía él. Sonrió y volvió a su asiento.
   — ¿Cuáles archivos?
   —Sabes de cuales hablo.
   —Ya no los tengo.
   — ¿Cómo?
   —Un cretino me los robó —recostó su espalda en el asiento, con total calma.
   — ¿Cómo que te los robaron? ¿Acaso tú no eres quien tiene la mejor seguridad de este puto pueblo?
   —Me los robaron, Jungkook. Tú debes recuperarlos.
   — ¿Yo? ¡No! No haré el trabajo sucio por ti.
   — ¿Acaso te niegas a una de mis órdenes? —caminó hacia nosotros—. ¿Te has olvidado de quien soy y de dónde te saqué? ¿Dónde te puse? ¿Quién eres gracias a mí? —se detuvo detrás de Jungkook.
   —Yo...
   —Tú... —jaló del cabello de Jungkook y colocó una navaja en su cuello.
   — ¡No! ¡Por favor! ¡Detente!
   —Angela, no...
   —Tú irás por esos archivos. Tienes diez días para traerlos aquí —advirtió—. Sino, ya sabes las consecuencias. Y tú, belleza —volteó a verme—. No te asuste, así es este negocio. Supongo que tu bonito novio no tuvo tiempo de explicarte —se acercó a mí jugando con su navaja. Los matones en una esquina estaban atentos a cada movimiento de Jungkook. Listos para atacarlo si hacía algo en contra de Yoongi—. Bienvenida a esta secta —besó mi mejilla. Me limpie su saliva con total desagrado—. Váyanse. Tengo cosas que hacer.

El Hotel [+18] - Jeon JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora