¿Qué oscuros y retorcidos secretos hay dentro del Hotel Prixüm? ¿Quién es realmente Jeon Jungkook? ¿Qué pensamientos recorren su mente oscura y siniestra?
Bienvenidos al Hotel, donde las sombras pasean por la noche. Donde dormir puede ser peligroso...
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De pronto cinco hombres nos tenían sujetados. Los pasos avanzaron hacia nosotros. Hasta que la luz que provenía del exterior, iluminó su rostro. —Yoongi —musité. — ¿Tenían pensado verme mañana, verdad? —Ladeó una sonrisa—. ¿Cuándo aprenderás, pequeño Jungkook? —se acercó para acariciar mi rostro. Me aparté como pude. Mis brazos eran sujetados. — ¿Qué haces aquí? —Tienes algo que un amigo ha estado buscando. — ¿Un amigo? ¿De qué hablas? —Pasa —ordenó. De pronto un hombre alto. Un largo tapado negro y un bastón. Levantó su mirada pero la oscuridad me impedía verlo—. Señor Kim, él es Jungkook. —Un placer —su voz era grande. Se acercó, pude ver su rostro. En su mejilla una cicatriz. Ojos oscuros, pelo castaño como el de su hijo. ¿Amigo? De pronto la ira me consumía. Intente zafarme del agarre. Quería matarlo. Finalmente lo tenía frente a mí. —Busquen a Seokjin —Yoongi ordenó. Debía hacer algo, liberarme. Matarlos y huir.
Nos amarraron a unas sillas. Yoongi revisaba el lugar. Kim buscaba por otro lado. Tres de los cincos hombres buscaban por las habitaciones, dos se quedaron cuidándonos. —Lara —susurré—. ¡Lara! Necesito tu ayuda. ¡Lara! —grité harto—. ¡Lara! —Lara no vendrá —Yoongi apareció detrás de mí. — ¿Qué le has hecho? — ¿Yo? Nada —se inclinó hacia mí—. Pero creo que ella... —La muñeca apareció a su lado—. No es realmente Lara. Volteé a ver a Saddie. Ella se encogió de hombros sin entender que sucedía. La muñeca caminó detrás de Yoongi. Todos se alejaron. Incluso esos dos hombres que nos cuidaban. No estaban lo suficientemente lejos, un paso en falso y me descubrirían. Saqué mi pequeña navaja e intenté cortar la soja. Por el rabillo de mi ojo vi a Juana hacer lo mismo. —Despacio Juana —susurre—. Que no te vean. —Tranquilo, Jungk... —detuvo sus palabras al sentir un arma en su cabeza. — ¿Qué crees que haces, preciosa? Jalé de la soga para liberar mis manos. Rápidamente quedé detrás de él. Golpeé su mano para que tirara la pistola y con un veloz movimiento, rompí su cuello. Terminé de cortar el último hilo de la soga de Juana. Ella se encargó de liberar a Jimin y Taehyung primero. Buscaron las armas que siempre escondían debajo del sofá. Saddie y Angela fueron las últimas. Tomé la mano de Angela y le entregué una pistola. —Tranquila, solo úsala si es necesario —ella asintió nerviosa—. Vamos, huyamos de aquí. Lentamente abrí la puerta trasera. Las chicas corrieron primero, nosotros detrás. No tardaron mucho en darse cuenta de que no estábamos. Giré mi cabeza para encontrarme con la mirada de Yoongi detrás de la ventana. Rápidamente ordenó que nos siguieran. Lara apareció detrás de los hombres. Nos adentramos al bosque. No era precisamente el lugar más seguro, sobre todo si Lara no nos protegía. — ¡Mátenlos! —la voz de Yoongi se escuchó a lo lejos. Nos detuvimos un segundo para poder tomar aire. No podíamos verlos, tampoco escucharlos. No teníamos donde ir. La única solución era matarlos o morir. — ¿Qué haremos, Jungkook? —Juana respiró agitadamente. —Debemos matarlos. —No si Lara nos atrapa primero —Jimin miraba hacia todos lados. —Creí que ella era mi hermana, Saddie. —El día que hice el ritual, Yoongi me entregó una prenda. Juró que era de tu hermana. —Lo único que tenía de Lara era su muñeca. —Lo lamento. —De todas formas. ¿Cómo podemos matarla? —La única manera es arrancar la cabeza de su cuerpo y romper la estrella que cuelga de su cuello. —Encárgate de eso. Yo me encargaré de Yoongi. El resto cúbrannos. Todos escondidos detrás de los árboles. Jimin y Tae trepados en lo alto.
Los pasos se acercaban. Los murmullos eran cada vez más fuertes. Las hojas secas y ramas nos daban las señales de que pronto estarían frente a nosotros. —Encuéntralos, Lara —ordenó Yoongi. En ese instante, desde el piso, una nube negra ascendió. Las sombras seguían a Lara. La muñeca sonreía mostrando sus dientes. La nube era como una enorme ola. Lara desapareció dentro de ella. La nube se esfumó. El silencio volvió a aparecer. El gritó de Angela se escuchó. La busqué con la mirada. Lara la arrastraba hacia dónde la luz de la luna llegaba con fuerza. — ¡Ayuda! Tae y Jimin saltaron. Saddie y Juana corrieron. Avancé detrás de ellos. Escuché el primero disparo. Tae mató a uno de ellos. Otro disparo más, ahora Jimin. Apresuré mi paso. A lo lejos veía a Angela en el piso. Lara sobre ella y la nube negra que aparecía poco a poco desde la tierra. Las envolvía poco a poco. — ¡Hazlo ya, Saddie! —corrí a su lado. La nube crecía y crecía. Saddie sacó su navaja. Fijó su mirada en la muñeca y cuando estaba a punto de llegar, Yoongi apareció frente a ella con arma filosa en su mano. — ¡Saddie! —grité en un impulso. Juana apareció desde la oscuridad, empujándola y recibiendo el impacto ella. — ¡Juana! —Saddie cayó al piso. — ¡Estoy bien! —Juana presionó su costado. Yoongi retiró el arma de su interior. Volvió a levantar la mano para clavarla una vez más. Un disparó se escuchó. Cubrí mí oído al sentir la bala rozar mi oreja. Yoongi cayó herido al piso. La nube negra estaba terminando de envolver a Lara y Angela. — ¡Saddie! ¡Ahora! —Saddie se puso de pie. Corrió hacia la nube. No podía ver con claridad. De un segundo a otro todas las sombras desaparecieron. Saddie tiro la cabeza de la muñeca a un costado. Jimin corrió a tomar el collar y romperlo. —Angela, Angela —tomé su rostro en mis manos—. Despierta, por favor. Debemos irnos. Saddie corrió hacia Juana que estaba de rodillas. Sus manos sostenían su herida, las cuales estaban cubiertas de sangre. Angela abrió sus ojos poco a poco. Sentí el alivio en mi cuerpo. Sonreía al verla respirar. —Esto se terminó —Yoongi libero el seguro de su arma. Se puso de pie lentamente. Nos apuntó con su mano temblorosa—. Les he dado todo y así me pagan. —Tú me traicionaste. Sabías de Kim, mi hermana, de todo. Lo ocultaste. Eres uno más de ellos. —Sí, lo soy. ¿Y qué? Tú eres igual que todos ellos, Jungkook. Eres un asesino. Has matado a tanta gente... —Eran unas basuras. —Eran personas, como tú —me cortó—. Eres un monstruo, como yo, como ellos. Acéptalo, Jungkook. Jamás serán personas normales. Con vida normales. Por eso... les haré el maldito favor y acabaré con ustedes. Buenas noches... Cerré mis ojos esperando el impacto. Abracé a Angela y cubrí su rostro. Un estruendo se escuchó. Mi corazón se detuvo por un momento. Nada me había golpeado. Abrí mis ojos y observé a mis amigos. Todos tenían su mirada fija en el cuerpo frente a nosotros. Todos sorprendidos. Levanté la mirada y me encontré con el oficial Namjoon. Apuntaba al cuerpo de Yoongi. Él lo había logrado matar. —Namjoon... —Todos, arriba. Quedan arrestados por el secuestro de Kim Seokjin. Nos pusimos de pie, lentamente. Taehyung apareció detrás de él, golpeó su cabeza con una piedra. —Huyamos. No tenemos mucho tiempo, vienen por nosotros. Ayudé a Angela a ponerse de pie. Saddie abrazó a Juana y la ayudó a correr. Estábamos lográndolo, huíamos con éxito. Hasta que nuevamente esa ola negra nos seguía. —No sé detendrá hasta matar a uno de nosotros —Saddie gritó mientras corríamos. Juana detuvo su paso—. ¿Qué haces? —Juana se mantuvo en silencio—. Juana, ¿qué mierda haces? —Juana, ni lo pienses —extendí mi mano. Ella negó con su cabeza. —Juana, por favor. No. Ven con nosotros —Angela rogó. —De todas formas no sobreviviré. Mi herida es profunda, perdí mucha sangre... —Podemos salvarte —sugirió Jimin con desesperación. —Corran, los atrapará a ustedes también. — ¡Juana! ¡Mierda, no hagas esto! —Nos volveremos a ver, chicos. Huyan. — ¡Maldita sea! ¡Juana! ¡No! —Saddie sollozó. Juana sonrió con sus ojos llenos de lágrimas. Angela jaló del brazo a Saddie. Volvimos a correr. La ola envolvió a Juana y desapareció. Huimos. Escapamos de la oscuridad. De las sombras. Del hotel, a una nueva vida.