Mi padre está fuera de si, me golpea tan fuerte que mi labio sangra.
— Padre!! Todo tiene una explicación.
Es lo que alcanzó a decir mirando a Kiara.
— ¿¡Qué explicación tienes para justificar lo que hiciste!?
Grita fúrico.
— No la amo papá, no la amo.
Digo tantas veces que no la amo para convencerme de lo que digo.
— Voy a casarme con Kiara, está esperando un hijo mío.
Dicho esto mi madre cae al sillón tras ella con las manos en su boca tapando la impresión que le causa, mientras mi padre mira con repulsión a kiara, quién permanece muda a un lado.
— Si te casas con esta trepadora, te desheredo. Serás un asalariado y como tal vivirás y cuando sea el tiempo se le hará una prueba de ADN al bebé,.. Y entonces, solo entonces la herencia pasará a manos de mi nieto cuando cumpla la mayoría de edad, es lo que hay...
Dice todo aquello mirando a Kiara y sale para encerrarse en su estudio, mi madre se me acerca, pasa sus manos por mi cara limpiando mis lágrimas.
— Hijo, siento mucho todo este desastre.
Dice para subir las escaleras dejándome solo con Kiara, me levanto y camino en su direccion.
— ¿¡Estás contenta!? Arruinaste mi vida, mi familia.
Gritó tomándola de las manos, sacudiendo la tiró al suelo y salió dejando llaves tarjetas de crédito y todo los privilegios que tenía, para vivir como un asalariado.
Kiara...
Me levanto y corro detrás de Donatello, caminamos por la gran avenida, el tiempo no ayuda, el cielo se pone oscuro amenazando con caer una tormenta.
— Podemos ir a mi departamento.
Le digo, pero no responde. Sigo a su lado, no lo quiero dejar solo, pero sus pasos nos llevan a un bar, donde pide una botella de tequila y en empieza a beber si parar, ignorando me magistralmente.
Y así pasan los días, que se convierten en semanas, nos mudamos a Turín, para empezar de cero, no creía seguir viviendo en la misma ciudad donde todos me señalan como la rompe hogares, tenemos 6 meces viviendo aquí, y su trabajo de asistente, en una empresa de exportación de enlatados, es algo que lo estresa y continúa llegando ebrio cada noche.
Yo continúo con mis estudios y un trabajo de medio tiempo, ayudo con los gastos, y ahorro para el día del parto de mi bebé.
Paso la mano por mi vientre abultado, miro por la ventana y los pensamientos me llevan a Pierina.
— Perdón Pierina... Perdóname, si puedes algún día que despiertes de tu sueño..
Mis lágrimas caen, los recuerdos duelen, siento un leve movimiento de mi hijo, es como si me dijera que al final, este resultado es el más hermoso de mi vida, no me lo esperaba y ahora lo espero ansiosa de conocerlo.
Donatello...
Tengo meses trabajando en lo único que encontré después de tanto buscar, creo que mi padre es quien tiene sus manos metidas en esto, para que nadie me de empleo de ejecutivo.
— ¡Un jodido asistente!!Me maldigo.
Después de ser jefe, tengo uno. La frustración me lleva a beber cada noche, llego a casa, la veo acostada con su mano en su abultado vientre en forma de protegerlo, me maldigo como pude siquiera pensar en pedir que lo aborte, es mi hijo después de todo, camino a la pequeña cocina, la cena está en el horno como cada noche. Vivimos en la misma casa y somos dos desconocidos que no se dirigen la palabra, camino a mi habitación, me ducho, no se cuánto tiempo paso, salgo y me meto en la cama.
"Tengo que darle una oportunidad a esta relación... No podemos seguir así, tendremos un hijo, eso será bueno."
Con ese pensamiento me duermo.
A la mañana siguiente, pensando en hablar con Kiara, para decirle que decidí darnos una oportunidad, ya no está, se ha marchado cómo siempre, temprano y dejando el desayuno listo, lo tomo y salgo con una nueva emoción en mi interior, darle un hogar a mi hijo y agradecer lo que tenemos, porque Kiara le a demostrado a mis padres, no ser la mujer trepadora, que ellos piensan, cometió un error del cual sé que está arrepentida, pero juntos lo superaremos...Kiara...
Siento mucha molestia en mi vientre, me levanto muy temprano, le dejo preparado el desayuno como siempre a Donatello, arreglo mis pertenencias, y salgo a la universidad... A medio camino, recuerdo que se me olvidó el programa que tengo para presentar la prueba y regreso a casa, ya Donatello no está voy a mi habitación en busca de la diapositiva, y siento correr un líquido caliente por mis piernas.
" Dios esto no está ocurriendo."
Cierro los ojos, no es posible, tomo mi maleta dónde está la ropa del bebé y mía, como puedo salgo a la calle y paro un taxi.
— ¡Señor! Lléveme al hospital por favor, mi hijo está llegando.
— Bien niña, vamos .
Se sube, y conduce a toda velocidad, mientras llama para que me esperen, llegamos me reciben, me colocan en una silla de ruedas, el señor toma mi maleta.
— Tranquila, todo saldrá bien.
Dice apretando mis manos, lo miro, le sonrío y me llevan a la sala de partos, me colocan el la mesa de partos, el doctor me revisa y le indica a la enfermera que será una cesárea de urgencia, mi hijo no tiene más tiempo, el líquido es poco y no hay dilatación en el cuello uterino.
Todo pasa en un par de horas, me despierto en la sala de recuperación, me llevan a mi hijo, lo miro y es la cosita más hermosa del mundo, chiquito y arrugadito pero hermoso.
— Hermoso mi bebé.
Digo, besando su frente y aspirando su aroma... La enfermera que me está revisando, sale para dar paso a mi.¿¡ Padre!?
— Su padre quiere verle.
— ¿¡Mi padre!?Adelante dice y veo que entra un señor mayor de unos cincuenta años con mi bolso en mano. "Dios es el taxista." Le sonrío nerviosa no se si sea un acosador.
— ¡Hola¡ pequeña...
Dice dejando mi bolso en el sofá
— Hola! ¿Usted es el señor del Uber?
— Si. Responde.
— Lo que pasa, es que me preguntaron por los datos, no supe que decir y dije que eras mi hija, Stella de la Rosa, soy Rómulo de la Rosa.
— Gracias por la ayuda de Rómulo... Mira te presento a mi hijo Salvatore Rossi.— Muy hermoso niña, lindo.
Dice dándole un beso en la frente.
Así, transcurren los días, me dan el alta, pido al doctor que le envié la muestra de mi hijo a la dirección que le indicó, pero que lo haga tres días después, me despido, salgo voy con mi hijo y mi bolso, no se a donde ir, no quiero regresar con Donatello, vivir así no es vida, camino despacio, siento dolor, espero un taxi y es Rómulo quien me espera.— ¿A dónde la llevo niña?
Suspiro profundo .
— No se Rómulo... No tengo donde ir, mi vida es un desastre, lo único bueno es mi hijo.
El hombre me mira por el retrovisor.
Y recuerdo.— ¡Oh por Dios! Volvamos al hospital, los nombres no se registraron, los dejé en ese error.
Digo, frena y me mira y no creo lo que escucho.
— Niña, no tienes a dónde ir, nadie te espera, yo no tengo familia,mi esposa murió hace dos años, mi hija murió dando a luz a mi nieto... No tengo a nadie.
— ¿Quieres ser mi hija? Me darías el honor de ser el abuelo de tu pequeño Salvatore?
Abro los ojos,
"Dios una nueva oportunidad para empezar de cero"
Kiara y Donatello

ESTÁS LEYENDO
PEDACITO DE CIELO, Un Amor Sin ADN. Libro #1 De La Saga Cielos Eternos
RomancePEDACITO DE CIELO Un amor sin ADN Stefano Pierre. Un doctor en pediatría, soltero sexy, y apasionado . Tras la traición de su prometida regresa a su Roma natal, dónde el destino le tiene preparado un encuentro con el verdadero amor que viene con e...