¿Qué oscuros y retorcidos secretos hay dentro del Hotel Prixüm? ¿Quién es realmente Jeon Jungkook? ¿Qué pensamientos recorren su mente oscura y siniestra?
Bienvenidos al Hotel, donde las sombras pasean por la noche. Donde dormir puede ser peligroso...
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Abrí la puerta, Angela se encontraba detrás. Posé mis ojos sobre ella. Recorrí todo su cuerpo para analizarla. Sus piernas, largas. Su cintura marcada gracias a la seda roja que cubría su cuerpo. Sus clavículas y su cuello delgado. Sus labios rojos resaltaban el color miel de su piel. Sus ojos cafés fijos en los míos. Su cabello largo caía sobre su espalda. Caminó por delante permitiéndome ver su espalda. Recta, perfecta y desnuda para mí. Movía sus caderas al compás de sus pasos, de un lado a otro. Delicada y sensualmente. Abrí la puerta del mercedes y ella ingresó. Rodeé el auto para sentarme del lado del conductor. — ¿No tendremos chofer esta noche? —Yo seré su chofer, señorita —ella ladeó una sonrisa. Encendí el auto y nos alejamos del hotel.
Llegamos a una mansión a las afueras del pueblo. Cientos de autos. Gente vestida de gala caminando hacia aquella inmensa casa. Una alfombra roja nos dio la bienvenida. Analicé el pasillo principal de la casa. Floreros, adornos y cuadros de gran valor. Claro que aquí vivía alguien con mucho poder y algo me decía que ese "alguien" era quien había buscado por años. —Ven por aquí —tomé la mano de Angela y la guie al baño. Me siguió sin entender que sucedía—. Bien, te explicaré que haremos. Escucha con atención, ¿sí? —acaricié su mejilla. Ella asintió—. Estamos buscando los archivos, pero también tengo un presentimiento que el traficante es quien vive aquí. Yo me encargo de esos papeles, tú del dueño de la casa. —Pero... ¿Cómo? —Acércate, sedúcelo y dile que tu edad es de 17 años. — ¿17? ¿Crees que me creerá? —Lo hará, estoy seguro. Pero, Angela, ten cuidado. No te acerques a nadie más. No quiero que ningún hombre te hable —me acerqué a ella—. Si pudiera, no haría que nadie te mire. — ¿Acaso me estas celando? — ¿Y si lo hago, qué? Quiero que seas solo mía. —Yo quiero ser tuya, Jeon Jungkook —susurró cerca de mis labios. La tomé por el cuello y la besé. Coloqué mi mano en su trasero y la presioné contra mi cuerpo. Angela bajó su mano hacia el cinturón de mi pantalón. Intentó desabrocharlo pero la detuve. —Espera —musité entre sus besos—. Tengo algo para ti. No quería que esta noche sea una noche aburrida de trabajo —se alejó sin entender—. Date vuelta y apoya tus manos sobre el lavabo —Angela obedeció—. Relaja tu cuerpo —susurré en su oído—. Abre tus piernas —lo hizo. Acaricié su intimidad con mis dedos. Ella soltó un gemido. Corrí sus bragas e introduje lentamente un vibrador. Besé su espalda y la ayude a acomodarse nuevamente. — ¿Qué es eso? —Un vibrador —levanté el pequeño control que lo maneja—. Si te portas mal, recibirás un castigo —Angela mordió su labio inferior—. Ahora, vamos, preciosa.
Caminamos hacia donde la gente se dirigía. Un enorme salón con cientos de mesas y barras de licor. Nos sentamos en una de las mesas con mantel blanco y diferentes copas de vidrio. —Mierda —susurró Angela. Apreté un botón y ella dio un pequeño brinco—. Oye, no hice nada. —No me gustan las malas palabras —respondí bebiendo de mi champagne. —Tú siempre las dices —se quejó. —En este tipo de eventos no me gustan. — ¿Bromeas? Lo haces solo para molestarme, Jungkook. —Tal vez —ladeé una sonrisa.
La noche continuó. Música aburrida y diferentes comidas. Angela se notaba estar aburrida. —Iré por algo para tomar. ¿Quieres? —No, estoy bien, gracias. —Verga —se quejó cuando se puso de pie. Apreté el botón —Hijo de put... —otro botón—. ¡Jungkook! —intentó disimular—. Ya basta. —No digas malas palabras. —Bien. Solté una pequeña carcajada cuando se alejó. La observe en la barra. Parecía comenzar a divertirse cuando la música cambio a una un poco más alegre. Las luces disminuyeron. Comenzaba a parecer una fiesta. A lo lejos me miro y sonrió. Le devolví la sonrisa. Me parecía un arte. Todo de ella era magnifico. Su belleza era única. Mi sonrisa desvaneció cuando un joven se le acercó. Era alto y con el pelo castaño oscuro, lacio. Lo conocía de algún lado. Creí recordar su nombre, Kim Seokjin. Hijo de un empresario exitoso en el oeste del país. Tal vez, la misma edad que Angela. La castaña me observó, supongo que recordó la advertencia que le había dado. Sin embargo su mirada era desafiante. Se colocó de espaldas a mí y comenzó a hablarle. Acepte su desafío con una sonrisa satisfactoria. Decidí ir lento con el primer nivel de vibración. Angela junto sus piernas al sentirlo. Miro por encima de su hombro. Un poco más fuerte. Se inclinó hacia adelante. Sus piernas comenzaban a temblar. Colocó su mano sobre el brazo de él. Decidí ir por otro nivel. Angela apretó su vientre con su mano y acarició el costado de su cadera intentando disimular la incomodidad. Seokjin la tomó por la cintura y le susurró algo al oído, ella asintió. Mis celos me ganaron y fui por el nivel más fuerte. Angela se sentó y se puso de pie rápidamente. Él intentó llevarla a algún lugar. Me puse de pie mientras mantenía el botón apretado. Me acerqué a ellos. —Disculpa —tomé el brazo que sujetaba la cintura de ella. Lo aparté—. ¿Estas bien, amor? —solté el botón. —Si. —logró responder. —Soy su novio. Si nos disculpas... —nos alejamos. La lleve fuera del salón—. ¿Qué demonios intentabas hacer? —Lo que me dijiste —suspiro. —Dije que te acerques al dueño de la casa, no a alguien que quiera cogerte. —Pues él es el dueño, Jungkook. — ¿Qué? —Su nombre es Seokjin, su padre esta de viaje. Él vive aquí —corrí hacia el salón. Intenté buscarlo con la mirada pero ya no lo podía encontrar. Tal vez se había ido. Regresamos a la sala. Había olvidado por completo los archivos, ya tenía lo que más quería. Esta vez yo fui por las bebidas. Angela decidió quedarse en la mesa. Regresé con dos copas de gin y la encontré charlando con el oficial Namjoon. Él se alejó al verme caminar hacia ellos. Angela actuó con normalidad. Sé que él queria información y llevarse a Angela, tal vez alguien la buscaba.