Capitulo 41

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Nick

El cuarto día empezó de la peor forma posible.

__ ¡Nick, sube a tu cuarto!. __me ruega.

No, no, no. Otra vez no. Mi padre le cruza la cara de un bofetón a mi madre y ella mira la escalera. Sus ojos encuentran los míos y grito. Mia.

__ ¡Nick!¡Nick, despierta!¡Despierta, por favor! __oí que gritaba mi madre entonces mientras me agarraba por los hombros hasta que abrí los ojos.

 __ ¿Dónde está?¿Dónde está Mia? __balbuceé bañado en sudor.

__ No está aquí, Nick.

Tardé un momento en despertarme del todo y en darme cuenta de que sólo era una pesadilla. La misma pesadilla de toda la vida.

__ Ya, ya está... Ya ha pasado todo. Sólo ha sido un mal sueño. __Mi madre lloraba cuando me abrazo, esta vez no la aparté de mí.

__ No, estoy bien. __le aseguré, y le dije que me dejara en paz.

Me pasé la noche en vela intentando borrar la imagen de mi cabeza pero me resultó imposible.

El cuarto día continuó igual de mal que había empezado. Mi madre me ignoró durante la mayor parte del tiempo. Creía que eso era lo que quería, pero resultó que entonces me sentí... solo. Comencé a echar de menos a Mia. No dejaba de volverme para hablar con ella, de esperar a que dijera algo que me hiciera sonreír. Quería llamarla y estuve a punto de pulsar el botón verde un millón de veces, pero no lo hice. No puedo darle lo que quiere, y eso para ella es inaceptable. Esto es lo mejor. Me pasé la tarde mirando cuánto me costaría traer mis cosas de vuelta a Madrid. Acabaré viviendo aquí, así que no pierdo nada por adelantarlo.

No habría funcionado. Siempre supe que lo nuestro no iba a durar. Era imposible. No hay manera de que pudiéramos estar juntos para siempre. Ella es demasiado buena para mí y lo sé. Todo el mundo lo sabe. Veo cómo la gente se vuelve para mirarnos cuando salimos, y sé que se preguntan qué hace una chica tan guapa con alguien como yo. Permanecí durante una hora bajo la ducha pensando en ella, una hora después al salir del cuarto totalmente cambiado me quede mirando por horas la pantalla del móvil mientras me trincaba media botella de whisky antes de apagar las luces y quedarme dormido. Me pareció que el teléfono vibraba sobre la mesilla de noche, pero estaba demasiado borracho para incorporarme y contestar. La pesadilla se repitió, era Mia quien me decía que la dejara en paz en cuanto se sentó en el sofá.

Y eso fue lo que hice, me aleje de ella.

...

El quinto día me despertó la luz roja del móvil, que indicaba que había vuelto a perder una de sus llamadas, sólo que esta vez no lo había hecho a propósito. El quinto día fue cuando vi su nombre en la pantalla y luego ví una foto suya tras otra. ¿Cuándo se las hice?. No me había dado cuenta de la cantidad de fotos que le he hecho sin que se diera cuenta.

Mientras miraba las fotos me acordaba de su voz. Nunca me ha gustado el asentó peruano, me aburre mortalmente y me parece molesto, pero la voz de Mia es perfecta. Su acento es perfecto, y podría pasarme el día oyéndola hablar. ¿Volveré oír su voz?

"Está es mi favorita," pensé por lo menos diez veces mientras miraba las fotos. Al final me decidí por una en la que está tumbada boca abajo en la cama, con las piernas cruzadas en el aire y el cabello suelto recogido hacia un lado. Tiene la barbilla apoyada en una mano y la boca entreabierta mientras devora las palabras que aparecen en la pantalla de su libro electrónico. Le hice la foto al instante en que me pilló mirándola, en el momento justo en que esa sonrisa, la sonrisa más maravillosa del mundo, apareció en su cara. Parecía muy contenta de verme.

Saga II- 𝐓𝐫𝐞𝐬 𝐌𝐞𝐬𝐞𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora