21. CONFIANZA, ÚNICA OPCIÓN

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Conduje hasta el hotel que Jungkook me indicó

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Conduje hasta el hotel que Jungkook me indicó. Llevaba conmigo una bolsa de ropa y alimento para esa tal Cielo.
   Abrí mi paraguas al bajar del auto. No era extraño que estuviese lloviendo.
Golpeé la puerta número 27. Una, dos, tres, cuatro y cinco veces. Comenzaba a perder la paciencia. Parecía que no había nadie en su interior.
   Saque un pequeño gancho del interior de mi saco e intente abrir la puerta. Para mi suerte nadie se encontraba en estos asquerosos pasillos.
   La puerta se abrió y yo ingrese al interior. Caminé sin hacer mucho ruido. Oculte una navaja debajo de mi manga, preparado por si alguien quería atacarme.
   Ropa interior tirada en el piso. La cama sin tender. Una bandeja de comida, intocable, sobre la mesa de luz. La habitación era iluminada por la débil luz del baño.
   Continué avanzando, analizando todo a mí alrededor. La puerta del baño se abrió por completo y los gritos aparecieron.
   — ¡Mierda! —ella gritó. Yo volteé al darme cuenta que estaba completamente desnuda. Con una toalla en su cabeza—. ¿Quién demonios eres? ¿Qué haces aquí? ¿Cómo entraste? ¡Llamaré a la policía!
   — ¡No! Soy Taehyung, amigo de Jungkook. He venido a traerte ropa y comida.
   — ¿Jungkook?
   —Si. Te trajo ayer, aquí —continué hablando de espaldas.
   —Oh, sí. Lo recuerdo. ¿Cómo entraste?
   —Forje la cerradura.
   — ¿No podías golpear?
   —Lo hice. Tú no escuchaste —comenzaba a irritarme. Su forma de hablar era intolerable.
   —Pues no. Me estaba bañando ¿Qué no ves?
   —Bien niña —volteé quedando frente a ella. Intento cubrir sus pechos. Fije mi mirada en sus ojos. Harto de su trato hacía mi—. He venido porque Jungkook lo pidió, no porque yo quisiera. De hecho, te dejaría morir de hambre en este apestoso lugar. Aquí tienes, ropa, comida y algo de dinero. Arréglate tú sola —giré sobre mis pasos decidido a irme. Sentí sus pasos detrás de mí.
   —Alto. No te vayas —me tomó del brazo. La observé sobre mi hombro. Se había colocado una de las mugrosas batas que ofrecía este hotel barato—. No me siento segura sola. Lo siento.
   —Wow, creí que nunca pedirías perdón —respondí con ironía. Ella frunció el ceño—. Bien, me quedaré solo unos minutos. Tengo cosas que hacer.
   —Podemos compartir la comida que trajiste —sonrió. Por primera vez vi una sonrisa en su rostro. Debo admitir que era cálida y bonita. Muy bonita.
   —Es para ti. Yo tengo suficiente dinero como para comer lo que quiera.
   —Me has dicho pobre. Está bien.
   —No, no he querido decir eso...yo, solo...De acuerdo, dame una porción.

   Pasó aproximadamente media hora. Cielo comió como si no lo hubiera hecho por mucho tiempo. Pese a que tener una bandeja de comida del hotel. Me limité a comer solo aquella porción que ella me alcanzó.
   Estaba sentada a mi lado. Movía sus pies. Respiraba suavemente. No había hablado ni una sola palabra. Yo tampoco, no era una persona sociable. Mucho menos con alguien que acababa de irritarme.
   —Bien, creo que es hora de irme —me puse de pie. Ella me imitó de pronto.
   —No —me cortó. La observé con desconfianza—. Por favor, no. No quiero estar aquí sola.
   —Aquí estas a salvo —la ignoré acomodando mi saco.
   —No, no lo estoy. Estoy segura que Yoongi sabe dónde estoy.
   —No, no lo sabe —fije mi ojos en los suyos. Estaba aterrada, aunque intentaba mantener una postura firme.
   —Anoche alguien intentó abrir la puerta. Por favor, no quiero estar aquí.
   —No puedo llevarte conmigo. No es seguro —caminé hacia la salida. Cielo jaló de mi brazo. Volteé para quedar frente a ella. Baje mi mirada, pues su estatura llegaba a mi pecho.
   —Me matarán, pronto. Lo sé. Te lo ruego, Taehyung —dudé por unos segundos. No parecía ser un juego. Estaba realmente asustada y segura de que alguien llegaría pronto para matarla. Pero no podía llevarla conmigo. Jungkook no lo permitiría.
   —Bien —busqué mi navaja en el bolsillo interior de mi saco—. Ten, defiéndete con esto —saqué una tarjeta—. Ese es mi número. Intenta no usar el teléfono de la habitación. Mejor usa el de afuera. Si necesitas algo, llama. Vendré lo más rápido posible.
   — ¿Puedo confiar en ti?
   — ¿Tienes otra opción? —ella sonrió nuevamente. Se colocó de puntitas y besó mi mejilla. Carraspeé para ocultar la sonrojes de mis mejillas ante tal acto.
   Corrí hacia el auto. Aquella llovizna se había convertido en diluvio.
   Encendí el auto y antes de marcharme, eche una mirada a aquella habitación.
No sabía nada de Cielo. Pero algo en mi interior le urgía protegerla de cualquiera que quiera dañarla.






El Hotel [+18] - Jeon JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora